Elias
- EMEDELACU

- 13 may
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(Mi Dios es Jehová): Es uno de los más grandes profetas, nacido en Thesba, en las montañas de Galaad.
Se le describe con el pelo largo, alto y toscamente vestido, con un manto y un cinto de cuero: tanto en su figura como en su espíritu tipo verdadero del profeta hebreo.
La Biblia es la que ha recogido noticias más completas respecto a este personaje, pero en el Corán y otros libros sagrados orientales se habla con frecuencia de él. Según dichos libros cuando Elías nació los hombres eran idólatras y estaban esclavizados al Dios Baal del que se hace mención en el Corán. "¿Invocaréis Baal mientras tenéis abandonado al Creador Supremo?" (Sura 37, versículo 125).
Aunque pocos datos han dado acerca de su familia y de su juventud los islamitas han encontrado su descendencia de Aaron y Eleazar por ser Elías hijo de Fines, pero sin más historia.
Pero Melchisedech aparece sin decir de dónde viene, ni quién es. Aparece hablando en nombre de Dios, en los momentos en que Israel ha caído en la falta de adorar el becerro de oro y en la idolatría del Baal fenicio. Su lealtad y la franqueza de sus manifestaciones provocaron la ira de Achab, rey de Israel y especialmente de Jezabel su esposa, que fué quien más activa y eficazmente trabajó para establecer y sostener la idolatría, a la que Elías señala como el motivo que provoca las divinas iras, anunciándole el azote con que va a ser castigado su pueblo. Pero luego de su aviso desaparece el profeta para dejarse ver recién después de 3 años y medio cuando el rey idólatra y los suyos han tenido tiempo de comprender que aquella terrible sequía es castigo a sus maldades. Estos tres años los había pasado el profeta cerca del Jordán en una cueva junto al torrente de Carith; dicen los bíblicos escritos que el Creador proveía sus necesidades, pues mandó unos cuervos que diariamente le. llevaban su alimento.
Dícese que cuando se hubo secado el arroyo que le suministraba el agua, Elías dirigióse de rodillas pidiendo amparo al Creador, quien le dijo: "Levántate y vete a Sarephte de los sidonios y cuando hayas llegado permanece allí, porque ahí hay una mujer viuda que he dispuesto que te alimente."
Habiéndose encaminado a Sarephte hambriento y sediento, divisó a una mujer miserablemente vestida que iba recogiendo leña; el profeta pidióle agua y algún alimento, pero la mujer díjole que solo tenía una pequeñísima cantidad de harina y aceite para sí y su hijo. Ordenóle el profeta que con aquello hiciese un panecillo cocido al rescoldo, prometiéndole en nombre de Dios que no le faltaría trigo en su orza ni aceite en la alcuza.
Obedeció la mujer y cumplióse lo prometido por Elías, alimentándose durante largo tiempo el profeta, la mujer y su hijo mancebo a quien una rápida enfermedad quitó la vida y Elías obró el milagro de devolvérsela.
Al tercer año de vivir con ellos siempre por mandato del Señor, Elías volvió a presentarse a Achab, tratando de probar a éste que todos los sacerdotes de Baal eran unos falsarios y su dios un mito, habiendo propuesto a aquellos en número de 450, que por medio de sus plegarias hiciesen llover fuego del cielo, lo que en vez el milagro se obró en favor suyo. El triunfo de Elías fué público y el pueblo indignado por haber sido tanto tiempo víctima de aquellos impostores, hízose justicia dándoles muerte.
Es que siempre la impostura y la fé ciega se han complementado, por eso se arma el brazo de los que despiertan, no al sereno llamado de la justicia, sino que blande el arma que mejor le satisface su inconciencia.
Luego de manifestar Elías al rey que la sequía iba a terminar, retiróse de su presencia y poco después tuvo que ausentarse de la ciudad, pues Jezabel, la perversa esposa de Achab, sabedora de que la muerte de los sacerdotes era debido a que habían sido desenmascarados por el profeta, se había propuesto hacerle quitar la vida, por lo que para librarse el profeta tuvo que huir y permanecer mucho tiempo oculto en una cueva, de la que sólo salió cuando "el Señor le mandó salir" para ungir rey de Siria a Hazael, rey de Israel a Jehú hijo de Namsi y profeta a Eliseo, hijo de Saphat. Desde esta fecha sólo se le vuelve a ver cuándo se presenta el rey en ocasión que va a tomar posesión de la viña de Naboth, que había sido asesinado por orden de Jezabel que codiciaba aquella viña que Naboth no había querido venderle.
El profeta después de reprocharle la infame acción de su mujer le dijo: "En este lugar en que lamieron los perros la sangre de Naboth, lamerán también la tuya"; anuncióle también las desgracias que por justicia debían de caer sobre su descendencia y el rey rasgando sus vestiduras lloró sus crímenes y se impuso grandes penitencias para obtener el perdón.
...Nada se habla del profeta hasta la ocasión en que Ochozías hijo y sucesor de Achab enfermó gravemente mandó a consultar al dios Belzebuc si moriría de resulta de aquella caída; presentóse entonces Elías diciendo a los emisarios que regresaran al palacio y tras de enrostrarles su idolatría ordenó decir al rey que se preparase a morir.
Mandó el rey un capitán con cincuenta hombres para que llevasen a Elías a su presencia pero dicen que por magia del profeta fueron reducidos a cenizas; mandada otra cantidad de hombres ocurrió lo mismo, pero un tercer grupo del mismo número de individuos llegó hasta él y habiéndole suplicado humildemente el capitán que viniese con ellos para salvar al rey, el profeta fué movido a compasión y les acompañó a presencia del rey, quien le recibió cariñosamente aunque confirmó lo que había profetizado con anterioridad y el rey no tardó en fallecer.
Poco tiempo después de la muerte de Ochozias, luego de haber atravesado a nado el Jordán, Elías fué arrebatado a los ojos de sus discípulos en un carro con caballos de fuego que lo condujeron al cielo, según dice la leyenda.
Según dice el Corán, Elías nació solo para sacar de la idolatría a su pueblo, misión que empezó convirtiendo al rey, aunque éste temeroso de sus súbditos (¡Siempre el prejuicio y la cobardía!) no sólo no se atrevió a exponer sus nuevas creencias, sino que hasta evitaba que se enterasen de ellas.
Sin embargo, según algunas historias, Elías llegó a ser ministro del rey Achab, mas, habiendo vuelto éste a caer en la idolatría, Elías se le separó y pidió con tanta fuerza que Hellf le diese poder como los sacerdotes de Baal.
Aunque la tradición árabe tiene puntos en que está casi de acuerdo con lo que dicen los libros Eclesiástico" y "Apocalíptico", nosotros no podemos entrar en pormenores que confirman la fábula y las fantasías en que se han fundamentado las religiones para hacer una fé ciega.
Son absurdos que toda razón rechaza y que sólo puede aceptar el fanatismo consciente del sofisma en que se apoya.
Decir que el Señor le mandó cuervos para que le llevasen agua y alimento en la cueva de Cherit que ve a Dios que hace o deja de hacer por poder del dios, es lo que no tiene ni puede tener explicación y no teniéndola por no tener tampoco razón de ser no se pueden comentar como algunos de los actos que le dieran credencial de profeta o misionero del Padre.
Así es como parece una ridícula impostura que el profeta prometiera "Conseguir del Señor que a los padres les fuera devuelta la vida de sus hijos y a los hijos. devuelta la vida a sus padres muertos durante los tres años de castigo que sufrieron por su idolatría."
Nadie podría interpretarlo de otro que justificando la innegable verdad de la reencarnación que absolutamente. niegan, rechazan y condenan los dogmas religiosos. Aquel milagro sólo se explica en los espíritus afines: los padres. dando nueva materia a sus hijos y los hijos preparando hogar para dar cuerpo y amor a los que a ellos se los dieran. Siempre la ineludible ley de las compensaciones.
Pese a la cantidad de excesos que le han atribuído en que, tratando de mostrarle como demoledor de la idolatría, le presentan como la base para un nuevo modo de fetichismo, fué Elías uno de los profetas hebreos más eminentes.
Era atrevido, austero, abnegado y amante cumplidor de la Ley de Eloi, Su historia está llena de enseñanzas.
¡Juan el Solitario, fué predicho bajo el nombre de Elías y cuánto dijo Jesús al exclamar "la voz es de Juan más el espíritu es de Elías"!
Los siglos han pasado y el eco de la voz de Juan no se ha apagado, porque el espíritu de Elías palpita en todos los hechos que profetizó para el presente y su recuerdo se ha renovado al constante renovar de los misioneros que le precedieron en el tiempo y en la obra.

Libro: Biografías de la Revista Balanza
Autor: Joaquín Trincado
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