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Joaquín Trincado

Posesión P. Portillo; Septiembre 4 de 1911 (noche)

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 28 sept 2023
  • 3 Min. de lectura

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Amor y paz con vosotros.


Heme aquí entre mis hermanos.


No es, ni puede ser mi ser, lo que os afirman, porque es contrario a la ley generatriz; no es ni puede ser el polvo de la tierra, aún muy imperfecto, el que se eleve a los grados del Dios de Amor.


No es ni puede ser lo que los hermanos pretenden ridículamente divinizar; no es ni puede ser lo que los hombres que están en una atmósfera putrefacta, dogmatizaron para obligar a creer, siendo su arma la ignorancia crasa de sus súbditos, para que sólo en la extrema aflicción, olvidados del terror religioso, eleven su plegaria de oración en el verdadero templo, al verdadero Dios, fuera del templo del ídolo, desafiando al teólogo.


No es, ni puede ser, porque el hombre no ha aprendido los caminos del Cielo, porque no lo han dejado los dogmas llegar al Omega de la Verdad.


Era el convencimiento de la ignorancia, el que obligó a creer una mala interpretación; tal vez la malicia o la imposición fue la que creó ciertos dogmas, tan absurdos como el de los ángeles y arcángeles, pero que en nada afectaban a la vida de las almas, no definida en aquellos tiempos.


Los hombres han comprendido que al Alfa y al Omega se llega por la plegaria libre del pensamiento y han roto el valladar de los misterios.


No hay supremacías; en virtud de la ley generatriz, todos somos beatificados por el amor del Padre: único dogma.


Yo, uno de los tantos, pasé por la justicia de ley y fui carne muchas veces, unas consciente y otras inconsciente de lo que me rodeó, y más veces fui inconsciente hasta que la luz dio fuerza a mi ser, para ser consciente; y como yo, todos los ángeles, arcángeles, querubines y serafines que los hombres os han puesto, impecables, quitándonos los méritos que la lucha del espíritu ha adquirido, que es la verdadera supremacía del momento.


Sí, supremacía de momento es; porque todos han de reconcentrarse al grado de perfección relativo al mundo que ocupamos; y cuando todos habéis llegado a ese grado, las supremacías que hoy podéis apreciar, han desaparecido; pero estas supremacías no existen en la ley generatriz y sólo las tenemos los que hemos luchado más, para llegar antes; pero es temporal esa supremacía y hacemos ostentación de ella para emularos a llegar, cumpliendo en esto al Padre y es una gran ley; la ley de atracción; como los mundos mayores tienden su influencia para atraerse a los mundos menores, hasta el infinito, así el Padre es la suma ley de atracción para todos sus hijos.


¿Y qué es el infinito? Aún mi espíritu no lo ha percibido. El infinito se pierde en lo infinito; y sólo el Padre es poseedor del secreto. Yo no lo he percibido y me consagran Arcángel. ¿Cómo lo habrán percibido los que no saben lo que es su ser?


Mas, ¡oh mortales!; suena la hora de saber los secretos relativos de vuestro mundo y a la vez del Padre y nadie podrá sustraerse; y la generación presente oirá esa voz y se hará luz.


Los destinos están marcados en el derrotero universal; el progreso avanza con paso firme.


Ay del que quiera detener ese progreso. Tendrá que correr más de prisa y al fin se abrasará en las llamas sagradas del amor.


Honor a la luz que viene de mundos aún perfectibles, pero perfectos respecto al vuestro.


Honor a los mesías que os presiden. Llevar la luz sobre las tinieblas y con vosotros estará... (no importa) fírmame.

Miguel Arcángel.


Tengo una deuda contigo, hermano, y en su hora vendré a revelártela. Adelante.


Aquí el... Arcángel... Miguel

como Arcángel, se rebela.

Cuidado... los que dos velas,

por si acaso... le encendéis.


Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I

Autor: Joaquín Trincado


 
 
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