Marzo 11. Hora 20. (Portillo)
- EMEDELACU

- 22 nov 2024
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¡Ay!... No suspiro de dolor: estoy lleno de satisfacción; esta luz, esta armonía, esta seriedad, este amor, es el Juicio final de los espíritus y los hombres del planeta tierra.
Mi exclamación, no es de pena; es de alegría porque entra la luz en este planeta; no suspiro, pero me recuerda otros momentos de otra epopeya de la balanza del Padre, en la que yo fui pesado.
¡Benditos los jueces! ¡Bendito Jesús, Maestro de la tierra con todos los Maestros! ¡Bendito el Espíritu de Verdad! ¡Benditos los ángeles que le acompañan llenos de luz y de amor que hombres fueron y lucharon y vencieron!
Un día sufrí este juicio y en amor me ayudaron a llegar al lugar de las tinieblas donde aún yacen pesarosos y horripilados los que aún no han sido juzgados y les dirijo mi palabra de aliento y los baño en mi amor; no porque el Padre los condene al sufrimiento sino porque se ven desnudos y su conciencia les acusa y ha llegado a ellos la voz de… Juicio… Pronunciada por el Espíritu de Verdad.
Sí, mis queridos hermanos y jueces del Padre, hombre temido, porque no te conocen. Es mi satisfacción la que me hace exclamar, porque se cumplió el advenimiento del Espíritu de Verdad que anuncia el Juicio, dicta el código de amor y la humanidad terrestre, nuestro hermano menor, entra en la luz, cumpliendo su mayoría de edad y, de lejano mundo vengo a confirmar esta verdad, en nombre del padre.
Parecía no llegar este feliz día, que con ansia y amor esperaba toda la Cosmogonía, porque la carne se enseñoreaba del planeta que llamáis tierra y el espíritu fue tributario de la materia por el error y el prejuicio que hasta hoy vertieron, muchas tendencias materialistas e impías, con el nombre de distintas religiones.
Estas, recibieron la inspiración de la verdad, pero la adulteró la concupiscencia; y como todo obedece a la misma ley, el espíritu se ofuscó en la amalgama y fue necesario el envío de los Mesías en períodos seculares, para enseñar la ley orgánica y dar la verdad escrita y predicada, hasta que la acción del espíritu encarnado, busca la satisfacción en el movimiento y armonía del Cosmos; y, ora encarnado, ora como espíritus libres, comprenden la acción de la materia y la acción del espíritu.
Hasta hoy, en la tierra como en los demás mundos en su desarrollo, la materia ocupó la acción primera y el espíritu la acción secundaria; pero el espíritu guarda y no olvida en su archivo y su progreso va modelando la materia para servirle al fin de su misión y el espíritu, entra a ser la acción primera y la materia secundaria.
Hasta este momento histórico, el espíritu es retenido por la materia, porque las religiones, inspiradas para alimento del espíritu, han claudicado en los derechos del espíritu y puesto en acción sólo los derechos de la materia; pero no voy yo a tocar esto, cuyas alusiones están hechas por hermanos mayores que yo, en ciencia y luz.
Luz y ciencia, que lleva a feliz término al hombre que su cuerpo vive en el polvo de la tierra, pero que su espíritu se desprende de ese polvo y se remonta a altas ciudades de lejanas nebulosas y está entre los espíritus, donde estudia, se conforta y es auxiliado para este feliz término.
La materia, tiene su derecho en la ley; pero el espíritu, se eleva sin faltar a la materia y el espíritu dice: yo soy el ser pensante; yo soy el resultado de la luz y de la fuerza; yo soy el responsable de mis actos; yo te elevé a la belleza, mientras tú me aprisionabas; yo, en mi trabajo me hago fuerte y no te esclavizo y aún te aliento al progreso; pero me servirás a mis fines; a mi mayor progreso; al cumplimiento de la ley de amor.
La materia (secundaria en este momento) cumple su fin que es progresar y aspira a mayor perfección para ser digna servidora del progreso del espíritu y mayor foco proyector, aumentada la luz que recibe y comunicarla a mundos embrionarios, en los que viven, expiando, espíritus que se tiznaron en su predominio y así, también la materia cumple la ley de amor.
El espíritu ha modelado con sabiduría la materia; por eso, esta cumple su fin y al espíritu no lo retiene y se desdobla y tenemos la alegría de ser guías, Maestros y Consejeros, en los mundos que nos visitan.
El espíritu, ha modelado la materia y le comunica las facultades divinas que en su germen había depositado el Dios de amor y prepara de este modo, a esos seres que llamáis médiums, para todas las ramas del saber: y, unos pintan y fotografían a los mundos y los espíritus; otros traen recuerdos y objetos que dan constancia, porque de la tierra no son. Otros remueven en su desdoblamiento las aguas de sus lagos y se cargan de sus fluidos con que alivian sus dolores; otros escriben y otros hablan y por fin, se establece la comunicación familiar entre la tierra y mundos tan lejanos, que su luz no llegó a este planeta ni llegar puede, sino por reflejo de un mundo a otro: ¿Cómo no he de exclamar con satisfacción? ¿Cómo no ha de ser de suma alegría venir a vosotros que estáis haciendo la justicia del Padre? ¡Bendito día, benditos vosotros, bendito el Padre!
Ya, los dos alaban y llaman ¡Eloí, Eloí!... el mundo espiritual y el mundo material andan acordes en el progreso y pronto comprenderán, que todo lo que gravita en el Cosmos, está sujeto a la ley del progreso y el progreso lo llevará tan lejos, que el espíritu verá, que no gravita en la ley; la ley está en él, porque está en la armonía; y esta ley armónica la estudia el espíritu y, él es el que da la armonía a la ley, porque el hombre y el espíritu en su propia obra en su engrandecimiento, es la ley del Padre.
Pero en las dificultades para caminar por la ignorancia hija del prejuicio, que en forma de niebla anubla la luz del espíritu, llega de tiempo en tiempo un Juicio, al mundo que lucha por entrar en la luz y son separados los obstáculos que se le oponen al hombre de voluntad. Este es el estado del mundo tierra, que, desde hoy, entra en la luz, con los sanos principios que se escriben en el “Código de Amor”, para que se solidaricen el mundo espiritual y el mundo material.
Más los hijos de Sion, que vienen al polvo de la tierra, sostienen luchas de titanes, por los ciegos que no quieren ver; les dan su ejemplo y su consejo y al no ser oídos, son llamados a un Juicio y no pueden resistir la luz y sólo queda un remedio: acatar la ley o pasar por su voluntad al mundo embrionario donde el sufrir les hará ser cuerdos.
En esta emergencia, los hijos de Sion, se remontan a los mundos de luz; piden consejo; se saturan en poder y amor y en amor descendemos para cubrir con nuestros fluidos a esos pobres desnudos y, pocos son los que no nos oyen y esta nos llena de satisfacción.
Estos hijos de Sion ocupan su puesto civilizado; irradian su luz en sus principios, que son los de la Cosmogonía y les tienden el ancla de salvación que Jesús anunciara y el Espíritu de Verdad que la dirige, llega con santo orgullo y placer, cargado con el rico presente al solio del Padre; el que abre sus brazos, los recibe y desciende su bendición al Juez, al tribunal y al mundo todo, que ya camina en la luz; porque estos hijos de Sion, que son, el ojo, la voz y el amor del Padre, como apoderados, tienen la fortaleza de arrostrar el sacrificio de sus materias y en amor juzgan, conforme el santo contrato de Dios con los hombres, recibido por Abraham. He ahí su credencial que negaran los perversos, pero que confirma el Padre.
Saben que, al pedir, se les concede; saben que, en la vida común con los espíritus, tienen la ayuda que necesitan y adquieren el tesón y la sabiduría, para luchar con los espíritus de todas las clases del mundo tierra, que son tan variados como sus átomos; de cuyo trabajo, resulta para bien de todos, la confraternidad, el sentimiento unánime, el amor.
Ellos saben que, por la ley de continuidad, los espíritus son redimidos y redentores; que la materia sirve de primera base a el espíritu para elevarse y que el espíritu, luego perfecciona a la materia y la modela a sus fines en la ley y que todo en la ley del Padre, se eleva por grados. En vano se intentará tratar de elevarse a un mundo inmediato, sin conocer antes el que se habita; y sólo cuando el espíritu ha modelado la materia, puede realizar esta magna obra el hombre encarnado. Por esto, cuando hemos sido visitados por los hijos de Sion y se establece la comunicación, venimos los espíritus de mundos interplanetarios, porque la prevaricación de algunos espíritus y hombres de la tierra, se obcecan y no contestan todos y son una nota discordante; pero, en vano intentan huir; la luz los sigue y los denuncia; rompen las tinieblas en que yacen y los pone al descubierto; se avergüenzan y contestan al llamado o se expatrian a donde la ley, en su conciencia les señala.
Pero hay antes un momento de expectación: han de justificarse y, resuena el beso de paz dado por el hombre Juez al espíritu y esto los conmueve; acatan la ley y es su primer día de vida de progreso.
Los ciegos de voluntad, huyen despavoridos; pero llevan el recuerdo del beso de amor que oyeron y un día, cuando han sabido modelar la materia y vencerse a sí mismos, recibirán el amor del Padre, en el beso de la justicia.
El reconocimiento de sí mismo, hace honor al hombre y lo hace sabio y hace que por grados progrese en conocimientos y virtudes, hasta llegar al amor.
Hasta hoy la tierra, vivía semiviviendo bajo la palabra “Caridad”, ideada y sostenida por Vicente de Paul; era un grado de progreso y habéis llamado heroicos esos cientos de hechos realizados en nombre de la caridad, que ya no debe resonar en el mundo tierra, sino como recuerdo de grandes hechos y de grandes necesidades y de grandes miserias, porque la caridad llegó a ser baldón.
El amor llevado a la práctica como se pedía por Juan de Dios, es solo lo que tiene cabida en la tierra, como lo tiene en los mundos superiores. Con el amor, nadie da, ni nadie pide. La caridad, llamaba a las puertas del poderoso y si tenía conciencia, alargaba la mano temblorosa para depositar su óbolo en la otra mano temblorosa también, del necesitado. El amor, quita los dos temblores, porque hace común la riqueza de la naturaleza. El que da en amor no tiembla, porque el que pide en amor, pide en justicia, lo que de justicia divina y natural le pertenece.
La caridad, dogmatizada en credo religioso, ha autorizado el robo de la comunidad, porque el óbolo dado en nombre de la caridad, se le ha concedido valor y virtud que no tiene. Jesús os lo dijo: “En verdad que esos han recibido su galardón”. Pero los sacerdotes no entienden lo que a ellos les acusa.
¡Oh amor santo!... Tú solo santificas las luchas, porque eres la ley del Padre.
¡Bendito día en que a la tierra se le da la ley de amor! ¡Bendito el hombre de Sion que en cumplimiento de su deber y juramento a Dios escribe ese Código de Amor divino, que une a los espíritus y los hombres bajo ese lazo, que es el suave yugo del Padre!
Por esta unión, por este amor, llegamos a cumplir un juramento y dar cumplimiento al contrato de Dios y los hombres, que reconoce hijos a los hijos de Sion y los obcecados y los desnudos de la sabiduría de la verdad. Más los supremáticos, los locos en su razón, llaman locos a esos misioneros, por su desinterés y sacrificio. No saben que el Padre les dio cuanto poderío tienen y que, como en amor lo recibieron, en amor lo departen. No saben que, los verdaderos locos son ellos que se visten sin tejer; que ocupan palacios sin construirlos, que amontonan sin producir, porque utilizan la materia en primer término, haciendo secundario el espíritu y que luego se verán desnudos y se avergonzarán como pasa con los espíritus que son llamados a Juicio; pero ellos verán su obra sobre el mundo que pisan, porque, el Juez que está en acción no levantará el tribunal, hasta juzgar los espíritus y los hombres. “Vivos y muertos” como dice en la parábola, la profecía.
Los llamados locos, saben la ley de atracción y de ella se elevan a la afinidad y por esta afinidad de ideas, de progreso y de espíritus, venimos los espíritus de los mundos lejanos e interplanetarios, a ellos, a los locos en busca de los verdaderos locos y no podemos llegar a ellos por la niebla que los cubre; por el hollín que los mancha; y porque su desnudez y vacíos, no dejan llegar nuestros fluidos a su conciencia; estos, son el reinado de la materia; los que nos atraen y a ellos venimos, son el reinado del Espíritu, preparado por el espíritu.
En la labor realizada por los hombres de misión, verán los hombres de todas las ideas, que les ha sido beneficioso su sacrificio; su locura, será vuestra luz, con la que verá el hombre su error y que las ideas religiosas y las supremacías, son un contrasentido loco: y, verán, en una palabra, que nada hay santo y hermoso, como el amor.
Pedir amor al Padre; pedir amor a las criaturas y todo, amor os dará; si pedís amor carnal, lo ganaréis por la malicia; pero al final el amor puro será vuestro Juez, porque el Padre, solo es amor y su justicia, aunque inflexible, la hace en amor. Separa lo heterogéneo, pero no lo deshereda y lo remite a su homogéneo, donde en la lucha, en el trabajo, en los siglos, se unirán y se amarán.
Esto, se os dio en el testamento de Abraham; “contrato de Dios con los hombres”; esto os dijo Jesús; esto os lo ha repetido y explicado el Espíritu de Verdad y esto os dice y confirma un espíritu que pertenece a un mundo tan lejano del vuestro, que su luz no baña la tierra; pero que llegó en amor, obedeciendo al llamado del Padre hecho por el Espíritu de Verdad. Al hablar en la tierra crece mi amor, porque mi ser recuerda mis luchas en mundos de expiación semejantes al vuestro y mi Juicio, como el que ahora se celebra para vosotros.
¡Pobre hermano mío! Tremenda es tu lucha. Pero el mundo es impotente contra ti. Unos; los que deberían estar prestos para entrar en la brecha a tu lado, te llaman loco porque se han ofuscado tomando el principio de la obra por el fin y lo han amalgamado, por no tener valor para llamarse espiritistas; pero huirán despavoridos y avergonzados y querrán meterse en el centro de la tierra, para llorar su error; otros; que viven al descubierto de la materia y la supremacía, te disfrazan y aún te pintan de demonio, figura forjada por su fantasía y tiemblan al nombre del Anticristo que te quieren apodar y no saben su significado. Pero querrán huir del Juicio porque presienten el estrépito de su caída; pero el baldón los correrá, hasta que su conciencia se haga luz. El Padre te envió con su Código de Amor; te da la espada y la balanza y te acompañan todos los espíritus de luz y progreso y presencian el Juicio toda la Cosmogonía, en toda su majestad, ¡Ay del que lo dude!... ¡Ay de los negadores de lo mismo que presencian!...
Todos en la tierra estamos con nuestros efluvios para ayudarte a la obra, que es la más grande que la tierra ha sufrido y nos damos cita para el día del triunfo, allí, donde tiene su asiento el Espíritu de Verdad; donde todo es unísono; donde todo, a todos es Amor.
Paz, armonía, justicia, amor. Os desea vuestro hermano.
Churú Churú.
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Del mundo Tubeg Tubeg, a igual distancia en línea recta de vuestra nebulosa a la tierra, en el sistema que conocéis del Gof Duf.
Adiós.
Al partir entonó un cántico que cesó al despertar el médium.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II
Autor: Joaquín Trincado
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