Posesión P. Portillo; Septiembre 31* de 1911.
- EMEDELACU

- 28 sept 2023
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Actualizado: 7 oct

Paz entre vosotros, amor sea vuestra norma. Heme aquí otra vez.
Ya veis, los hombres se agitan en la tierra; los espíritus se agitan en el espacio; tendréis testimonio, en el triunfo de las libertades. Nosotros intuimos y las masas se plegaron protestando la guerra y los poderes toman nota de este movimiento que proclama la paz universal, último escalón que la humanidad tiene que subir para llegar al amor.
Venimos a hacer comprender que la vida no acaba en el sepulcro, ni se vive una sola vez, y dan testimonio los médiums que son elevados al plano astral y la astronomía que rasga la densidad de la atmósfera y penetra en la vida de otros mundos; os lo atestiguan los espíritus que están en las tinieblas, que os vienen a pedir ayuda y vuelven para agradeceros y para instruiros de lo nuevo que han visto y aún os advierten de su vuelta a la vida terrestre, adelantándoos hasta el pueblo y la familia que han elegido para su nueva prueba.
Todos están hoy en sus puestos y vemos acercarse el momento de la santa redención, en la unión de los pueblos, por el amor; y no pasa inadvertido ante los hombres de Estado, que continuamente se preguntan ¿qué pasa? Y se extrañan los Estados, unos de otros, cuando su política es de transigencia, cada uno con los demás, y sin embargo se arman. Es que, en el fondo de su ser, los hombres comprenden que algo nuevo se prepara para el bien de los hombres y de la humanidad entera y se imponen hoy la paz, con sus armas preparadas, pero comprendiendo que nadie los disparará; y si alguien, como sucede hoy, les encara contra otros, es bajo leyes que le obligan a someterse al juicio de la opinión y para esto tiene que proclamar la necesidad por el progreso común, y son árbitros de la contienda otros pueblos. Hermanos míos, éstos son los últimos chispazos del odio de razas y religiones; porque las voces de los espíritus se sienten y las estridencias de los clarines de un juicio, se oyen en las conciencias de los amantes de la libertad y ponen obstáculos a la guerra y el misionero canta el himno de la redención. ¿Por qué estas agitaciones en la tierra y en el espacio? Es que suena la hora de la emancipación, y las masas se han hecho refractarias a las luchas fratricidas, y no menos refractario es el mundo espiritual, porque se va ilustrando en estas manifestaciones y preparan el camino de paz, para su vuelta al planeta. Por eso toman parte en los movimientos populares que proclaman la paz, sublevándose contra los poderes que los quieren llevar a la guerra.
Las generaciones tiemblan; los revolucionarios buscan a sus afines para promover los disturbios; pero los espíritus de paz vienen a los suyos y dan al progreso una acción continua y los hombres fraternizan.
Los espíritus cristianos están discordantes, y son pocos los que tienen fe en las doctrinas que les señalan los directores, porque no encuadra con la bondad que en el cristianismo quieren ver, si éste fuera el producto de las doctrinas de Jesús, lo que prueba que no lo son.
En el mundo todo, se siente ya la voz del misionero; y ese mundo desolado se ve harto de desengaños y hambriento de justicia y se convulsiona porque el amor no impera.
Los espíritus no son más sabios que los hombres; sólo tienen más clarividencia; pero los hombres tienen la facultad de la acción y los espíritus inspiramos el deber a los hombres de misión que nos pueden oír, porque recibieron la luz en los Consejos del Padre.
Los espíritus cristianos, no tienen la misión de instruir al mundo, porque son ignorantes; porque no conocen la ley de las armonías.
Y esos sabios que alardean de tales por su terminología en la obscura ciencia que creen poseer, son reacios y negadores sistemáticos del Espiritismo, porque los espíritus vienen a los pequeñuelos, porque éstos han comprendido mejor el amor y por esto se unen en grandes masas para protestar de la iniquidad y de la imposición. Y no es que entre los llamados sabios y de los que poseen bienes no haya muchos que comulgan en las doctrinas espiritistas; son pocos los que no las creen; pero los prejuicios y la hipocresía de la sociedad, les hacen guardar la luz debajo del celemín. Por eso, Jesús buscaba a los pequeñuelos, porque no les obligan ciertos llamados compromisos sociales y tienen la valentía de difundir la luz; y como son muchos, el efecto corresponde a la causa.
¿Quiénes son los que mueven estas grandes moles con tan tremendo imperio? Son los espíritus del Padre, que ya se hicieron luz porque ha llegado el día escrito en el libro de la sabiduría y todos comulgamos en ese mismo credo que se llama amor.
Los espíritus de luz, en virtud de la ley de las armonías y de los afines, llegamos a traeros estas enseñanzas y ayudaros vosotros por esta profecía, triunfaréis: es justicia.
La paz sea entre vosotros. El amor os guíe. Adelante.
Jesús de Nazareth.
Jesús, en este juicio de sabiduría,
filosofa con acierto y tino.
Y yo que tengo el olfato fino,
Descubro que es el fuerte Isaías...
Y le apuesto a que me desmienta
poniendo a sus dichos una enmienda,
y como esto no lo podrá hacer,
dejaré sentado que Jesús es
Isaac, Antulio y el mismo Isaías.
¿Verdad que sí y que no te enmiendas?
FE DE ERRATAS: *30 de septiembre
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I
Autor: Joaquín Trincado
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