Posesión Portillo Noviembre 12 de 1911
- EMEDELACU

- 30 sept 2023
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Paz entre vosotros.
Heme aquí. Recuerdos de mis pasos por la tierra... Heme aquí... Vuelvo en espíritu y vuelven los que están en las tinieblas.
La luz es sólo dada al amor; mi discípulo amó al mártir, pero odió al verdugo, por eso mi discípulo ha sufrido; no basta amar a uno, hay que amar a todos, el odio no puede entrar en la luz.
Él amó, pero no midió la distancia que había entre la víctima y el verdugo, y él, la víctima, había medido esa distancia, y bebiendo la cicuta perdonó.
También esta lección es apropiada para la humanidad, para que su inteligencia evolucione en la equidad y justicia, porque no basta hacer justicia, hay que hacerla con equidad.
Ver si el sabio se rige por la justicia y equidad; y si obra influido por la concupiscencia, no hará justicia; en cambio, si libre es de la concupiscencia, la letra de la ley no le sirve, es el espíritu de la ley lo que reinará en su razón y hará justicia equitativa.
En mi juicio, había los dos polos opuestos: la víctima y el victimario y, sin un mediador, los dos polos chocarían; pero el amor de la víctima era el mediador y dijo al victimario: “Te perdono”, y los dos polos dieron luz.
Sin este mediador, la concupiscencia habría triunfado; con este mediador, la equidad se impuso y el amor triunfó, el soborno fue denunciado, la injusticia castigada en sí misma y el orgullo humillado en su tiempo. Si mi discípulo hubiera tomado esta lección no hubiera sufrido, porque era medir las distancias; entre el hombre y la mujer hay una distancia por la materia, no por el espíritu; la naturaleza de la mujer es débil para el engaño y el soborno, le basta el incienso de la adulación; la influencia delicada de la carne domina su ser por la vanidad de los hombres. Por esto, aquella sucumbió y el sabio que había medido este camino, la perdonó antes de cerrar los ojos.
Mi discípulo sabe que estas distancias hay que medirlas y de los sabios son estas lecciones, hasta que los hombres, por las evoluciones, por las caídas y las rehabilitaciones, ley general por la que todos pasan y hemos pasado, lo sepan; la justicia es secundaria, evolutiva, y responde al grado de cultura de cada pueblo; he aquí porque es tan vituperable en vuestro mundo la ley, de un momento a otro momento.
Estamos en la unidad, unidad que basta para la justicia cuando se reconoce dentro del grano de arena del mundo en que vivía, y se reconozca esta unidad y sobre los principios busque las causas, las encontrará en la gran ley de la cosmología universal, en las esferas que veis
¿Qué hay en los espíritus y qué son ellos? Granos de arena del inmenso cosmos, que por las evoluciones, por las caídas, por la rehabilitación, han sabido medir las distancias y se han elevado por sus luchas; los hombres de la tierra, por la lucha tienen que elevarse, pero cayendo y levantándose por lo resbaladizo del camino arcilloso de la materia; pero su espíritu sufre en esas caídas y aprende a medir las distancias de sus pasos y la fuerza de cada uno de éstos, para subir la penosa pendiente; pero no basta que él mida la distancia de sus pasos, tiene que ver de no causar daño a un tercero ni a un segundo; mi discípulo estaba saturado de amor y no vio la luz, por su falta de medida, porque en su mucho amor causaba daño a un segundo, que era la que por su debilidad de mujer, y por el ambiente, no podía medir estas distancias.
La medida de estas distancias trae la unión sin diferencias, y la falta de esta medida ha traído esas razas, castas, clases y territorios.
Hemos llegado los espíritus luchadores asiéndonos al espíritu de las leyes, y no a la letra que mata el espíritu de la ley.
Esta es la ley de las evoluciones y éste el llamado a los hombres de la ley; y los espíritus que peregrináis por el resbaladizo camino de la carne, debéis medir muy bien las distancias para que la luz no sea empañada por las tinieblas en que yacen los que aún no saben medir las distancias en la ley y en los seres.
El Padre es justo y hay variedad en cada individuo. ¿Cómo queréis que una sola ley de los hombres rija todas las materias? Pero la luz no puede penetrar hasta que el espíritu sabe medir las distancias, las diferencias sociológicas de los individuos, y ésta es la unión de ideas, porque se calculará el grado de cada uno.
La igualdad de castigo en la ley, es una ignorancia; es la voluntad de la materia, y si se pospone al espíritu, es una falta de medida, es andar en camino obscuro, sin luz, son “Los dos polos cerrados en circuito, sin mediador”.
La medida de las distancias es la luz que viene de la cosmología universal; es el néctar que endulza la vida de lucha del mundo tierra y de los mundos inferiores.
La carne vacila, porque cree de su derecho algo de la ley y no lo comprende sino cuando su rehabilitador, el espíritu le da luz. Pero no se comprende esto, por un prejuicio original, por el que han pasado religiones, sociedades y naciones; ese prejuicio es la rémora del espíritu, el terror a la muerte eterna.
Los misioneros os han dicho y os dirán que el Padre no castiga a sus hijos y que (si el Padre lo entendéis “Dios”) Dios no necesita holocaustos, le agrada el progreso de sus hijos y para ellos quiere la grandeza que conquisten.
Yo os lo digo: llegó el progreso, iniciado, no en los misterios de la naturaleza (la naturaleza no tiene misterios), sino en el estudio de la cosmología, donde el Padre tiene el libro abierto, sin aguardar secreto a sus hijos; y cuando haya aprendido en ese gran libro a medir las distancias, puede decir el hombre: he llegado a la medida, por mi propio esfuerzo.
Pero el hombre se retarda por los resultados de vuestras ciencias débiles y aún queda el mal moral, del prejuicio y del misterio; y yo os lo repito: el misterio no ha existido. Desde el principio hasta el fin puede el espíritu aprender; no hay más misterio que la eternidad del progreso, por el cual siempre se vive en el presente. Por esto, vuestro espíritu, en combinación con su presentimiento, valido de la materia perfeccionable, busca y rebusca el más allá: quiere libertarse de la opresión y vivir la libertad del Gran Cosmos, porque en el espíritu está impresa su posesión.
Buscan los hombres el principio de las cosas, con sus ciencias, débiles, porque son materiales y estos principios del espíritu se escapan al análisis hasta que el hombre, por su evolución, por sus caídas y rehabilitaciones, levanta el vuelo al centro de la luz y descorre la cortina que le encubre esos secretos; pero no entrará el hombre en posesión de esos secretos mientras no le rija en todos sus actos el amor, que es la ley armónica del universo.
El Padre es sobrio y sólo pide a sus hijos el amor; y por el amor en el espíritu es tendencia venir a sus afines, para adelantarles este deber de amar y por esa ley grande, única y universal trabajamos los espíritus y trabajan los hombres al conocerla.
Vosotros habéis oído nuestra voz y trabajáis por conocer esta ley, porque vuestro espíritu ha visto el resultado del amor y la unión de los mundos superiores; y, entre vosotros, hay quien ha habitado en alguno de esos mundos y también quien ha visto la luz de mundos siderales y, éstos, saben que en éste, como en los otros mundos, lo material es transitorio y sólo el amor perdura, porque es la ley del Padre; ellos os dirán lo que su espíritu ha visto; Jesús lo dijo, como lo podían entender en su tiempo; pero anunciaba al que hoy os diría la verdad, sin símbolos ni parábolas y se cumple.
El alma encarnada, también necesita sentir la fuerza del amor, y cuanto más fuerte es la materia para resistir la concupiscencia, tanto más siente el alma la luz que le da el espíritu y es cuando mejor comprende la ley que rige los espacios sin fin y fija un único objetivo, como su punto de mira, cuyo objetivo está en el centro de la luz y de la ley y es el que llamamos Padre, cuyo nombre universal ya les llegó a sus hijos de la tierra: ELOI.
Cuando el espíritu ha podido penetrar su pensamiento en aquel centro, ha conocido la clarividencia de las cosas que le rodean y le ayuda el alma a dar forma a nuestro pensamiento, de la armonía universal y he ahí el lazo de unión de la universalidad, lazo poderoso e inesperado, cuando no se tiene la clarividencia; lazo mágico, cuando está se tiene; y ese lazo urge darlo a conocer, porque es el camino para librar de la opresión a los oprimidos que ya, en su protesta piden ese camino.
Esta es la última trinchera donde se apoya el enemigo que combatís; es la que habían creído inexpugnable, pero con la clarividencia la descubristeis y la clarividencia os hizo ver la armonía universal. Ya tenéis el fundamento de la ley, armónica, grande, única y universal, que también han entrevisto los oprimidos y por eso la reclaman y sólo esperan que haya quien se la diga y lo recordarán; y la trinchera será ocupada por el conquistador.
El enemigo, en su trinchera ya no presenta armas, porque no las tiene, y esas armas, si tuviera clarividencia, sabría que las tiene en el sótano y las tiene olvidadas.
A esta lucha os invitamos; el camino ya lo sabéis y también sus salidas; los espíritus del Padre os acompañan; pero, vosotros sois el árbitro de los Consejos de Sión; tenéis clarividencia, poder y voluntad y no retrocederéis.
Hasta sois hombres que medís las distancias entre los hombres y los espíritus descansamos por este proceso de nuestra misión.
Estad preparados a la consigna; no olvidéis la medida; pero no causéis daño a un tercero ni a un segundo y proclamad la ley de amor y la amnistía cuando el enemigo tome el puesto en su última imposible defensa.
La paz sea entre vosotros, el amor os una. Paz.
Jesús de Nazareth.
¿Qué si es maestro Jesús?
Vaya... Dígalo esa pieza.
De medidas... de experiencia,
de amor, hasta a Belzebú...
Belzebú... ¿ha hecho algo malo?
Si es ingenioso no es malo,
porque toma bien medidas,
y quien mide es sabio y cuida
de no hacer daño ni fu...
eso, sólo es de los... gatos.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I
Autor: Joaquín Trincado
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