Posesión Pedro Portillo; Agosto 27 de 1911
- EMEDELACU

- 26 sept 2023
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Heme aquí entre vosotros; el que descendió al pueblo judío con la antorcha en la mano, para llevar la luz a toda la tierra, y no para subir al Gólgota, donde equivocadamente me llevaron, porque así pretendieron obscurecer la luz, que dañaba los ojos miopes de los sacerdotes.
Yo venía a reunir toda la grey humana en un solo rebaño y bajo un solo pastor. Mi palabra viril llegó a los corazones deprimidos, y éstos, deseosos de sacudir el yugo opresor de las castas que se llamaban de origen real y divino, movían de vez en cuando alguna manifestación de protesta; y como temieron los sacerdotes perder los derechos que ellos por la fuerza y el dogma se atribuyeron, y fuesen impotentes a dominar al pueblo levantisco, me tomaron el nombre de “Hijo de Dios” por blasfemia y pensaron que, con la muerte del pastor, se dispersaría el rebaño.
¡Oh, casta impúdica!... Yo te perdono... ¡Con mi muerte, te llenaste de oprobio!... ¡Humanidad ciega!... Yo te perdono...
Más el hijo del Padre os llamó; estoy sobre vosotros, aunque me habéis hecho sufrir; os he mandado misioneros y vosotros... Sacerdotes... Casta impúdica... Habéis sido otra vez piedra de escándalo... Os perdono...
Yo quiero el bien por el bien mismo; yo os prometí repetir mis palabras y venir a reunir el rebaño que con vuestro escándalo habéis descarriado. Ya en la tierra me encuentro en espíritu y me dejo oír de todos; mis palabras resuenan en toda la tierra, llevadas hoy por el progreso y aún seguís siendo los soberbios de la raza sacerdotal, mil veces prevaricadora, y la paciencia llega al límite marcado, pero os perdono aún; aún tenéis tiempo de salvaros como efectos parciales de la causa inicua que os ciega.
Pero, en cumplimiento del llamado del Padre, la causa infame de tan desastrosos efectos, por efecto de la gran causa de la ley de justicia, perecerá en sí misma.
Oíd la voz de los misioneros del Padre; del mesías salvador de los mesías; del Espíritu de Verdad prometido; porque es la voluntad del Padre que no podréis resistir.
Basta ya de guerras fratricidas; todos venimos del mismo principio y caminamos al mismo fin; no equivoquéis el camino. Yo señalé el derrotero y hoy se os ponen jalones de luz para que os guíen a la conquista del gran Cosmos, donde la ciencia es la verdad y la luz el premio al trabajo.
Porque habéis puesto un valladar, yo no puedo penetrar en vuestras conciencias ciegas y yo no puedo separarme de los míos; de los humildes de corazón y fe elevada, que, en su amor, quieren alumbrar a los tenebrosos, mientras es el tiempo de tregua.
Yo quiero que el mundo sepa que puedo llegar adonde están mis congregados. Quiero que el mundo sepa que fui hijo del hombre; que nací en un pueblo del planeta y que en el planeta quedan mis restos... –¿...? –No me lo pidas, hermano querido; aún no es hora; aún te lo disputarían y lo falsificarían; pero se te ha prometido y a su hora los tomarás en tus manos como bandera de paz para todos y de confusión para otros pocos que no encontrarán un rincón ni aún en las entrañas de la tierra donde esconder su vergüenza, porque de mí han hecho un Dios conforme a ellos, y por lo sinrazón de sus dogmas, veo descarriados a mis hermanos menores y es hora de reunirlos, porque no son culpables de todos sus pecados: los responsables son los que me presentan, que no conociéndose a sí mismos, pretenden descubrir a Dios.
¡Oh, malos intérpretes del tesoro de la verdad que recibisteis!... Habéis hecho una amalgama infame con la alianza que aún defendéis y en la cual os ahogáis; y, sin embargo, en ellas, en las doctrinas de todas las religiones, está la verdad con la voz del Creador, porque el Padre no olvida a nadie.
Mis beneficios reportan para vosotros el ser libres y conscientes dentro de la luz; mis ojos se fijaron en los pequeñuelos; fijadlos vosotros y sembrad en ellos, pues son los defensores de la causa del Padre.
Seguid mis enseñanzas; no dudéis que donde se reúnen los hombres en mi nombre invocando al Padre, yo estoy y dad testimonio al mundo.
La paz sea con vosotros. Vuestro,
Jesús de Nazareth.
En el portal de Belén
dicen que nació Jesús
y que se subió a los cielos
con las sandalias y todo;
pero, ya veis de qué modo
Jesús desmiente a esos ciegos,
y os juro por ... Luzbel,
que Jesús quedó en el suelo
y que nació en Nazareth.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I
Autor: Joaquín Trincado
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