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Joaquín Trincado

Febrero 19 de 1912. (Posesión Portillo)

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 7 nov 2024
  • 7 Min. de lectura

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Sesión particular para A. O. que, por su valor, es para todos y la inserto.


Se presentó un espíritu, llamado en juicio particular con otros perseguidores de O.


El espíritu manifestante, llevaba hábitos de Cardenal y un Cristo en la mano. Pero todo era un sarcasmo a la religión misma a que perteneció. En tono despreciativo, irónico y de odio, no quiso convencerse de la necesidad del perdón. Se le hizo ver el mundo primitivo y no se alteró. Se le pintó los horrores y luchas de ese mundo y dijo que, mejor, que así tendría ocasión de luchar, que lo único que sentía era, no poder llevar por delante a ese “Mequetrefe” y aún con sorna decía, veo grandes bosques y allí estaré bien, riñendo con las fieras y los hombres; mejor, tendré ocasión de luchar. No se le pudo convencer de su estado de espíritu; negó a Dios; hizo que tiraba al Cristo que llevaba y fue remitido al mundo primitivo.


Se posesionó otro de los evocados y dijo:


Aquí estoy, se me celebra un juicio y he visto el anterior; yo no quiero jugar con fuego; pero tengo mis razones para estorbar a ese, pero yo he tomado mi resolución y te diré: que no te haré más daño. Pero cuando te sientas molestado por otros, no me culpes a mí, pues desde ahora te defenderé. Le inquirí el motivo de la persecución y dijo: cosas de los hombres; éramos rivales por una misma mujer; no desafiamos y caí yo, él también cayó después por la justicia y ni él ni yo, disfrutamos de la mujer causa de nuestro odio. Se dieron las manos y se prometieron amor.


Por este tenor, se fueron posesionando otros tres, uno que se hacía llamar el “Morenito” y que tenía un compañero que poco lo había conocido en la tierra, pero hicieron amistad en el espacio para trabajar en la misma obra del mal contra un enemigo viejo; pero desde ayer amamos a Dios, porque hemos oído las doctrinas que sostienes, las que, en las lecturas, fueron oídas con fervor y, yo no puedo ver lágrimas; vi llorar aquella legión que era llamada a juicio; me hice luz y aunque monjas eran, me así al ancla que a ellas se les tendía y, yo y mi compañero, nos salvamos. Para nosotros, no se necesita el juicio particular y venimos para justificar los hechos, animarte y firmar nuestro amor. Quedan dos mujeres que lloran de alegría, porque ven llegado el momento de su felicidad. No puedo ver lágrimas y me retiro, queda nuestra paz firmada.


Se posesionó una de las dos mujeres y relató su historia que en conjunto dice, que fue compañera del hoy Alberto, que fue en tiempo de Felipe II en Chaves (Portugal). Pero que, en aquella sazón, era dominio español. Él era estudiante de medicina y practicante del hospital, como ahora. Conoció a otra mujer, que es la que a mi lado está más hermosa que yo y por ella me abandonó y frustró mis deseos de ser madre de numerosa familia; yo le amaba y le sigo amando; pero hay veces que ciega el odio y lo he dañado; pero renace en mí el cariño y me acerco a su lecho y deposito mis besos, que me recuerda los momentos de amor de aquel tiempo; por esta, me cortó la existencia aprovechando ahora también el amor que conoce (el veneno). ¿Tú nombre? Celina Dupois. ¿Tú, con tus arrebatos de amor, has causado la enfermedad de Alberto? Todo no, era natural que por las sensaciones ocurriera alguna vez; por lo demás es obra suya; culpa de su materia.


Gracias por vuestra acogida y gracias en nombre de mi compañera, Lidia, que ahora sellamos nuestro perdón en nombre de Dios. Se fuerte. Adiós. Adiós.


NOTA. __ Le he dado cabida a esta sesión, por el estudio que ofrece y para que no se olvide el A. O. que lo llamo “Mequetrefe”. Con nuestra ayuda se graduó de médico y él y su padre I. O., después que exprimieron espiritual y materialmente las ubres de esta lechera, como el padre José el Carpintero dijo, han sido dos cuchillos traidores contra la Escuela. El Mequetrefe con su título de médico, él sabrá cuántos ha matado. Algo sabemos por otro doctor con quien tuvo Consultorio en sociedad.


El médium quedaba en estado delicado por la gran carga de fluidos contrarios; se levantó y fue al servicio y salió posesionado, conocimos al posesionante y dijo:


Heme aquí, la paz sea con vosotros; amor os una en nombre del Padre. Trabajáis; cumplís vuestro deber y ya estoy aliviado de la carga onerosa que la ignorancia me ha impuesto. Este, ya sabía también lo que le esperaba, a lo que se exponía; pero el amor le lleva a arrostrar el peligro. No podía yo dejarlo en el estado lamentable que quedaba y he venido a aliviar a los que me alivian.


Benditos, benditos del Padre, porque nos habéis oído, habéis empezado el día de la justicia; nos clavan algunas espinas los que ofuscados eligen las moradas de sufrimientos, donde no quisiera que fuera ninguno de mis hermanos de la tierra; pero es su voluntad y el Padre no coarta la libertad del espíritu. Pero allí tampoco son desheredados; también allí llegará un día, aunque lejano, la gracia y el arrepentimiento.


Seguid hermanos en vuestra obra, pues ya trabajamos al unísono y vivís con el cuerpo en la tierra y vuestro espíritu estudia con los espíritus en Sión; gracias. Este, ya queda aliviado y recibir el beso de María y mi amor.


La paz sea con vosotros.


Jesús de Nazaret.


INTERESANTE DESDOBLAMIENTO Y VISIÓN

   

Quedamos comentando lo acontecido de este juicio e hice observaciones al joven A.O. para lo sucesivo. El vidente González me advierte la presencia, en espíritu, de una joven desarrollante que nos presentaban dos largos anteojos, presté atención y mi espíritu seguido por los dos videntes el que estaba en mi presencia y la que se encontraba en su casa. Partimos al espacio y se nos presentó el ojo, en el triángulo y le seguimos, cruzando Sión, yendo mucho más lejos y fuera de la nebulosa de la vía láctea. Era un hormiguero de mundos en formación y otros formados, los que por todo el infinito se nos mostraban. Y las bellezas imponderables e indescriptibles que se ven, no se pueden enumerar. El ojo seguía y seguimos nosotros. Por fin, se paró en un centro de un mundo, que aún se nos presentaba en aquellas distancias horrorosas del grandor de nuestra luna, pero de un color azul blanquecino y tan armonioso y atrayente, que nos atrajo en el instante y nos vimos en medio de una vegetación finísima y de perfume delicado. He visto, que las hierbas se parecen a la hoja y flores de nuestro lino, pero cuyas florecillas de un azul claro en sus bordes y en el centro violeta, embalsamar aquella atmósfera y solo amor se respira.


Luz hay por los cuatro puntos cardinales y no vi noche. Frutos como nuestras naranjas, no muy grandes, hay por doquiera y es el alimento de sus habitantes felices.


Me fue presentada una pareja, que me extasió su hermosura. A mi presencia se retiró un poco la mujer y quedé hablando con el hombre que me dijo: “Viajero atrevido que en aras del amor llegas”. ¿Buscas amor? Pues, copia, escribe y estudia. Abrió sus brazos y llegó a él aquella mujer, que los ángeles pintados por nuestros más grandes pintores son monstruosos de fealdad a su lado. Con una cadencia imposible de copiar ni de llevar a nuestras notas del pentagrama, se echa en sus brazos y los dos corazones se ven latir a través de sus carnes transparentes, unísonos y con regularidad absoluta. Ella bebe el amor en la mirada del compañero; él bebe el néctar en los labios de rosa de aquella mujer, que le canta un canto de amor arrebatador. Aun nuestras materias no podrían resistir tanto amor en tanta pureza.


Admiré aquella belleza y perfección humana y, dudó el hombre un momento. Mi espíritu que busca la verdad para los hombres, debía satisfacerme y, palpé las líneas de sus carnes, no menos perfectas en uno y otro sexo.


Partimos para la tierra viniendo la pareja con nosotros y tomó posesión del médium que empezó a cantar el mismo himno de amor con estas palabras que únicamente puedo escribir en nuestro lenguaje, dado que ha sido una sorpresa y no estábamos preparados, lo que, sin duda, es de mayor valor. “Dibiligabis” … Pero pronunció la palabra amor claramente, dio su nombre: Juilis Juilis. Pedí el nombre del mundo y dio Gof Duf, no se ve la tierra desde él ni él desde la tierra; pues su luz azul aun no nos llega, por su posición; pero, pronto la recibiremos; cuando la tierra ascenderá a su grado máximo de ascensión y ocupará posición de mundo regenerado.


Ahora bien: yo no he provocado este desdoblamiento. ¿Quién y por qué me lleva hasta aquellas remotísimas regiones? ¿Quién? El amor universal; la unidad de la ley; la Justicia: el Padre, en una palabra, que nada quiere ocultar a sus hijos. ¿Por qué? Porque escribió el “Código de amor universal” y el Padre ha de facilitarme todos los datos, que comprenden, que en toda la Cosmogonía la ley es igual y todos los mundos obedecen a la unidad: y esta unidad, sólo puede existir en el amor.


Pero lo más sugerente es que; tras la horrorosa distancia que nos separa del Gof Duf, encontrásemos seres humanos de nuestra misma estructura, de nuestra inteligencia, aunque elevada a gran perfección pero que (este es el secreto de haber sido llevado allí) la mujer, constituye allí la parte más armoniosa; la delicada cuerda del sentimiento y lleva, sin velar, los encantos y es más feliz, cuanto más feliz hace a su compañero. No conoce lo que la impudicia llamó vergüenza; no la puede conocer, porque no existe la maldad.


No teme el encuentro del hombre, porque no existe el desenfreno; se alimenta de la inocencia, porque la doblez no existe. Todos buscan su centro y la afinidad solo los une: ¿Es este el principio del principio de la felicidad de la terrestre humanidad? Sí. Hagamos reinar el amor; tomemos cada uno en justa medida el bálsamo de la vida y ya está conseguido. Y, si tan grande es el principio del principio de la felicidad. ¿Cómo será el grado inmediato? Seguiremos estudiando y ya habrá un Maestro que nos conteste.   

Joaquín Trincado


Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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