Posesión P.Portillo Agosto 20 de 1911
- EMEDELACU

- 25 sept 2023
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Paz entre vosotros
Felices mis hermanos: Llega la luz entre vosotros y el mundo se conmueve ante la verdad eterna y los espíritus del Dios Amor ilustran a sus hermanos para que la desparramen entre todos los hombres y les señalan los puntos luminosos que deberán seguir... Más ¡ay!... Cuántos hombres dentro de sus fosares, dentro de la vida, que disfrutan hoy por gracia, en la tierra, no ven la vida del espacio. Allí la verdad es eterna. Allí la noche no existe para la inteligencia y la mentira no tiene asiento. Pero es en la tierra donde se conquistan la inteligencia y la luz; pero la aberración y el despotismo de los llamados sabios, conducen mal a su grey y cuando llegan al espacio piden la reencarnación.
Ha llegado la luz y ha sido rebatida y oscurecida y se ha llenado de baldón a los que la han anunciado, y la luz se retiró, a dar tiempo a que las cosas lleguen al último grado de su miseria, y ya llegaron.
En medio de ese mar proceloso, yo navegué y corrí con la fe y el amor, para arrancar la verdad del encierro a que estaba condenada y luché con esfuerzo y encontré la verdad clara.
La luz es la inteligencia de las cosas del Dios Amor; de ese axioma que radica en nosotros mismos y que está a nuestro alcance, cuando desnudos de egoísmo y llenos de amor por nuestros hermanos, ahondamos en nuestra alma y en su conocimiento y es entonces que nos hacemos.
La Iglesia de Roma no ha enseñado el conocimiento de ese axioma y su edificio está carcomido por las aguas de la mentira y no puede ya resistir la corriente de las aguas saludables de la verdad y la luz, porque se ha alimentado en la oscuridad y la mentira.
La luz ha llegado al pedestal del trono de las conciencias, con incesantes trabajos; pero como la gota de agua, ha horadado la enorme roca donde se entronizó la maldad, recibe la luz en su inteligencia y rechaza con tesón la oscuridad de la ignorancia, que tantos siglos lo ha mantenido en la desgracia y en el sufrimiento y se revuelve contra ese castillo donde anidan las aves del ronco graznido y donde la verdad es cubierta de crespón. Ese edificio está apuntalado; y los puntales, como el edificio, están carcomidos, y preparaos, que la hora de la demolición ya se acerca y nadie la podrá esquivar o impedir y esta voz corre con este pito que resonará en el universo todo, pues todo el universo está solidarizado, y su aspiración es llegar a la verdad universal.
Por esta solidaridad, los espíritus encargados de difundir la luz en todos los mundos, se reúnen en los Consejos que el Creador preside y sus decretos que residen en la ley universal de las armonías, se cumplen.
El derrumbe de la carcomida Iglesia Romana decretado está, y el destinado, hoy celebra su aniversario. En estos consejos es donde la verdad reside y es eterna como la luz del espíritu vivificador que creó y no destruye y eternamente crea, esa es la verdad; sostenerla, a eso se os hamandado desde aquellos consejos; demostrar que la tierra, este mundo, que para sus sabios encastillados en la soberbia y el despotismo es el todo, es un diminuto comparativo, un átomo imperceptible en el inmenso océano del universo.
Ved que ya, con la pequeña ciencia cosmográfica que poseéis, se extrañan los astrónomos de que pueda figurar en el registro universal de los mundos. Y si es un diminuto comparativo con el concierto de la armonía del Gran Cosmos, ¿por qué los hombres que tantas veces han rechazado la luz, se encastillan en sus toperas? ¿Por qué han de querer ser tan pequeños estando destinados a ser grandes? Ya llega el día venturoso en que no podrán torcer el camino que siguen las inteligencias, para ingresar en el gran concierto ordenado por los consejos del Creador.
En verdad de verdad os digo que descienden de esos consejos de luz, los espíritus que han de encender la luz; y tú, hermano mío, y oíd vosotros y sed testigos de que os declaro que sois los venidos de aquellos consejos, a dar de beber de las aguas de la verdad eterna al mundo sediento.
Hoy celebras tu aniversario. Feliz día. Día de luz, en el cual empieza la batalla del bien.
Ardua, muy ardua, es la tarea que se encomienda; pero fuerza tienes para sostenerla y desempañarla, y pronto, muy pronto, a ti llegarán hombres de acción que no te interceptarán tu misión; antes te animarán y llenarán de valor que bien se necesita; a ti llegarán hombres de vasta ilustración espiritual y hombres de medios materiales para darte todo lo que necesitarás y ayuda personal.
La empresa es la más grande que en la tierra se ha cometido y no te faltarán los medios de poder espiritual, de inteligencia, medios materiales y ayuda para el movimiento de todo; dura será la lucha, fuerte el enemigo encastillado; pero tú llevas el mandato del Supremo
Hacedor y contigo están todos los espíritus del Dios de Amor que impone el progreso.
Más ¡ay de aquél que vuelva la cara en las batallas del Señor! Será responsable de sus debilidades. Nadie debe temblar, porque nosotros estamos en medio de vosotros. ¡Ay de aquél que tiemble ante el monstruo de la mentira!... será juzgado como a los enemigos de la Verdad. Hermanos queridos, el deber tenéis de ayudar al hermano mi protegido. Obligados estáis a ello porque sois de los elegidos para la batalla, y el Amor con que Dios nuestro Padre os ha designado, no debe ser defraudado. ¡Oíd ya la voz de... Alerta!... Porque la concupiscencia llegó al límite y no se puede tolerar por más tiempo... Hermano mío. Se te ha entregado la bandera de la luz, del amor, de la paz. Su luz ciega los ojos de los ofuscados secuaces de la Iglesia de las Alianzas y la indecisión reina entre ellos.
Tremola con valor esa bandera en el día que se te mandará, que hombres no te han de faltar. Los que te acompañarán investidos están de poder y nosotros preparamos los caminos. Sé tú el buen general.
¿Qué os ofreceré yo en este día, hermanos queridos? Tomad lo que yo puedo ofreceros, tomad una copa de agua en la que depositaré mis fluidos y mi amor; traedme agua para que la fluidifique y os deje en ella mi oferta y mi amor...
Le preparé el agua que pedía y poniendo las manos sobre ella, dijo: En el nombre de Dios nuestro Padre, aquí dejo depositado mi amor y mi bendición, y tendió las manos a todos y dijo: Adelante, sed fuertes; vencer es el mandato.
Francisco Xavier.
¡Cuánto amor respira
y cuánto dolor envuelve!
A mí el alma me duele,
pero ese amor me anima
a destruir la supina
ignorancia y me devuelven
calumnias viles y denuestos,
y en feroces pensamientos
los impotentes me envuelven
y, no soy más que un instrumento.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I
Autor: Joaquín Trincado
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