top of page
Joaquín Trincado

Posesión M.P. Septiembre 8 (noche)

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 28 sept 2023
  • 2 Min. de lectura

ree

Estoy a vuestro lado, queridísimos hermanos.


Vengo a confesaros mis debilidades, porque la justicia de Dios me lo impone.


Yo fui un cura; yo no encontraba ningún obstáculo ante mí; por ser cura, todo me era lícito; yo quería ser absoluto y lo era; tardé mucho en darme cuenta; cuando mi espíritu, aún en la tierra, se dio cuenta, era ya tarde para poner remedio a mis yerros.


Fui la desgracia de muchos hogares y sobre todo de muchos huérfanos; de todos quería ser y era el tutor, y pronto los dejaba en la miseria.


Cada momento me encuentro en el espacio esos pobres que por mí han sufrido la miseria y algunos y algunas la perdición de su camino.


Yo, en el planeta tierra, era el hombre más bueno a los ojos de los hombres; pero, ¡oh hipocresía, qué cara cuestas! Es cierto que se padece más por el escándalo; pero la hipocresía da terribles tinieblas, aunque sólo el espíritu hipócrita los padece y es un atenuante ante la justicia de Dios; pues por el escándalo, padecen los escandalizados y el escandalizador y los padecimientos de los escandalizados se suman a los del escandalizador.

Yo fui el cura párroco de un pueblo que, aunque chico, para mí fue lo que Roma para los Papas; todos eran buenos para mí; yo sólo era malo para todos.


Yo tenía a quien dar lo que robaba y lo daba con mal interés, con el interés femenino, ya me entendéis los mayores, mi ayuda no les aprovechó de mucho, pues mis favorecidas mal pasan hoy.


Yo quiero la luz para volver a pagar mis deudas, siendo... cura no, por Dios. Quiero ser un obrero fuerte y restituir lo que quité. Me llamé Manuel Labrador. ¿Eh? ¿Qué? ¿Me conoces, hermano? –Sí, tu firma está en casa. - ¡Gran Dios, qué justo eres! -Vamos, pues, ya; dime el pueblo y tu confesión será plena. -Ah, esto me horroriza... pero sea: Benialbo (Zamora).


¿Cuántos años fuiste párroco de aquel pueblo? –Cuarenta. –¿Conociste a Fructuoso Palacios? –Sí, y más que a todos por su rebeldía; nunca se confesaba. ¡Qué bien hacía! Hoy lo sé. –¿Recuerdas de la muerte de su esposa Paula? –Paulota, sí. –¿Entonces conoces la médium por quién obras, su hija? -¡Qué dicha, Dios mío! Pues que os sirva de ejemplo os pido y recordar esta máxima: “Del vicio viene el desquicio”. Veo la luz y corro tras ella. Adiós.


Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I

Autor: Joaquín Trincado

 
 
bottom of page