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Joaquín Trincado

Posesión M.P. Noviembre 21 de 1911

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 30 sept 2023
  • 4 Min. de lectura

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Se posesionó bajo contracciones de gran fuerza y por intuición supe que el espíritu que tenía delante era el del terrible Felipe II, rey de España; lo comprobé por la médium escribiente M. O., y por el vidente González.


Como este hermano ya había sido traído el día 14 y no quiso ni hablar, ni ceder en su orgullo, despidiéndose dando terribles golpes y bufidos, hoy hice un esfuerzo supremo para llevarle la confianza, entrándole por su grandeza y por mi patriotismo de español, con la promesa que le descorrería el velo que tanto le hacía sufrir y me contestó:


“Mis males no los puedes tú remediar”. –Comunícame, hermano, tus penas y en nombre del Dios de Amor y de la Madre de Jesús, a quien amabas, yo te ayudaré y tus males cesarán; reconoce a un español de nacimiento, aunque mi patria es el universo, pero que sabe tu historia y sabe hacerte justicia y se adelanta para no hacerte sufrir.


Felipe, la historia te ha juzgado y su sentencia es favorable al hombre de gobierno; ahora se te quiere juzgar en amor para que entres de lleno en el progreso espiritual, y sabe que estás rodeado y los veo, de Francisco Xavier, otro español, que es el jefe superior de los espacios, Jesús, y María, su madre, y te hacen guardia de amor dos reyes: Alfonso XIII y Eduardo VI. Con esto, oye mis palabras y examina si en ellas hay algo que no sea amor y deseo de tu bien...


Dos gruesas lágrimas salieron de los ojos de la médium; el vidente vio una legión de obispos, canónigos y frailes que llevaban aún el féretro de este rey y en el momento de presentir la luz por el remordimiento, tiraron el féretro y las cruces y huyeron despavoridos. Yo dije: –Hermano Felipe. Bástenme esas dos lágrimas, que tienen valor suficiente para pagar tus deudas, creadas por los desaciertos de tus malos consejeros; yo las presento al Dios de amor y la luz te será dada... Aquí exclamó:


–¡Hermano, hermano!... Me has hecho cambiar de idea; yo fui poderoso y la voluntad mía era la voluntad de todos, porque todos, en la tierra respetaban mi voluntad, unos por adulación, otros por temor, los menos por amor. Pero ya que he cambiado la idea te diré: ¿Por qué progresáis tan despacio? ¿Por qué se han precisado a abandonar aquella tierra los hijos de España?


Te voy a contestar, hermano Felipe. En cuanto a que los hijos de tu España tengamos que salir de ella por falta de medios de vida, es porque no eres tú su rey Jefe, que supiste henchir sus cajas de oro; pero obedece a una ley de evolución que ahora aún no comprendes y comprenderás tan pronto te dé la luz. España crio muchos hijos y esta nación es uno y a ella venimos a traerle el regalo de la madre que le dio el ser y está obligada a darle lo bueno que la experiencia de sus años, de sus infortunios y de sus achaques le dan. Aquí venimos los que tenemos fuerza y virtud para representar la vida inmortal de la vieja Madre, tan digna de respeto, como vieja enferma, por la enfermedad de la evolución, y los hijos, hermosos y ricos, le corresponden dándole el alimento y las riquezas y las energías de su juventud; estrechamos lazos, y la España Madre se cura, se acrecienta y se hace inmortal en su misión espiritual.


En cuanto al progreso, tú lo ignoras; pero si sólo tuvieras a Cervantes, era bastante para no llamarse retrógrada.


Mas, pronto podrás ver aquel Tajo, convertido en manantial de más de medio millón de caballos de fuerza eléctrica y todos los pueblos de España alumbrados por la electricidad, última palabra del progreso; recorre todas las Universidades del mundo y verás los estudiantes con la gramática española porque es ley universal; verás progreso en las artes, en todas las industrias, ¿y dices que progresamos poco? ¿Quieres más? Pues a ti te esperan los españoles; aprende el progreso del amor, que es la ley salvadora, báñate en la luz de esa verdadera ciencia y toma materia y dale el progreso que quieres; pero, antes, ayuda a este español que es tu hermano, no tu siervo, a llevar la obra que tiene encomendada y para cuyo objeto te han traído… Llora, sí, hermano Felipe, porque esas lágrimas lavan tu conciencia, tantos siglos ofuscada por los que ahora te abandonan, y corre tras esos grandes espíritus; yo te concedo la luz. Ve la verdad; corre, y salva a tu amada España.


¡Oh!... Gracias, hermanos, no puedo más; veo la luz, voy a descansar, volveré. Adiós. ¡Oh!... ¿Qué veo? ¡Oh! Ya otra vez me juzgaste allá en Granada, entonces pagué oro por faltas, hoy cobro de tu justicia, la luz. Gracias.

Felipe II.

Se posesionó el hermano Juan Bautista para limpiar a la médium de los fluidos pesados; nos dijo lo mucho que había costado retener al anterior espíritu, porque era castigado por una muchedumbre de clérigos y frailes; ayudó a varias personas y se retiró.

Posesión L. L.

Se posesionó la hermana Juana dando algunas explicaciones al médium vidente González, y le prometió que ya no le molestarían tanto algunos juguetones. Hizo su acostumbrada revista a los asistentes dando consejos a cada uno, según sus preguntas y necesidades.


Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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