Posesión Portillo; Noviembre 5 de 1911, noche
- EMEDELACU

- 30 sept 2023
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Buenas noches, hermano mío.
Día de recuerdos, día significativo; día de recuerdos de victorias y a la vez de luchas; día que mi espíritu se multiplica en todas partes y se hace oír; día aciago, de lucha y de demolición, de pruebas y de combates por las armas mortíferas de los hombres, ocasionado todo por una falta pequeña, y la causa es el no haber aprovechado la luz, que en todos los tiempos se mostró a los hombres.
Mas éste era el día en el cual se cumpliría la venida del espíritu de verdad; día en el cual debía haber traspasado la luz, la montaña de granito, donde anidan los hombres de las pasiones; donde la carne reina y se olvida la luz; atienden la carne y olvidan nuestros llamados; en este día se revuelcan en el polvo, bañados en su sangre numerosos cuerpos humanos llevados al sacrificio cruento de una guerra inicua y quedan en sus palacios los que ciñen la corona, sin que la conciencia les acuse de sus desaciertos y de su iniquidad; es mucho de lamentar, porque han faltado al principio humano, que con grandes esfuerzos logramos los espíritus reconcentrar, allá, en La Haya.
Hoy me ha precedido el mayor de los espacios. Con gran veneración los Consejos del Padre oyeron su voz, su exhortación y yo me henchía de alegría, pues ya mi espíritu puede reposar. He sido juzgado en mi obra. Mi voluntad fue mayor que los frutos producidos.
Esta luz, por él vertida, ha traspasado la montaña de granito, porque viene de la inmortal Sión y, con tal fuerza, que nada podrá oscurecerla porque viene ayudada de un esfuerzo recíproco de los mundos superiores.
Pero los hombres de la tierra han rebatido los principios de la luz, por sistema; y la luz se retiró de ellos, no pudiendo entrar en los antros donde la tiniebla reinaba; y hoy se agitan los hombres, porque saben que existe el bienestar y por causa de los sistemáticos no lo poseen en lo que tienen derecho a poseerlo y aun así no quieren oír.
Hoy, muchos se ven en el peligro, muchos llaman, y aunque contestamos, no pueden oírnos, porque están sujetos al carro del sistema, a la montaña de granito.
¡Por fin se ha abierto la brecha por donde entrará la luz a disipar la tiniebla! Pero hay que combatir con tesón, con coraje, a la materia en su acción y al espíritu en su reacción; hay que llevar el amor que les falta y demostrarles que la luz viene de Sión, de los Consejos del Padre, el centro universal donde irradia lo que no se localiza, lo que es general, lo que tiende a llenar los vacíos y que sólo el choque con lo reaccionario lo retarda, en perjuicio de los sistemáticos, el mal repercute y lo sienten más, los más sensibles, y no oyen lo que quisieran oír, lo que llenaría el vacío del mundo tierra, la palabra que desciende del centro de la sabiduría, de los Consejos del Padre y cuya palabra es amor, amor, amor.
Por eso, en este día aciago por el clamor de los que luchan y se hieren como fieras en medio de los ayes dolorosos de los que sucumben por el acero y el plomo enemigos, allí estamos nosotros, porque entre ellos están nuestros afines y evitamos los tremendos choques; las terribles represalias y, ¡quién sabe si todo lo podremos evitar y esto nos duele y hace sufrir a nuestros espíritus! Pero aún en medio de estos sufrimientos, hoy es para mí el día del amor universal, porque lo proclamó el que no se equivoca, para la humanidad, por la que tanto hice, a la que di todo mi botín y que tan ingrata fue para mí, con honrosas excepciones.
El amor proclamado, es el conocimiento de sus deberes de cada uno para con todos universalmente y no para entre las razas o pueblos, eso sería egoísmo y no acabaría la contienda; y el primer artículo del amor que se proclama es la paz; en el amor que se proclama no puede ser olvidado el hermano; el amor que se proclama manda olvidarte antes a ti mismo, que a tu prójimo; manda que cada cual cumpla su misión.
Esta voz la sienten en toda la redondez de la tierra y por la oposición del espíritu reaccionario y la acción de la carne está la humanidad en cruenta lucha en Oriente, en Occidente y al Norte; acuden unos a la celeridad del pacto, los otros no saben dónde; no hay más tribunal en La Haya, donde los espíritus de reconciliación se daban cita; en este tribunal, ideado por los espíritus de luz para dar una tregua a esta proclamación del amor universal, ha evitado muchas catástrofes, ha sido hoy desatendido su llamado, se niegan a someterse los que se comprometieron por su palabra y por su firma, y, desoyendo el llamado de sus jueces, son quienes inician primero el fuego, antes de oír a la razón.
Vuelve el mundo a su estado primitivo; son los eternos sistemáticos los causantes y ya el cáliz rebosa de amargura; pero aún hay un algo, aún se encuentra un algo, buscar al ángel de su guardia, él les habla, pero no están preparados y no lo pueden oír, porque quedan unas nubecillas que empañan su espíritu.
Esperad un momento más, estas nubecillas se limpiarán sin fatigas, cesarán, porque se implantará la justicia por la justicia misma y respetará lo que firma de puño y letra el hombre; hoy, por el egoísmo y la fuerza bruta, lo que el hombre firma con una mano lo borra con la otra; no es así la luz que viene de la ciudad santa, que hoy queda implantada.
Vosotros, misioneros de paz, sois los encargados de la promulgación de esta ley de amor; a todos lo decimos, porque lo que aquí digo y se ha dicho, lo repiten millones de espíritus a la vez, en todo el planeta y en todas las lenguas.
Esta es la acción de hoy, que hacemos por el concierto universal de los Consejos del Padre; pero el mundo opone siempre el raciocinio sistemático, obrando sobre la inocencia que causa la ignorancia y nos duele que estas criaturas, preparadas para el bien y el amor, sean tan mal enseñadas y peor utilizadas por los poderes, y esos poderes se quedan en sus palacios, dirigiendo a mansalva la destrucción de sus semejantes, sin que su egoísmo y su sistema les deje lugar a oír la voz de su conciencia; y nos duele más porque ya en la tierra iba llegando la verdadera soberanía.
Bajará, pues, la soberanía del cielo (diré para ser entendido de todos), y se impondrá sobre los sistemáticos y bajará no como luz astral que no pueden comprender, sino envuelta en un cuerpo material y serán derrocados de sus asientos el despotismo, la reacción y el egoísmo, y se dará la ley de amor.
Por millares será dicho lo que este cerebro dará; diré más, resolveréis lo que muchos millones no resolverían, amando al hombre por sí mismo, al andrajoso antes que, al magnate, porque el magnate se ama a sí mismo; pero como entonces la comuna será establecida en su verdadero y entero valor, el magnate no existirá, porque el amor todo lo habrá dominado y los dragones habrán perdido su imperio.
¡Humanidad... Humanidad!... Yo luché para que no bebieras hiel; mis luchas fueron estériles y hoy lucho en espíritu con los espíritus de Dios, que nos valemos de la materia de nuestros afines encarnados, para que bebáis el dulce néctar del bienestar, de la paz, del amor.
Luchad, misioneros, y con la luz en la mano, llevad la convicción al sabio de la necesidad de conocerse a sí mismo, y ya tú, hermano mío, lo has dicho: “Es muy dudoso que el sabio inflado se conozca, porque es muy duro saber que no sabe”, pero contigo estamos todos, venceremos, y entonces descansaremos sobre las conciencias.
Veo la cizaña y la tea entre las manos de algunos de los pequeñuelos; es una nota discordante, recuerdo de la opresión. No son ellos los que la encienden y la sostienen, sino los otros, los sistemáticos que la encendieron y les ha sido arrebatada por la represalia. Corred vosotros y os la entregarán apagada, porque les llevaréis amor, el amor que buscan y no encuentran, y con el amor la paz y el bienestar.
Ya es tiempo de que la unidad comunal sea una unidad como un solo individuo en un organismo homogéneo; si aún no es así, es por la reacción ingrata de la materia, a la ley armónica, que esta reacción ocultó todo el tiempo que podía, pero cuando llegan al sumo grado rehúyen la justicia, por cobardía, y porque se apoyan en la falsedad; ése es el momento del árbitro divino, ése es el momento del misionero, ése es el momento altivo del cerebro del médium utilizado por los espíritus del Padre para que el misionero sea reconocido como portador de luz, para subir a la montaña enigmática desde donde se divisa el centro de los consejos de la sabiduría. Sube el misionero y le siguen todos los hombres; todos no podrán subir a la cima, de momento, pero llegarán a la falda de la montaña donde llegan los torrentes del agua saludable; allí beberán y tendrán fuerzas para subir a su tiempo.
Sí, hermanos míos todos de la humanidad, bebed de esas aguas salutíferas y en ellas tendréis valor y entusiasmo para estudiar la cosmología que encierra la ciencia del amor universal.
Allí veréis por miríadas los seres felices que os saludan y animan a subir.
Mas, oíd, yo os lo pido en mi primer día feliz; oíd la sagrada palabra del espiritismo, que es el conjunto, que es el centro de la verdad, que es la luz, porque es amor y el amor es la justicia.
Hermano mío, el plano está trazado. Levanta el edificio que se te ha encomendado, reuniendo los cuatro puntos cardinales del globo, bajo una sola gran cúpula; tú eres el ingeniero, levanta la obra, que para su adorno ya llegan los grandes arquitectos de la historia del arte, de la poesía y lo embellecerán.
Paz; recibid mi amor.
Jesús de Nazareth.
Aquí no ha escrito en la arena
Jesús, como antes lo hizo.
Tampoco habla ya con pena;
pero pone como erizo
la carne, con sus endechas,
porque a izquierda y a derecha
le señala rumbos fijos
que no seguirá, de fijo,
hasta que la ley someta
al clarín de la trompeta
llamando al hombre a juicio.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I
Autor: Joaquín Trincado
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