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Joaquín Trincado

Enero 21 de 1912. (Portillo)

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 29 oct 2024
  • 11 Min. de lectura

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Paz, amor os una.


Heme aquí. Venturosos días cuando el fruto sabroso de la humanidad empieza a saborearlo; estos son los primeros frutos del árbol de la sabiduría en su flor de amor, que ya empieza a tomar cuerpo en la humanidad terrestre; el resultado obtenido ahora por la influencia del amor, en otrora no habría sido posible; pero ya, entre las muchedumbres vibra la cuerda templada al unísono con los espíritus del Padre y sienten la influencia del bien por amor y apaga odios y pone laureles en vez de cruces afrentosas.


Mas no bastaría la influencia y la inspiración; es necesaria la palabra, la voz de paz y hablamos en verdad por los médiums para que os oigan, porque os vemos envueltos aún en la niebla de la materia; nos damos prisa, porque vemos cómo os revolvéis queriendo salir de la materia y correr veloces como el espíritu.


Es ley justísima, que en el momento que sabéis que os pesa la materia y que con ella no podéis salir del terrón que os sostiene, queréis emancipar al espíritu y remontaros a las regiones etéreas; a los mundos más adelantados y ver con vuestro espíritu y palpar con vuestra conciencia las maravillas del Padre, la grandeza de la Gran Sión, asiento de los misioneros de luz y allí saturaros del amor, para llenaros de poder y poder recorrer los mundos de la Cosmogonía.


Nos damos prisa, porque no queremos que permanezcáis mucho tiempo en el Edén de la tierra sin conocerlo como es en la ley del Padre; y luego de conocerlo veréis, que la tierra es un mundo de paso a mundos mejores; pero que este tiene elementos suficientes para hacer dulce y agradable el camino, por lo que se llama “Edén” por los hombres que conocen el destino que en el mundo tienen.


Esta es la ley del Gran Cosmos; es la eterna ley del progreso indefinido e infinito y obedecen estas leyes, a la eterna evolución de las cosas; a la perpetua transformación de la materia; a la eterna transmigración de las almas; a la perfección siempre perfectible del espíritu que os presentará el misionero y veréis en la conciencia, la armonía del Universo.


Para ésto, os queremos llevar a un tópico positivo; al conocimiento de la Cosmogonía regida por una sola ley que es el amor, del que brotan todas las ramas de la ciencia, por la acción del espíritu.


En este tópico, el espíritu sacude el polvo del prejuicio de las Iglesias pequeñas y aprende y emprende el camino de la santa libertad y quiere implantarla en vuestro pequeño globo; y el que os lo dirá, está ya entre vosotros y en lugar propicio se alimenta de esos conocimientos que traslada al papel y os lo dirá de viva voz.


Seguid valerosos; seguid en el camino trazado y emprendido, que es el verdadero camino.

Los hombres materiales, prevaricadores y prejuiciadores de los ignorantes (a cuya costa viven) los “Negros de Hollín y ojos de fuego” por la pasión, por su malicia, no pueden encontrar ese camino y se revuelcan con sus cuerpos en el lugar que solo cabe el vicio y en su mayor lucidez, solo pueden abrir y revolotear sus pequeñitas alas dentro de sus pasiones y concupiscencias, sin ser capaces de mantenerse en equilibrio, ni aun en la tierra que con amargura los sostiene y que por ellos se habría hecho pedazos si no obedeciera a la solidaridad del cosmogónico movimiento.


Venturosos vosotros que veis a Dios hecho Amor en la luz de vuestra conciencia, ascendiendo del efecto a la causa. Venturosos si cumplís lo que habéis firmado y jurado en momento solemne y que está escrito en los registros de Dios. Venturosos, si llevando en la diestra el amor y en la izquierda la balanza de la Justicia que, en justicia también se os entregó, encamináis a la humanidad al camino de la luz, porque la tierra arrastró en su órbita grande grado de progreso material, pero que aún siente vacíos en sus ciencias, porque le falta la mira de la rectitud, con el pie de amor.


Por eso nos apuramos y venimos en virtud de la justicia en aras del amor sagrado y atraídos por nuestro deber y por la afinidad, a deciros: daros prisa hijos de Dios y preparar los caminos para el día del juicio porque la tregua terminará en breve; predicar la ciencia de la verdad que solo emana del Padre.


Cumplid vosotros, como nosotros venimos en cumplimiento a depositar este gran faro del amor y del Poder del Padre, porque no pedís para vosotros con egoísmo, sino pedís para remediar el mal que aflige y empequeñece a la humanidad en su espíritu.


Todo está previsto en la naturaleza para remediar las necesidades de la materia; pero nada afecta al espíritu, si de los dones se hace un buen uso, desde que todo pertenece al uso del hombre, en su medida; pero el abuso y el pegarse a la materia afecta el cumplimiento de la misión del espíritu.


Por eso venimos los espíritus de verdad; por esto, nosotros, intermediarios entre el Padre y los hombres sus hijos “Negros de Hollín y ojos de fuego” de las pasiones, venimos a depositar y rememorar la sabiduría del Padre y los deberes del mandado a que reivindique los santos principios contenidos en la ley de amor; para que explique la ley de afinidad, por lo cual las cosas son y se transforman; para que aliste al mundo tierra en la unidad y solidaridad de las ciudades del Gran Cosmos; para que difunda la luz en medio de las tinieblas; para que haga dirigir las miradas al Sol del Oriente que disipa la tiniebla del espíritu; para enseñar a admirar, contemplar, estudiar y comprender esas admirables joyas que pululan sobre vuestras cabezas, en las que hay otras tantas humanidades que por vosotros sufren, que a vosotros miran y que a vosotros llaman, que son otros tantos mundos matemáticamente colocados y que el único artífice es el Padre, que solo amor posee y que por solo amor los crea.


He aquí, que esos mundos os enseñan la unidad, la armonía y la grandeza del Creador, formando todos y a todo su grandioso parterre, de las más exquisitas flores de fragante aroma y encantadora vista; pero, todos están representados en conjunto, en la armonía y hermosura de un sólo hombre.


No creáis que un solo mundo está habitado por seres como vosotros, aunque más perfectos, pero que han pasado por vuestras penurias, y vicisitudes; sino que hay millones de millones, con millones de millones de trillones, hasta el infinito de los números que conocéis y todos del grado de tierra arriba, viven cantando la plegaria de los vencedores de sí mismos y negando por los de abajo; por los que se obstinan en no ver la luz y las maravillas de la luz.


Esta verdad viene de Sión; del mundo de los misioneros donde residen los Consejos del Padre; donde todo es armonía, luz, ciencia, libertad y amor; donde descansa el espíritu después de las batallas en las que ha salido vencedor de su materia.


La ciencia de conocerse  a sí mismo, es lo más difícil en el mundo donde la materia toma lo que no le pertenece y retarda el progreso del espíritu; pero en esta materia están encerrados espíritus de luz y más alta misión, hijos del Padre que miran al Sol de Justicia; que saben la armonía del Universo; que estudian las caídas de los materializados, para ponerles el remedio a su opaca vista, porque, todo está dentro de las leyes y el hombre es factor numérico y elemento de progreso, en la ley universal; pero su acción retrogradada, es efecto de una causa que rebatimos; causa defendida  y sostenida por los hombres “Negros de Hollín”; pero ya se cumplieron los siglos de la profecía del testamento de Abraham que se os ha entregado con lo que, ha sonado la hora en la esfera universal de llevarle al Padre a los hermanos de sus hijos. Debemos hacer la perfección de la humanidad terrestre y tenemos que limpiarla de los obstáculos y decirle al Padre: desapareció el hollín y queda el hombre tal cual es: progresista; sin prejuicios y dispuesto al amor.


Este es el juicio que se acerca, hombres de la tierra... Oíd la voz del Espíritu de Verdad; el hombre bueno, nada teme, porque está identificado con la justicia; más los prevaricadores; los prejuiciadores; los que abandonaron las ovejas y mataron los pastores, temen porque hicieron mal y del mal se alimentan. Ese es el “Hollín” que cubre sus conciencias y pretenden aún manchar de su negro, a los que saben limpiarse en las fuentes del amor, de la justicia, del bien por el bien mismo.


Hoy se les llama a “juicio sin misericordia, porque no usaron de misericordia” y se sienten impotentes y rehúyen de la luz que no pueden mirar y ni aun la palabra pueden dirigir tantas veces desmentida, ni la razón timbre de alarma sienten porque la han anestesiado con la impiedad.


Para éstos, hacemos un llamado; a estos hombres “Negros de Hollín” hacemos presente que, mucho duele la llaga por la acción de la medicina; pero cuando la herida se cicatriza, aunque amarga sea la curación, bendecís la medicina y no la teméis.


El arrepentimiento es la medicina que el Padre nos dio y las lágrimas lavan el hollín de la conciencia; no es necesario que lo hagáis a otro hombre, sino lo habéis ofendido; en vuestra alcoba y a vuestras solas os oye el Padre, que no se paga de ostentación.


Entonces, la luz irradia desde Sión en vuestras almas; las lágrimas, las necesita el espíritu para robustecerse en la fe razonada y os lo decimos hoy; pero, no podremos perder más tiempo. Este tiempo de tregua se acaba y vosotros.... Seres nimios que no dejáis oído a la voz del misionero; que nos creéis inactivos a los espíritus.... ¿Por qué tembláis si no teméis? ¿No sabéis que el origen de dónde venimos, nos obliga, por nosotros mismos, al bien de todos y que, si todos no quieren el bien, la ley es de la mayoría?


Se os manda hoy el misionero, para que regularicéis vuestros actos en estos momentos de tregua y viene sin distinción de sociedad, porque es civilizado; pero si no lo oís, sólo os quedará el recurso de llorar por vuestra cuenta impaga; de lamentar la suerte que vosotros mismos habéis jugado.


Los redimidos, cantaron el himno del vencedor y el Hosanna de los bienaventurados al entrar por las puertas de Sión. Vosotros iréis cubiertos vuestro hollín, allá, al mundo de los desacertados; a la caverna donde hay por luz la densa niebla; donde falta el trabajo que es la ley más fácil de progreso; donde el volcán oscurece la atmósfera y semiasfixia el aliento; donde el fuego de la lava que éstos despiden corre en ríos que hace insoportable la vida; donde los mares rugen furiosos por efecto de los maremotos y envuelve la tierra, arrastrando a sus habitantes; donde la fiereza es el tipo y el derecho del más fuerte, donde, en fin, la palabra no articula más que sonidos guturales y aullidos estridentes.


Tenéis ya, hasta instrumentos y medios de conocer la grandeza del espíritu; pero no tenéis el émbolo que os regule, porque tenéis el sacrificio de vosotros mismos y no queréis extraer lo enrarecido de vuestra ignorancia.


El émbolo que os ofrece el Espíritu de Verdad, es dulce y consolador. El Espiritismo Luz y Verdad es el émbolo, con el cual podéis llegar a conoceros a vosotros mismos y cuando lo miréis cara a cara sin tener que bajar la vista por la fuerza de su luz, entonces será cuando conocéis que os habéis redimido.


Entonces conoceréis y admiraréis esa infinita escala de mundos habitados, que no se puede enumerar con vuestros guarismos.


Meditad, elegid vuestra morada porque, en el mundo tierra ya no caben los retrogradados. Es la hora de la cosecha anunciada en el testamento y predicada por Jesús; el testamento de Abraham que se os ha entregado a su tiempo, es el principio del “Código de amor Universal” que se escribe para la humanidad terrestre progresista y hay que cumplir ya, todas las cláusulas que en él se contienen.


Tan cercana está la hora, que los hombres, hijos sabios del Padre que han venido para llevarle sus hermanos “Negros de Hollín”, están en sus puestos y solo esperan, ya preparados, que suene el último minuto del tiempo de la tregua, que no tendrá lustros.

La paz sea con vosotros.

Che Auffer (En Autos de Fiscal).

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Desdoblamiento y visión.


Al momento de terminar el espíritu comunicante me sentí arrastrado al espacio y pedí al vidente que me acompañara hasta donde pudiera, y donde no, me pidiera ayuda.


Pasé por muchos mundos siendo visto en algunos. Crucé espacios de una inmensidad horrorosa, capaz de perderse en ellos el pensamiento. El Sol había quedado a distancia tal, que no se veía sino como un punto de tenue luz. Entré en un mundo de luz admirable y tan bella y agradable que sólo ello es bastante galardón al trabajo del espíritu de muchas existencias y de grandes obras realizadas en todas ellas. Fui colocado en punto donde pudiera admirar su belleza en el conjunto, que no describo porque lo hizo (como lo anotaré más adelante) en la noche de éste día, un espíritu habitante del Sol. Dos hermosos Soles alumbran aquel mundo de felicidad y de alegría, que hacen de él la maravilla del Creador.


Fui atraído a una ciudad populosa y hermosa cual no puédase pintar ni cantar; pues toda la pompa asiática, es menos que la hormiga ante el elefante, en comparación de tanta grandeza. “Sión” se lee en letras luminosas de colosales medidas y cuyas letras son formadas por el encuentro de las luces de los Soles, lo que significa que está situada en el centro o el meridiano de aquél mundo, donde la noche no existe y el tiempo se cuenta por 36 de nuestros periodos.


No extrañaba sin embargo aquella ciudad. ¿Cuál es la causa? ¿Mi espíritu la había visto ya? ¿Ha descansado algún tiempo de su empeñada lucha en la tierra, en aquella ciudad de paz y amor? Sí, y allí tengo afines.


Admirando, sin extrañezas, la hermosura ideal de las mujeres cuyas miradas amorosas y corazón amante se siente y hace feliz su presencia al hombre, fui presentado en una mansión de tal magnificencia, que nuestras letras no pueden describir, Una cúpula de colosales dimensiones cubre un salón inmenso, en el que hay tantos asientos, cuántos consejeros del Padre se han elevado al grado de Mesías en este plano. El asiento del Espíritu de Verdad, está bajo una forma de concha con filigranas y joyas tan maravillosas, que nuestras piedras preciosas, son como toscos carbones. Lo conocí por la insignia de este espíritu que es el ancla y cerca de él había asientos vacíos, pertenecientes a los misioneros que están encarnados para llevar al mundo tierra al camino de la luz.


Fui saludado, pero en aquel amor y respeto comprendí todo y lloré. Salí de la órbita de aquel mundo, seguido por el vidente González y se nos mostró un mundo en formación y, mejor dicho, formado, pero sin habitantes racionales. Una vegetación finísima lo cubre de un color verde naranja muy suave y es alumbrado por dos astros color oro el uno, color violáceo el otro que hacen una dulzura incomparable.


Flores finísimas hay por todas partes y lagos, cuyas aguas dan aroma sutil que embalsaman los sentidos. Delicadas frutas dan árboles y aún está en el sexto día de perfección, como materia.


Lo contemplaba extasiado y se me dijo, por una voz de quien no veía: “El Padre prepara esta morada para los vencedores del mundo tierra, en su emigración, después que reine el amor”.


Volvimos y fuimos saludados en el Sol, por nuestro Maestro Schuwitt que me dijo: “Estudia y escribe y eleva a la tierra a la perfección de que es capaz, para que esa humanidad, después de la lucha, pasé allí el primer día feliz”.


Descendimos; la tierra, aún es bella: sólo hay que espiritualizarla y el hombre pasará feliz su séptimo día reinando el amor y se dispondrá aquella mansión de dicha y de paz, desde donde trabajará por el progreso de los desgraciados, que no queriendo rendirse a la razón la pierden, e irán a luchar a mundos primitivos, en tanto que, los Maestros estarán en Sión descansando un momento de sus luchas, reunidos en el Consejo de la solidaridad al amor del Padre.

 

Como durante la excursión les decía lo que veía, al despertar, vi la alegría retratada en los semblantes de los circunstantes y el vidente confirmó los relatos.

  

Trincado.

Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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