Paz, Amor os una
- EMEDELACU

- 14 oct 2024
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Ya habéis oído; es el principio del principio del “Código de Amor” que habéis de dar a la humanidad, siguiendo nuestras inspiraciones que serán experiencias de mundos mayores; y bajo la palabra hoy escrita aquí y luego impresa, haremos comprender la venturosa igualdad comunal, bajo el derecho que tiene por el trabajo, la humanidad.
Sí; ha de seguir la humanidad por el camino de los derechos comunes, porque el Padre hizo armonías; y con las desigualdades creadas por la ignorancia y el egoísmo de la carne, se crearon las supremacías, causa de que se retardara el comunismo que da la paz al alma y descanso al cuerpo.
Todo es del Padre; sólo la ignorancia, el orgullo y la maldad es la de la carne; y el hombre obcecado que no cultiva la Cosmogonía porque se agarra al terrón que pisa, por las bajas pasiones, no puede entrar en el camino de la luz, porque no oyen a los espíritus ya que ellos no tienen valor de ahondar por su ofuscado conocimiento y no pueden estudiar las bellezas, la armonía de las leyes que gobiernan al universal jardín de esa infinita Cosmogonía.
Vienen hoy los hijos del Padre, vuestros hermanos mayores y el Espíritu de Verdad os dice que: entre vosotros y nosotros está la misma ley, la misma armonía y bebemos de la misma fuente que es común al universo.
En verdad de verdad os decimos: no podrá por más tiempo el hombre permanecer en la ignorancia, porque el libro está hoy abierto y todos han de leer en él. Y aun para quien no sepa leer en sus páginas aun que hablan solas, hay preceptores que señalan el renglón que pueda entender cada uno.
El encumbramiento social; la ley orgánica que rige a cada estado, es hijo todo de su estado de cultura; en las naciones todas, se ve un movimiento de descontento, porque sus leyes aun oprimentes no llenan las necesidades y por eso, el pueblo, reclama y protesta y acusa de injusticia la sentencia del juez y critica de erróneo el decreto del mandatario y del primer magistrado; éstos, dicen al pueblo: “El decreto se basa en la constitución; la sentencia está conforme al artículo del Código”. Pero el pueblo, que ya toma por juez a la razón y por constitución a la comunidad, hace esfuerzos y lleva hombres de ideas al parlamento y reclaman y preparan enmiendas a la constitución y al código y nombran jurados populares que deliberan sobre el delito o el juicio.
Y es que, los espíritus de verdad siembran las ideas en la inspiración del hombre primero y segundo que se os explicó poco há, porque no satisface ni llena la medida la constitución y el código y es hora de que llegue a la humanidad terrena el venturoso día de que su cuerpo orgánico se bañe en los rayos siderales de la comunidad de la ley armónica de la Cosmogonía.
Los mundos mayores ven, que la montaña del mundo tierra debe convertirse y transformarse en valle, porque ya ha pasado de la lactancia y sus moradores son adultos; yo el Espíritu de Verdad tantas veces profetizado y anunciado, pedí al Padre la reunión del Consejo de los mundos mayores y en él se estudió las causas de vuestros males y se mandó entre vosotros el misionero para implantar la ley de amor, que ha de traer la comuna de aquellos mundos. Y nosotros como meteoros del Padre, hablamos por los médiums que hemos preparado en todas partes, para preparar el camino; pero aun sufro, cuando veo que los egoístas; que los que no trabajan la tierra, ni el taller, ni en la escuela, ni en el ateneo, acaparan el producto de todos y les regatea el pedazo de pan que han de llevar a los pequeñuelos y que aún no encuentra ese obrero más que el ceño amenazador del patrón, amo o principal, (que así llamáis según el uso de cada pueblo) y está sobre él en el trabajo para sacarle más el jugo de ese sudor desinteresado; sí, porque es desinteresado el obrero en todas partes, cuando se contenta con que le llegue a cubrir su jornal o salario, las perentorias necesidades.
Hermanos míos; hijos míos; seguir vuestra lucha en la luz, no en la obstinación de las tinieblas, que nosotros hacemos comprender tus derechos, si nos ayudáis. Vemos como no caminan por la luz y la armonía los que acaparan tu sudor, pero venimos para decirte, eres flor de aroma del jardín del Padre en cuyo nombre vengo a saludarte por toda la Cosmogonía.
Hijo eres de la materia, hombre, porque te preocupas de amontonar medios materiales que no ganas y que no podrás llevar al sepulcro y de nada te servirán después, sino sólo de remordimiento, porque tu espíritu se verá perseguido, no porque te persigan a los que les has regateado el alimento, sino que tu conciencia te acusará y en tu ceguera creerás que eres perseguido, porque te hiciste acreedor a esa persecución de los que hiciste sufrir. Piensas mucho en amontonar, olvidando que no diste de comer a los que tienen derecho igual que tú a la vida; y no quiero decir que le niegues el alimento que es causa y delito de lesa humanidad; sino que le regateas apoyándote en leyes que os rigen y que en este caso, la pena es tuya y del legislador; por encima de esas leyes, están las leyes que os rigen y que en este caso, la pena es tuya y del legislador: por encima de esas leyes, está la ley y la voz de la razón que debéis oírla en vuestra conciencia, que la oiréis si ponéis atención, porque intuimos siempre la ley armónica y común del Universo.
Nosotros, Espíritus de Verdad, hacemos un llamado en general y cada espíritu guardián y protector lo hace en particular al patrón amo o principal, como lo hacemos al mismo tiempo al trabajador, inspirándole de sus derechos, porque es justicia.
En naciones, pueblos y sociedades oímos ya la voz de comuna, no sólo de los espíritus por los médiums hablando, sino por los espíritus encarnados, porque a eso vinieron y se les recordamos y reclaman los derechos que les pertenece y, si no se los dais, ellas lo tomarán con derecho y justicia; y ya veis como dentro de las leyes restrictivas y faltas de razón que os rigen; y con solo algunos puntos que hemos podido intercalar en esas mismas leyes, aprovechando un buen momento de desmaterialización del legislador, cómo los que sólo tienen tiempo para trabajar con su cuerpo y los aprovechan sin perder una tilde y, van ganando puestos en las cámaras y terreno en la opinión; y es que, ellos nos oyen siempre, porque no les preocupa el acaparamiento. Es que son menos materiales que vosotros: pero nos cuesta ya mucho retenerlos, porque son soliviantados por los espíritus que han pasado de la tierra al espacio, en odio a los que les hicieron sufrir hambre, miseria e injusticia.
Pero nos oyen e inspiramos palabras de armonía y se acallan sus amenazas por el amor a sus pequeñuelos, a su compañera o a sus ancianos padres.
¡Benditos pueblos donde claman los hombres por la justicia! ¡Benditos directores de esas masas! Ellos cumplen en la misión que trajeron; son misioneros del Padre y pronto encontrarán al Maestro y lo reconocerán y la comuna, en la ley de amor, será implantada.
Benditos hombres del pueblo que os ilustráis en vuestro propio esfuerzo y aun perdonáis las injurias de vuestros opresores. Sí. Perdonan, porque tú acaparador, no produces y habitas suntuosa morada que no edificas y aquel que suda y trabaja todo el día, tiene que vivir en inmunda e insaludable choza y te tolera, porque nos oye. ¿Por qué no nos oís vosotros y hacéis leyes de igualdad y repartís con equidad la justicia y los productos del trabajo?
Hermanos míos; vosotros que habitáis la tierra. ¿No veis que venimos de todo el mundo propio y éste valle, no es más que el paso a mundo mejor? Ya es hora que para todos sea valle florido y no montaña árida para los más.
Ya oigo que me diréis, que vosotros sufrís también; pero yo os digo, que esos sufrimientos es nonada y que son ocasionados por vosotros mismos; con vuestra disculpa, no estamos conformes.
Queremos que el hombre estudie a conciencia, que ésta vida terrenal es jornada corta, conforme con el Lumen de entendimiento e inspiración de los hermanos mayores que son mandados del Padre y no en la obscuridad de la ley humana y terrena; más terrena que la humana.
Conoceros a vosotros mismos; oíd la voz de la inspiración; mirar esos puntos brillantes; ellos os hablan de comunidad. Pero como no eleváis vuestro pensamiento porque os pegáis a la materia, por eso escribís constituciones de letra que os oscurecen y hacen faltar al lazo de unión de la solidaridad universal y al de la humanidad en que vivís un momento, creándoos una deuda mayor que la que teníais.
Gustáis del lujo y de la pompa y lleváis a vuestras fiestas, al sacerdote, que os absuelve, (según queréis entender) de la sangre que chupáis al que suda y se encallece las manos o gasta su fósforo en dibujaros la morada y enriquecerla de arte y poesía; y si hacéis una obra de provecho comunal, (inspiración forzada de un espíritu de luz), la mancháis, llamando al hombre del engaño, al cura, que hará frases de alabanza a vuestra filantropía, salpicando su discurso de humillaciones al que habrá de levantar con sus manos la obra; y aunque sea indirectamente, pedirá genuflexiones para el filántropo. Sabedlo; en ese acto, donde en toda la hipócrita palabra del sacerdote se levanta, no están los espíritus del Padre, porque el cura, el sacerdote, sea de la religión que sea, es el paria además de apócrifo, del opresor del hombre.
Las leyes y las costumbres sociales, son hechura, hasta hoy, de las conveniencias egoístas del opresor y de las religiones y son una cadena que aprisiona al débil, al trabajador. Pero esa cadena está ya enmohecida por el orín de las pasiones y le dais barniz para abrillantarla; pero no la obliguéis a hacer el mismo trabajo que cuando se forjó, porque se romperán sus eslabones. Fundirla esa cadena y transformarla en estatua de libertad; pero esto, no lo haréis por el prejuicio, por el orgullo, por el mal consejo, por vuestra ignorancia.
El mal viene de la fuente cenagosa del prejuicio religioso y del fanatismo de la patria; y en el mundo tierra y en el Universo todo, no hay más que la unidad: pero en la tierra, las divisiones políticas y religiosas, los antagonismos y la ignorancia, no son más que efectos de los hombres de las pequeñas iglesias, que lo empequeñecen todo; hasta el espíritu.
Más, a pesar de su empequeñecimiento y de esa ignorancia que las religiones se han empeñado en mantener, han venido espíritus rebeldes a ellas y se emancipan de su tutela y hacen avanzar el progreso y os abren canales; os ponen en comunicación con todo el mundo en unos minutos; os visitáis por la palabra desde vuestras casas con el amigo y el comerciante; os trasladan de un punto a otro los trenes y los vapores y os han puesto en posesión de la riqueza mayor universal que la ley tiene para alumbrar las noches de los mundos al hacer su juicio; la bella hija del éter; la esposa del Espíritu; la electricidad.
Sí; todo esto os han traído los espíritus de progreso que en su amor a sus afines y a la humanidad entera vinieron a la tierra, tomando cuerpo para copiar esos progresos de los mundos adelantados y con esto, la materia está en alto grado de progreso.
¿Por qué pues, no se cultiva ahora al espíritu? Para eso venimos ya; para eso hemos preparado los médiums presentes y más vendrán; para eso descendió el misionero que os dirá la verdad; para implantar la ley de amor y llegar a la fraternidad. ¿Por qué no lleváis al parlamento a tantos obreros verdaderos sabios que entre vosotros hay? Hay algunos, que sólo aprovechando los pequeños puntos que hemos podido imponer en las leyes aprovechando un buen momento de los legisladores, han llegado a levantar la voz en favor del oprimido. ¡Parlamentarios libres! Pedid la igualdad de la ley que es el principio humano de justicia, que es la verdadera comuna y sois los hombres de misión que preparáis el camino a los que llegan a reforzar vuestras propuestas. Luchar, pedir, defender los derechos que la ley os da, que muy cercano está el día que se dará el “Código de amor” en el cual no hay desheredados, porque todos sus artículos estarán ennoblecidos por la ley santa del Padre; el Amor.
Ver que la ciencia avanza; el progreso triunfa; las legislaciones se purifican y las religiones retroceden.
Estas gritan en su burdo lenguaje, “Son obras del demonio”; figura que solo en su magín pudo forjarse y que a falta de existir éste, son ellos los que se han convertido en legión de demonios; pero no han podido ocultar que existen ángeles y que éstos vencen al demonio. Tomad si así os place la palabra; pero son los espíritus del Padre, vuestros hermanos mayores, los espíritus de luz y amor, los que vienen a traeros el progreso; a llenaros los vacíos que sentís; a desalojar de sus trincheras al “Demonio”; a sellar la comuna de la ley y hoy os hablan por el espíritu de Verdad.
¡Pobres mis hermanos! ¡Pobres mis hijos! ¡Oídme! Que no venimos en son de guerra, sino como misioneros de amor y de paz; pero si venimos como meteoros del Padre y nada ni nadie nos puede resistir.
Se os ha dado el tiempo necesario para desandar el camino que equivocasteis; volver vosotros a oír a nuestros mandatarios, que ellos llevan nuestro poder que es el poder del Padre.
Vosotros, no habéis transigido ni tolerado las ideas de los hombres libres; vosotros amenazabais y ejecutabais y: ¿Os llamáis civilizados?...
El pueblo, ese pueblo oprimido os da ejemplo y os perdona; conoce que estáis obcecados; y si alguna vez comete algún acto de violencia, es provocado por vosotros y en defensa de su propia existencia; habéis sembrado vientos y no podéis recoger más que tempestades. Estas tempestades serían de piedras y rayos, si no tuviera el pueblo oídos para oír la voz del hombre de misión; lo oye y la tempestad solo es de viento y agua; no lo merecéis por vuestros hechos; pero el amor inculcado en el corazón del obrero, os libra del rayo y la piedra de la cólera popular, que en su fuero y la ley del Talión entiende que debe castigar; pero sabe que dañar no debe y solo matará las supremacías: Pero aún se revuelve en su malestar y amenaza el pueblo, porque no es atendido en su pedido de mejora por los poderes que trabajan aun prejuiciados e influidos por las religiones y ésta en estos momentos el mundo todo por estallar en una formidable explosión, que haría correr la sangre a ríos. Pero nosotros trabajaremos y un código inesperado llega a la tierra para oponerse irresistible a la violenta tempestad y se encontrarán frente a frente en ángel y el demonio; el odio y el amor; pero al amor se abrazan todos los oprimidos de la tierra bajo su sola luz y la comuna será sellada.
En tanto trataréis, opresores de estas masas, resistir; sería lo mismo que querer poner un dique al Océano con su solo grano de arena; pero los oprimidos, son muchos granos de arena de la más fina piedra y podrán poner ese dique a la devastadora ola de la ignorancia de vuestras religiones: de vuestras leyes opresoras; de vuestro fanatismo patriotero; y la ley común que se apoya en la gran ley de afinidad, hará dentro de todos los estados de la tierra, una sola familia, que es el verdadero comunismo.
No es, mis hermanos, el comunismo como se desprende de la palabra mistificada. Yo lo explicaré. ¿Sabéis por qué sois iguales todos? Porque todos sois comunes en la ley del Padre. Habéis nacido igual, habéis sido alimentados del mismo seno materno en la naturaleza, procedéis y procedemos del mismo punto, al que hemos de volver, unos más antes, otros más tarde; unos ya sabios, otros ignorantes aun; pero todos verán la luz del Padre; todos con el tiempo han de ser sabios por su propio esfuerzo.
Mantenerse en la ignorancia, es retardar el camino que os llevará a la luz; la falta de luz, no os dejaría ver el bien; pero el poder del Padre, puso en el mundo en que vivís todo lo necesario para hacer fácil el camino. Los que acaparan, son bandoleros que privan de sus bienes al que trabaja; el que pone un velo a la luz, se oscurece él mismo y pierde la vista y tendrá que ser guiado por un lazarillo práctico; que, si no fuera por el amor del guía, se convertiría en estatua, que, a pesar de poder ser bella en talla, sería materia inanimada expuesta a los elementos que al fin la destruirían desmenuzando sus átomos y llevándoles al erial de la inacción. Pero en el mundo tierra, hay fuerzas vivas porque ésta ligado a la Cosmogonía, en la que con vuestros ojos veis, esos tantos sistemas planetarios; allí hay otros mundos que viven de la ley universal, como el vuestro; y esa ley, rige a los mundos y a cada uno de sus habitantes por igual. Este es el verdadero comunismo.
Todos a todo tenéis derecho por la ley del Padre común, que es amor.
Esa es la comunidad que en la tierra viene a implantarse, por la imposición de los meteoros de los consejos de luz, no porque no la veis escrita en la Cosmogonía, sino porque no habéis querido estudiar en ella, habéis retrasado el reinado del espíritu, que es reinado de paz, de armonía, de justicia, de igualdad, de fraternidad, de amor.
Vosotros, no podéis acusarnos de revolucionarios ni reaccionarios por nuestras prédicas e inspiraciones; pero hemos demostrado que el código de comunidad lo escribió el Padre y lo recordamos a vuestras materias y se lo revelamos a vuestros espíritus que duermen materializados; pero no podemos permitir más su sueño, porque perjudica a los despiertos.
No venimos tampoco, a instruirnos en la explotación de las minas por lo que represente su materialidad, sino por lo que tiene de progreso en la ciencia universal; y os aplaudimos cuando comprendéis sus secretos que revelamos su principio y vosotros tenéis que esforzaros para darle una ley; estos descubrimientos de los secretos de la naturaleza, os deben poner en relación con los mundos de la comunidad y llevaros a la fraternidad en el disfrute, como ha tenido que ser común el esfuerzo para descubrirlo; el ingeniero en las disposiciones; el obrero en extraerlo; el químico en analizarlo y la ciencia toda, en darle cabida y estudiarlo, para darle una ley matemática; pero en todo está el espíritu único e inteligente y lo tenéis que confesar.
No venimos con la guerra fratricida; pero os damos nuestra espada de la verdad; os entregamos la bomba que al explotar se convierte en luz y en justicia; esta bomba es el amor; no la usada en un momento de indignación ocasionado por la presión en el espíritu del espíritu libertario que vino en misión de regenerarse y que, al verse oprimido y acorralado por los retrógrados, se ofusca y usa las mismas armas que le privan de su libertad y prefieren la prisión de la mazmorra, a la libertad mentida que le oprime el pensamiento y la acción moralizadora y progresista.
Hermanos míos; este es un efecto de una causa equívoca que venimos a desalojar con el amor, porque nosotros entramos en las mazmorras y consolamos a ese espíritu que se debate en una opresión agonizante y desde que recibe nuestro consuelo, recuerda a sus compañeros sus sufrimientos y les manifiesta el camino de la lucha legal y los alentamos para luchar con principios por la seria crítica, que es el correlativo más eficaz, cuando es verdadera crítica y no calumnia.
Veis por esto, como esas masas os siguen, cuando explicáis racional y legalmente los derechos del hombre y en compactas columnas va vitoreando la libertad; persiguen con la mordacidad de la palabra al parricida de la ley; y si piden su destitución, no piden el castigo material en que represalia merecía y aun los perdonan, dándoles ejemplo de la magnanimidad de su amor.
Esas fuertes masas pueden tomar por la fuerza y el poder; mas pedirán, para no romper la poca armonía de la constitución y los poderes deben tomar el buen ejemplo y venir en razón de que no debe faltarles a sus gobernados el bienestar a que tienen derecho. ¿No lo hacéis hombres de la ley? Pues ellos lo tomarán en justicia y seréis arrollados por la ola, que cuando se inicia, no hay cañones que la pueda contener, porque también las armas son del pueblo.
Se os han presentado cuadros sinópticos que no habéis querido aprovechar; recordar los hechos de la Francia; ellos son un resultado necesario de la opresión. No los habéis aprovechado sino en pequeñas partes y aún queda por poner en práctica lo saludable de aquellos movimientos; pero ello es debido a la falsedad de principios de las religiones que ha prejuiciado los sentimientos; pero no ha renunciado la humanidad a aquellos derechos y se va haciendo luz. Pero hay almacenados grandes cantidades de odios y trabajamos sin descanso en hacer conocer ley de amor, para evitar las represalias; que, si no fuera así, la tierra y las aguas se hubieran cubierto de sangre.
Hermanos, hombres todos. Os hacemos un llamado amoroso; oíd vuestras voces, que aún es tiempo; el Espiritismo, no por nuevo, sino porque desarrolla los conocimientos de la Cosmogonía que deben llenar vuestros vacíos, os abre las puertas de la Ciudad Santa; utilizar los médiums, verdaderos sacerdotes de la Iglesia Universal, que predican las batallas de los Santos principios del Dios Amor.
Oídlos y os haréis sabios, pues por ellos os hablan al Espíritu de Verdad y los espíritus de luz, lenguas del Padre, que venimos a anunciar la decisiva batalla en la que ha de implantarse el verdadero comunismo, bajo el protectorado de los espíritus y con el peso fiel del amor.
¡Pueblos!... Os alentamos. No trazamos vuestra línea de conducta; no os ofuscamos de los prejuicios; os decimos la verdad desnuda y no veáis en nosotros nada de sobrenatural; hablamos porque vivimos; venimos a vosotros, por la ley de afinidad y vienen los Maestros de otros mundos más superiores, por la solidaridad que entre todos existe por la ley común y universal.
Pero el esfuerzo para la consecución del comunismo, os pertenece a vosotros, porque tenemos la obligación cada uno ineludible, de tejernos el traje y de prepararnos la morada que hemos de ocupar en la casa del Padre.
Somos nosotros, como vosotros, moradores del universo, que hemos dejado nuestro cuerpo en este mundo que vivís y aun nuestro nombre conocéis; pero entonces y ahora y siempre, somos los obreros del jardín, pero más experimentados os señalamos las flores de aroma saludable que debéis tomar, para romper, con el menor costo, la pintada cadena que os oprime; ella es todo orín bajo de la pintura y un pequeño esfuerzo en común la romperá y tomaréis un reconstituyente sobre vosotros mismos.
Hacer muchas reuniones: evocar a los espíritus de luz, que ellos os darán el néctar saludable por solidaridad: porque vosotros y nosotros y los de los mundos superiores, somos una misma cosa, un producto común del Padre, común también.
Del centro de la carne, se ha de elevar a la luz el espíritu, por el cumplimiento de su deber. Sed ganosos de la belleza y de lo grande; dejad los prejuicios pequeños de las Iglesias pequeñas; derogad las pequeñas leyes; venid a las asambleas donde el Espíritu de Verdad os hablará la verdad del Dios Amor; no temáis a los espíritus, que son vuestros hermanos, vuestros esposos, vuestros hijos y vuestros amigos, que quieren que os alimentéis de ese pan de amor.
Os deseamos feliz éxito en la gran obra, por la gran parte, que os toca a los que me escucháis; ayudar con todos vuestros medios y con todas vuestras fuerzas a esta Escuela; a éste que tengo a mi izquierda como Maestro y al médium de que me sirvo, porque en la casa del Padre se juramentaron ante el Consejo de luz solidarizado de todos los mundos; para ellos el trabajo; para todos por igual sus beneficios, porque en la casa del Padre, no hay mayor ni menor; pero el sabio, se ve más.
La paz sea con vosotros y llevar mi ósculo de amor a toda la humanidad.
CHE AUFFER. (Schopenhauer).
Después de esto ¿Qué diré yo a mis hermanos? Digo.
El universo solidarizado.
El mundo todo, comunizado.
La ley es una; la substancia una.
Uno es el principio; uno es el fin.
Todo es Magnetismo Espiritual.
Esta es mi Proclama.
Joaquín Trincado.
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Tras un breve descanso se volvió a posesionar y dijo, dirigiéndose al espacio.
Calma: callen su descontento, hay muchos en este momento, que desean tomar parte y hablar y trabajar con arte, para la gran Epopeya: trabajar pues en silencio, que será de gran provecho; a mí me autorizó el Maestro porque soy una viajera y quiero ser buena obrera, de... Dios... en sus altos fines; como éstos son mis afines... Me atraen y tomo parte.
Más liviana que la espuma del mar, vengo entre vosotros, para que tú, con la pluma, escribas lo que nosotros te dictamos, porque otros, quemaron, mistificaron, lo que nosotros te dictamos, porque otros, quemaron, mistificaron lo que escribimos nosotros; y a vos nos han presentado, al convenir de la chusma, de esa Iglesia que hace Santos, para sacaros los cuartos, que es bello ideal y gustan lo material y no la espuma de mar, porque es fuerza de la esencia de la divina potencia y del mundo sideral.
Andando por esos mundos, hay que aprender tantas cosas, en las infinitas rosas, del jardín del Padre amado y traerlo al mundo tierra que es de nuestros hermanos menores, más no pequeños de la gran naturaleza, porque en ésta es grande y bello, todo, lo aseguro con firmeza; y mayores y menores todos somos una misma cosa. Pero hay menores tan fatuos, de pensamientos tan vanos, que no pueden comprender, pues se niegan a aprender las lecciones que les damos; y solo de ritos, tantos, alimentan a su altar y se rodean de absurdos y para quitar los “ñudos”, un altar de contrapunto de la idea irracional, les ponemos, más al punto, dicen, “Esto es sobrenatural”.
Y la idea es peregrina. ¡Vaya un modo de pensar, que así pensando no piensan, que el dogma los elimina! Pero es dogma de torpeza el prohibir de pensar, al viajero que camina; pues pensando y estudiando, encuentra el camino corto y cuando llega, de gozo, se inunda todo su ser, porque estudió y llegó a ver, al país sin aun pisar la tierra y formó su plan, con empuje vigoroso.
Pero el sacerdote en zote, se convierte al no pensar, en el progreso, pues piensa, que sólo él puede pensar... el retrogreso, que en dote le entregan en el altar, del que vive con holgura; y por esto no se cura y por interés procura y persigue con delirio y si es preciso, el martirio, les dará a los hotentotes, que se atreven a pensar, utilizando los dotes, que el Padre les confirió.
Yo pensé y mis pensamientos, alimentaron el fuego; pero es cosa singular; lo que escribí era bueno, según dijeron. Pero... ¡Ay!... que tal fue el absurdo luego, que hoy les quiero preguntar. ¿Por qué mi escrito va al fuego y me lleváis al altar?
Me balbucean, me dicen... Órganos lo que dirán. Por qué... Porqué... Dios mío ¿Por qué será? Es que... Es... que... Es que no podéis ni hablar, porque no tenéis razón, ni ciencia, ni corazón. ¡Sacerdotes!... sois baldón de la pobre humanidad.
Pero ya el hombre liberto, piensa, oye, habla y escribe y eleva su pensamiento hasta el mundo ideal y aprende en el gran secreto, del Padre, en el gran concierto y que todos por igual, pueden en su pensamiento, definir, escribir y hablar y que, sólo la verdad tiene que prevalecer. Con ella os van a vencer; no podréis resistir más; lo que podéis ahora ver, ya que ni aún podéis hablar.
Vosotros odio sembrasteis con la mentira falaz; nosotros, la verdad damos, que al verla nuestros hermanos que un día los desmembrasteis, piden haciéndoos contraste, el amor universal; y como saben pedir, y como saben pensar, no temen y aman, no es broma; la broma solo está en Roma. Yo, sabéis que fue en Castilla, donde aprendí esta cartilla, para que, en lengua sencilla, hoy la verdad os dijera esta obrera, que habla al hombre y le aconseja y hoy les entrega esta foja, que es de amor un tesoro, más rico que perlas y oro del que vosotros vestís. ¿Que no es verdad me decís?... ¿Me lo negaréis a mí, que entre vosotros viví... Muriendo y el recuerdo me acongoja?...
Pero oíd, leo esta foja, así dice: “Somos el pueblo noble que pide, aunque podemos tomar por la fuerza y no lo hacemos, que dar ejemplo queremos, de nuestra lealtad y amor, más si el poder que preside las leyes del pobre pueblo, que trabaja con anhelo ahora no nos atiende, con nuestra luz encendida que le pondremos al frente, les diremos, que reside en nosotros el derecho y, por camino derecho tomaremos el poder”.
Esto os va a doler porque os va a romper vuestro dogma, y… no lo toméis a broma, poderes de las naciones, porque el pueblo son millones; los espíritus legiones; y si vosotros sois rémora y no dais libertad y trabajo, por el camino del atajo, caeréis; por todo a Roma.
Libertad de pensamiento piden, y yo también lo pedía; pero el pensar es “siniestro”, dice esa Iglesia Divina; claro está, porque pensado, podrá llegar algún día, como hoy, que, en versos y poesías, salgan los hombres cantando, la grande Cosmogonía.
Porque a la Cosmogonía, no se le puede negar, pues sobre vosotros veis brillar, miles de mundos que dan sus efluvios sobre la tierra, para que el hombre comprenda, que allí saben trabajar, con la libertad de que... Dios... Padre a sus hijos les dio; pero es que no hay sacerdotes, que les quieran hacer zotes, ni les prohíben pensar.
Sacudir pues ese yugo, de la fatídica Iglesia; convertir ese mal yugo en efervescente magnesia que refresque el corazón y apague vuestra dispepsia y matar esos microbios, que solo viven del odio y revivirá el amor.
A convertir la palabra, hueca de divinidad, que pone a los hombres trabas para poderse elevar y ver la solidaridad y el conjunto de bellezas, que el Dios amor le reserva a quien se sabe elevar: y estáis obligados hombres, que ahora en la tierra estáis, a decir, que no es divina la casta sacerdotal. Divino, solito es... Dios...; Santo... Sólo el Padre es Santo. Pero habiendo Santos tantos, que son demonios, (si los hay) estos mismos santos dicen, que lo que los santos dicen, es mentira, injusticia, iniquidad.
Hay en la Cosmogonía, bellezas tal que admirar; leyes tan sabias y sobrias y tal unanimidad y tal verdad en la historia, que os parecería ilusoria; más no ignoráis la armonía por la cual colegirás lo bello de esta verdad: pero entre todo lo bello, que tiene en su gran destello es ¡cómo saber amar!...
Como su amor y su ciencia se alimenta en lo infinito de la armonía de la belleza, es su belleza tan grande, cual lo bello de una madre cuando da el pecho al infante, que es el acto más grande en este mundo chiquito; para aquí, es de quintaesencia; para allí es por donde empiezan.
Y ese niño, que amorosa la madre su ser le da, aunque este se muestre hostil, sabedlo, es el hombre fósil que un día aparecerá en un mundo de progreso... Pero... yo también regreso; dispensad que dije un día, debí decir un momento, pues sé, no es que presiento que, en la gran Cosmogonía, siempre presente es el tiempo.
Empecé jocosa y acabo en lo serio. Dispensad que así es mi madera y por el amor que a vosotros tengo, debo decir las cosas de alguna manera; y quiero que el hombre que vive en la tierra, que grite, que pida, se agite y que tome, el amor sagrado que rige a otras tierras, que esté el deseo de esta viajera.
Teresa de Jesús de Ávila.
Teresa de Jesús de Ávila
En vuelo de águila real
y serenidad del cóndor
dijo imbéciles y tontos
a los sacerdotes zotes.
Y como ella es santa. Dotes
tiene dados por los zorros
que ahora huyen del cóndor
pero no les da salida
y como incautos cachorros
los atrapa, la serena águila real.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II
Autor: Joaquín Trincado
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