top of page
Joaquín Trincado

Posesión de M.P. Septiembre 1 de 1911

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 26 sept 2023
  • 3 Min. de lectura

ree

Se manifestó un espíritu, imponente por su desesperación y rabia, destrozando los vestidos de la médium. Hube de imponerme y amenazarlo, si no se moderaba, y le ordené sentarse y guardar compostura; pero quería ocultarse y pedí instrucciones y se me comunicó que tenía delante al espíritu de la famosa Lucrecia Borgia.


Pedí a los asistentes mucha fuerza y unión y ayuda a los protectores y, por fin, rompió en grandes sollozos y dijo:


Cuánto vengo sufriendo. –¿Y por qué? ¿Por quién? –Por mi imperfecta materia; por mis bestiales vicios... Y… por el despotismo infame de la Iglesia.


Aquellos salones tan impúdicos, tan inmorales y tan asquerosos, dentro de ese inmundo Vaticano. ¡Oh, qué horrores y cuántos crímenes he cometido en ellos! Esa es la causa de mis horribles torturas. ¿Quién era yo? ¿Qué era mi materia?


Pero, hermano, que bien te conozco; hoy me mandan a por tu absolución y mi espíritu no puede sufrir al recordar mis hechos sin antes recibir la luz y de ti que entonces fuiste víctima de los míos, la espero.


–¿Sabes algo del espíritu de tu padre? –No puedo saberlo, pero me dicen que es encarnado y que es peor que entonces. –¿Entonces ya comprendes que sé quién eres?.

–Oh, qué horror, Dios mío. Qué engañada viví; pero por Dios, hermano, dame tu absolución y veré la luz y yo te prometo volver a relatarte mi historia y los secretos que me ordenan decirte, porque hoy no puedo más sufrir; por ese poder verdadero que te comunica Dios, ese Dios de Amor me dicen, no el Dios que nosotros adorábamos y que ya es hora de desenmascarar.


¿Qué me han dado los goces de mi materia? Sufrimientos, torturas, desesperación; mi materia fue muy imperfecta y muy viciosa. Ayudadme... Pedimos y tuve la seguridad de que se me ordenaba darle luz y dije:


Hermana: Dios Padre amoroso, por medio del Maestro Jesús y de Francisco Xavier, Maestro Superior de los Espacios, que a mí me ordena y represento, te concede la luz; pero antes has de contestarme a una sola pregunta: ¿Qué crímenes te han atormentado más? No pudo contestarme, pero me señaló el anillo de la médium. ¿Dónde lo dejaste y podré conseguirlo un día? –¿Sí? Pues bien... Lucrecia... y prorrumpió en sollozos y suspiros desgarradores y decía: no me odies, fui la mujer más mala, pero ya estoy en la tierra a expiar... Pero... ¿Por qué me queman?... Oh... ¿Qué es esto? No. No. No es quemarme; es que no puedo aún sufrir tan fuerte la luz, y se hincó de rodillas diciendo: Jesús, perdón... Francisco Xavier... qué foco tan potente. Llevadme con vosotros y tendré luego fuerzas para reparar mis yerros. Hermanos, benditos seáis, benditos sois de Dios y siempre os bendecirá el espíritu que os pide ayuda y oración; sed humildes para que no sufráis lo que ha sufrido vuestra hermana Lucrecia, que pide a Dios os bendiga en su nombre. Adiós.


Se posesionó el hermano Juan con algazara y dijo: Buena perla... Hermano. ¿No esperabas ese regalo? –Hermano Juan, no lo esperaba porque estoy enfermo. –Pero yo no me he movido de aquí y los jefes estaban al frente y esto te probará una vez más que nosotros obramos y cuidamos de los instrumentos; por eso vengo yo ahora a sacar los fluidos a la materia de la médium porque me hace falta para la ayuda.


Hoy no hay botiquín, pues la atmósfera ha quedado cargada, pero sabed que todos tenéis poder para ayudaros vosotros mismos y ayudaros al mismo tiempo que os acordáis del hermano Juan. Indícales, hermano querido, cómo se han de ayudar a sí mismos.


Yo me retiro, que hay otros que necesitan y tú me necesitas luego; llámame al acostarte.


Adiós, hermanos.

Tomen aquí lección buena

esos... pobres curanderos

que en su pestilente ambiente

quieren curar al doliente

y están ellos más enfermos

que campana que no suena.


Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo I

Autor: Joaquín Trincado



 
 
bottom of page