Enero 28 de 1912. (Posesión Portillo)
- EMEDELACU

- 29 oct 2024
- 13 Min. de lectura

Heme aquí, paz entre vosotros, amor os una.
Benditos... Benditos los días de la luz en que emitís vuestro juicio y bendito el Sol que os ilumina el entendimiento para llegar hasta el solio del Padre en aras de altruismo, en completo desinterés material.
Nosotros nos engrandecemos y ayudamos por la ley de justicia y afinidad, a los seres que saben desprenderse de la materia que ocupan para remontarse al estudio de la Cosmogonía.
No podemos olvidar nuestro deber y venimos en cumplimiento de la ley de amor; la ley de afinidad que aún desconocéis, aunque está escrita en vuestras ciencias exactas; pero que el análisis no llega más que a la materia y el hombre no se atreve a pasar de ella por el prejuicio y porque está sujeto a la materialidad de las cosas, porque le falta la voluntad para elevarse más allá de la atmósfera; porque no tiene conocimiento de sí mismo; porque no sabe su destino; porque no ha estudiado de dónde viene, porque está aquí y a dónde va.
El hombre, no es menos inteligente que el espíritu liberto; pero aún no se atreve a dejar el prejuicio y dar un paso sobre lo que encuentra escrito, que sólo debía servirle de primer eslabón para el descubrimiento de la ley de la materia y para un período corto.
El cuerpo del hombre es el conjunto de la naturaleza y la esencia de cuanta materia tiene y forma parte del todo en la creación y tiene afinidad con el espíritu. Por esta ley, nosotros entramos en el cuerpo del médium y por él os hablamos en virtud de esta afinidad; porque el espíritu, como todas las demás cosas necesita sus homogéneos para constituir unidad. Esto es lo que desconocéis en vuestras ciencias y no porque no se os instruya y recibís la inspiración. Pero como no nos concedéis derecho a los espíritus para venir a vosotros, porque os sentís pequeños al descubriros lo que vuestra alma siente, vuestra materia, en su orgullo y prejuiciada de una rutina, (que ya se carcome y poco más podrá resistir) rechaza, porque no está dominada por el espíritu que se ofuscó con el título de sabio extendido en un papel, que le obliga a pensar con cabeza ajena en las obras escritas por otros. Más sabed, que el espíritu, cada vez que viene a la tierra, trae un nuevo conocimiento para la obra que viene a realizar, y sobre lo que toma de otros para orientarse, tiene que poner lo suyo; lo que trae; lo que aprendió en espíritu en un mundo más adelantado, donde la justicia y el progreso le llevó en su erraticidad, para aprender algo que había de traer a la tierra.
¡Pobres hermanos míos! Ver, que a pesar de que no nos creéis y a pesar de vuestro desprecio, nosotros venimos y ponemos las manos sobre la obra, porque sabemos que vuestros prejuicios de las ciencias llenas de vacíos por culpa de las religiones pequeñas, sólo dura hasta que pasáis al espacio. Entonces sufrís el desengaño y queréis volver a la tierra para enmendar vuestra obra y, en verdad volvéis y la enmendáis. Es que, el hombre no emancipado de la materia, siente un vacío que no sabe llenar, e idea la religión pequeña, porque le une ese lazo a un sentimiento pequeño, en ese día pequeñito de una existencia, que el prejuicio y la ofuscación no le dejan ver, que la multitud de pequeñas religiones se anulan la una a la otra y todas juntas, no han podido llenar el vacío que el espíritu siente, pero que la materia no puede ver.
Por esta ofuscación, es por la que el espíritu no ha sabido sobreponerse a la materia y elevarse, nada más que en los sueños; porque estando materializado, no ha podido salir de la atmósfera terrena y habéis olvidado el derecho de la razón, por la que puede hacerse una religión grande dentro de los medios de todas las religiones pequeñas y habría sido complementada antes de ahora porque la razón os hubiera llevado a la luz de la verdad.
Habéis comprendido que en ello había un fin benéfico; pero habéis comprendido también que no podía salir del radio de la tierra y habéis abandonado al tiempo vuestra idea; vuestra comprensión; porque no distéis crédito ni cabida al espíritu en sus manifestaciones: y es el caso, que conocéis que vosotros ayer fuisteis espíritus y que lo seréis mañana y cabe preguntar: ¿Por qué teméis a la verdad desnuda? Porque sois sabios pretendidos y teméis con horror, saber, que no sabéis.
Hijos de la tierra.... Mirar arriba y entrar a considerar esa vía láctea poblada de miríadas de mundos en cuyo centro está la Gran Sión, mundo de los Mesías, donde descansan un momento de sus luchas y a donde van a otro momento de descanso los espíritus vencedores y de donde hoy viene la luz al mundo tierra y de allí irradian los efluvios de amor de los mundos superiores; de las constelaciones que componen esa nebulosa inmensa y aún la más pequeña de los millones de trillones de nebulosas que pueblan el infinito.
Hermanos, ¿No veis que negar esto que veis con vuestros aparatos de óptica, es contra la ley de la razón?
Las religiones sólo os han podido elevar a la atmósfera y levantándoos un centímetro sobre el terrón que os sirve de asiento. Los espíritus de verdad, venimos a elevar al centro de la luz, porque las religiones no pueden elevarse más que hasta donde lo hacen, porque se han identificado con la materia y en su provecho material han creado los prejuicios y los lugares de coartar la libertad del pensamiento; nosotros os elevamos al Gran Cosmos, donde estudiáis la armonía y la Grandeza del Dios Amor y donde veis el destino del espíritu, en el eterno progreso.
En la Cosmogonía habéis visto y os lo enseñamos, que hay espíritus libertos, aunque pertenecientes como hombres a mundos donde trabajan en la eterna creación: y que también hay espíritus errantes que caminan de mundo en mundo tomando enseñanzas que os traen para el progreso de los mundos inferiores y se comunican con los mayores para pedir la ayuda de aquellos, para los que lucháis en los mundos tierra.
Estos espíritus, son como los correos que llevan la memoria de la nostalgia del espíritu expatriado y el Padre, por ellos os manda su amor adelantándose a la Parábola que conocéis del hijo pródigo. Estos espíritus libertos y errantes, van estudiando; y aunque pertenecen como familia a mundos superiores al vuestro, vienen y se os comunican depositando en vosotros su progreso y preparan los caminos para la recogida del rebaño y llevarlos a los rediles del Padre, para hacer la unidad, en virtud de la armonía de la ley universal, que se llama amor: porque, entre los dos mundos, el de los encarnados y el de los espíritus, no hay más que esta ley y ella impone la solidaridad entre todos los mundos de la Cosmogonía.
El misionero en su estudio, comprende estas leyes y la de afinidad y se eleva en aras de su amor y para nada tiene en cuenta el plano astral; sino que se eleva más y más y alcanza a todos los mundos donde su progreso le permite y, allí palpa, ve y se satura de progreso y adelanta al mundo de que es palanca ordenado en los Consejos del Padre; porque si las religiones pequeñitas han hecho lo que podían (como instituciones de hombres) creando Dioses faltos de razón, pero que respondían al grado de cultura de cada tiempo, llegó un misionero que predicó ya la vida eterna y la transmigración y renacimiento del espíritu. No fue comprendido y luego, la malicia del hombre material, ha entorpecido la acción y desfigurado la doctrina de progreso, de justicia, de libertad y de amor, que Jesús, antecesores y sucesores, trajeron de mundos mayores.
Pero los espíritus no están sujetos a los mundos y libertos del prejuicio, ven las cosas en su ley y vienen a los hombres prejuiciados para advertir su error, pues está en la ley del Padre, que quitemos el hollín que los cubre.
Mas el espíritu liberto, aunque depurado, tiene necesidad de elevarse para recordar su historia; para conocer cada día el progreso de los mundos de nuestra nebulosa y recibir en Sión las inspiraciones de los mundos de las otras nebulosas próximas y de la universalidad. Es necesario elevarse sobre sí mismos y salir de la atmósfera terrena, para percibir las impresiones de grandeza del Cosmos.
Aun os hacemos este llamado, hombres de la ciencia; porque si os habéis elevado sobre la carne y habéis adelantado un poco en vuestros conocimientos dentro de la atracción atmosférica, dad un paso más porque el espíritu os da vuelos. Pero queréis materializar lo que conocéis y sujetarlo a leyes que aún no podéis hacer hasta que sepáis dar al espíritu lo que le pertenece, para lo cual, debéis lavaros del prejuicio científico y social. Entonces os elevaréis en espíritu al mundo inmediato y luego a otros más lejanos y veréis que en unos buscan la unidad; en otros estudian el fósil del mundo que ocupan; otros aprovechan las corrientes etéreas y las hacen vibrar en mundos vecinos y, todos estos estudios ya han de
llegar a vosotros, como el de taladrar la tierra para hacer brotar a la corteza el líquido de vida que tanto necesitáis y habéis recogido para vuestro uso y comodidad, algo de la inmensa fuerza universal y la conducís por esos hilos y aparatos que llevan la palabra, las ideas y la fuerza de un confín a otro. Mas no estáis conformes. Sentís el vacío en su conocimiento y esto nos llena de alegría, porque vais ya más allá. Trabajad en el efecto para conocer la causa; pero dejad libertad al espíritu para que se eleve donde recibirá una impresión y ella será el principio del conocimiento. No estáis conformes con esos vacíos, por que habéis llegado a saber por el cúbito y la balanza de qué elementos materiales se componen el musgo, la flor y otras bellezas más sutiles de vuestra utilidad y necesidades; pero no sabéis el principio de la materia y el principio de la vida de las cosas en su constante transformación y lo sabréis, queriendo. Pero se necesita un algo, ese algo es, que no dudéis de la comunicación del espíritu; de la comunión de los espíritus universalmente, por el establecimiento de la ley de amor, que es la congregación universal para toda la Cosmogonía y para cada mundo en particular.
Estas son las bases del “Código de Amor” que rige al universo y que se escribe para nuestros hermanos de la tierra; en él queda establecida la comunión de los hombres y espíritus y su nombre es, Espiritismo que es Luz y Verdad.
Bendita congregación Universal. . . Bendito Espiritismo que une a todas las humanidades en solidaridad y amor. Benditos los espiritistas, que libres del prejuicio y en la primera hora, se elevan a la Gran Sión y se saturan del amor.
Ellos llevan la luz en la frente, y los que no la quieran ver, irán a morada apropiada a su retina, que también esto está dentro de la ley.
Pero la ley no es retrogradada, sino impulsiva; dictada y no impuesta por la fuerza, sino cumplida por voluntad. Pero la afinidad y la mayoría, hacen la ley de justicia, en cuya virtud, son separados los que se cubren de hollín, de los que se elevan a Sión; éstos, que comulgan con los espíritus del Padre, son los jueces de amor; son los hijos sabios y diligentes que vinieron a llevar a sus hermanos; y si se ven precisados a mandarlos al mundo primitivo, lo hacen en el amor del Padre y por consejo de los Mesías que se reúnen en la ciudad tantas veces citada; ciudad de Mesías, de vencedores, donde todo es maravilla, luz y dicha y donde tienen su asiento preparado los que se vencen a sí mismos y no para estarse allí, sino para asistir a los Consejos Universales.
Venir vosotros que negáis el espíritu por sistema u ofuscados. ¿Qué razón tenéis para negar lo que no conocéis, lo que no queréis conocer por que no hacéis fuerza para elevaros? ¿Acaso tenéis argumentos con que defenderos, cuando ya tenéis (aunque en principio) esos aparatos ópticos que registran el espacio y que os dicen hasta en placas fotográficas, que hay vida en los mundos que alcanzáis a registrar? Pues si en uno hay vida que lo veis como una estrella, ¿qué razón hay para que no haya vida y seres en todos los demás?
Pero el aparato óptico, como material, alcanza poco. El espíritu alcanza al infinito por grados. Estos grados se dan a los espiritistas que tienen valor en su confesión, porque los conquistan con su progreso; pero para esto, hay sólo un medio: la voluntad de elevarse pidiendo al Padre con humildad, el credo del espíritu.
No sólo a los hombres de la tierra hacemos el llamado; sino aún más especialmente a las legiones de espíritus que viven en los espacios aferrados a la materia y que no se dan cuenta en siglos, de que perdieron el cuerpo material: Pero llamamos en justicia al hombre que comercia con los principios religiosos, porque éstos, son los más negros de hollín y mientras se da esta tregua para escribir el “Código de Amor Universal”, los esperamos en amor, porque entonces sólo la justicia tendrá acción.
Entonces... Hijos de Dios... Hermanos míos; entonces, el Espiritismo será positivo e indestructible. Habréis triunfado por la razón de la ley implantada por el Padre sin perjuicio de un segundo ni un tercero y sin mancharse las manos en el hollín de los negros, que irán “A cuidar puercos”, como lo tenéis representado en la Parábola del hijo pródigo.
Estad prontos, os dice el Espíritu de Verdad, porque las horas están contadas y vengo a afirmaros lo que dijeron otros espíritus en verdad. Mesías que pasaron y espíritus libres de otros mundos, que llenos de amor y cariño y en recompensa al valor de elevaros hasta sus mundos, vienen a vosotros y os recuerdan vuestro deber y os retratan a sus mundos de palabra y os lo fijan cuando vuestra materia duerme, en cuadros que os enseñan, porque todos los mundos y los espíritus marchan paralelos.
El Espíritu de Verdad, os repite lo que os dijo el Mesías Jesús; “Amaos los unos a los otros, la oración humilde y mental, llega hasta el Padre”.
Romped como valerosos guerreros, lanzas de principios que no causarán daño a un segundo y, orad en todo momento desde el fondo de vuestro corazón, que, si pedís en justicia, obtendréis.
La paz sea con vosotros.
Che Auffer.
Sin perder posesión el médium dijo:
Estoy entre vosotros, no vengo a mistificar pobres hijos míos y, no puedo menos de derramar una lágrima por esos pobres obcecados que no quieren ver la luz que les ofrecemos.
El Padre es puro amor, bendito y mil veces Santo; no quiere la muerte de sus hijos negros, porque es creador de cosas eternas y quiere que todos sus hijos trabajen en su divina obra.
Esta lágrima es de dolor por la justicia que se avecina, por la que, los aberrados tendrán que pasar a la morada que se han conquistado, morada de luchas cruentas, porque no quisieron la paz que para el mundo tierra se proclama.
Vosotros, hijos míos, camináis en la luz porque oís a vuestros hermanos, que llenos de amor y por la afinidad llegan a vosotros en cumplimiento de la ley del Padre y estáis cumpliendo su voluntad contenida en el testamento de Abraham, nuestro padre antiguo en la carne que recibió la verdad del Padre y se os ha entregado a su tiempo; cuando la esfera universal marca la hora designada en la ley.
Los hombres y los espíritus negros de hollín, obran en virtud de su sagacidad y de que el Padre no deshereda y no por ignorancia, porque saben esta verdad; pero esto les hace más responsables y nos duele mucho a los espíritus de amor, el acto de justicia a que deben ser sometidos en la morada que han elegido a sabiendas, ya que son instruidos en la conciencia; pero la carne y la concupiscencia les domina por un poco de brillo sobre los demás hombres, que no dura lo que un relámpago, en comparación de la eternidad de la vida.
Pero se equivocan, porque creen en la materia y que el mundo tierra es bastante castigo para sus hechos y este equívoco está señalado en la Parábola de la casa edificada a las orillas del río.
Ese espíritu, causa de vuestra desazón, hijos míos, (se refiere al mistificador del día 24) como otros mistificadores y terribles perseguidores de los hijos del trabajo y del amor, han sido arrastrados al mundo primitivo de tantos horrores; pero allí, en sus horribles luchas, les ayuda el conocimiento que llevan de la justicia de la ley; allí darán principio en sus continuadas luchas cruentas a la ley de la carne, hasta que hastiados y cansados sacudan el hollín de su conciencia y empiecen a hacerse luz y se conviertan en misioneros moralistas que, aún recordarán, vagamente, lo que ahora han combatido con maldad. Entonces llamarán y se sentirán inspirados y deseosos del bien y no desatenderán la intuición de los hermanos de luz que acudirán a su llamado.
En ese mundo y en estado bestial lucharán y por su propio esfuerzo: tendrán que enmendar sus yerros y salir triunfantes de sí mismos, porque, no van para la eternidad sino por un período más o menos largo; hasta que eleven a aquel mundo al progreso que es la misión que se les da, porque han vegetado como plantas materiales en el jardín de la espiritualidad: pero llevan en su tronco el injerto del bien que no secarán las pasiones ni los siglos y brotará y dará flores y fruto, tan pronto como sepan cultivar la yema.
Ahí y por su propio esfuerzo, han de elevarse y serán los primeros padres como Abraham, escribirán un principio religioso y un testamento secreto que les será descubierto a sus hijos, en el día de la luz. El principio religioso que escribirán no es del Padre; pero será necesario para su primera educación y respeto y luego irán progresando en siglos y siglos, siendo estos espíritus que hoy son desterrados de entre nosotros, los Mesías y misioneros, martirizados como ellos han martirizado en la tierra a los misioneros y Mesías del Padre.
El primer principio religioso, lo harán en el altar y el sacrificio, porque no han querido ellos para sí mismos el altar del amor donde no hay más sacrificado que uno mismo y ellos quisieron el sacrificio de los otros; pero aún volverán por los mismos principios y sacrificarán a sus mismos hijos hasta que tengan valor para sacrificarse ellos en el altar del amor y entonces ya dejarán estabilidad de principios de amor y justicia; pero pasarán largos siglos.
He aquí porque me aflige su destierro del plano de la tierra, que ya pasó de esas luchas. Pero me satisface, porque esta justicia en el correr del tiempo, traerá la elevación y progreso a aquella morada que hoy es de horror y castigo.
Hijos míos, no olvidéis aquellos ni a los desgraciados que tendrán que ir allí, si no quieren oír vuestra voz y vuestra exhortación. Pero agotar todos los recursos de piedad dentro de la justicia del Padre, antes de condenarlos a tan tremendo castigo y, os lo pide con una lágrima de compasión, vuestra madre de amor.
María de Nazaret.
Se presentó otro espíritu conocido y abundó en consideraciones de la anterior manifestación, doliéndose de tan lamentables equívocos de esos espíritus detractores. Pero afirmó la justicia diciendo.
¿No les he dado yo ejemplo y he manifestado los caminos que mi espíritu ha seguido para lavar mis manchas y enderezar mis yerros? ¿Por qué no han de oír ellos en su conciencia como yo oía en la mía en medio de mis maldades, el “Te perdono” de mi amor? ¿Por qué no tienen fuerza de conocerse para ponerse sobre sí mismos? Yo, mucho padezco en estos actos de justicia, como la Madre querida, María, que acaba de hablar; pero me consuela que, al llegar este día de la justicia, empezará la paz para vosotros y el descanso bien merecido y ganado de mi amor Jesús.
Trabajad hermanos míos encarnados, como trabajaremos nosotros sin descanso para aminorar el número de los condenados a emigrar a aquella morada de horrores.
No podía menos de venir a vosotros y deciros; adelante en este día memorable.
Mi amor os doy.
Teresa de Jesús.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II
Autor: Joaquín Trincado
%2014_30_25.png)


%2014_30_25.png)


