Diciembre 3 de 1911, hora 21, Portillo
- EMEDELACU

- 14 oct 2024
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Horas tranquilas son éstas que aprovechamos.
Buenas noches. El ósculo de amor os doy.
Tema por la humanidad, para los sediciosos, para los pérfidos. Está la obra empezada ya y no nos olvidamos de nuestros deberes y nuestros juramentos al Padre; venimos pues, en cumplimiento de ellos, porque el hombre, en el estado relativo de su progreso, ve los vacíos que no puede llenar, si no levanta sus vuelos más alto que hasta ahora lo hizo.
Estos vacíos que el hombre siente, es un efecto generado de la carne, porque ésta, sólo vive y sólo habla de lo tangible, de lo que toca. Y es de lamentar su estado, porque se le han dado luces en todos los tiempos para remontarse al centro de la luz y llenar los vacíos.
Por esto, hoy viene el Espíritu de Verdad y os dice: hombres, en vuestra ilustración os habéis obcecado; y esta obcecación material, positivista, es un egoísmo que incapacita al espíritu y os digo, que no se compone el hombre sólo del cuerpo que palpáis: Este, aunque es esencia de la materia terrena, es materia burda y de lo burdo se alimenta; y el espíritu que anima esa materia, es parte de la esencia primera que da vida al Universo, bajo la ley evolutiva impuesta por el Creador.
En este principio debe alimentarse el espíritu del hombre para la elevación del pensamiento al Padre, con la plegaria a Él y con el amor más puro hacia vuestros semejantes.
Esto se os ha dicho en todos los tiempos y hoy os lo repite el Espíritu de Verdad, para que no aleguéis ignorancia; pero como no vivís más que de la materia; y porque la materia no se convierte, porque no puede convertirse en luz sin que la razón entre en el camino de la ley de Amor, achacáis a la materia vuestra imperfección y ponéis un velo a nuestra conciencia para que no os acuse la concupiscencia que os domina por causas de principios erróneos que sostenéis, que no pueden venir más que de la ignorancia; no de la ley.
Porque esta ignorancia veis la materia preparada a la concupiscencia, matando el sentimiento en la mujer. En ésta, habéis personificado una pasión animal, rebajando hasta el lodo esa media humanidad que viene a dar vida a vosotros mismos; y después que os da el dulce néctar de que es depositaria, la repudiáis y no le concedéis los derechos que le pertenecen, ni aún siquiera los de humanidad.
Decidme, materialistas; vosotros que habéis buscado las bellas formas, ¿habéis buscado en ello la santa ley de la reproducción? La ley os lleva al placer, pero por la malicia y por ignorancia, la falseáis.
Repudiáis, deshonráis, corrompéis a la mujer y no os ha ocurrido pensar que habéis nacido del vientre de una mujer; es que, por vuestra ignorancia, la habéis rebajado al más ínfimo nivel y os habéis rebajado a vosotros mismos, porque habéis falseado la ley; para vosotros, la justicia será inflexible.
Decidme, si cuando vuestro protector os recuerda vuestros deberes, (porque lo sentís cuando os remuerde la conciencia) en vez de poner remedio. ¿No os engolfáis más y más en el deleite impuro esquivando por todos los medios de maldad, servir el querer de la naturaleza? ¿Hacéis así justicia?
Decidme también de vuestra hombría cuando se sigue una consecuencia y os hacéis a un lado, cargando el fardo a la mujer. Esto no lo podéis hacer en conciencia; y para engañaros a vosotros mismos, sentáis un principio falso en vuestras leyes y por todos los medios más falsos, más hipócritas y faltos de razón y humanidad, os burláis de la víctima y aún procuráis su deshonor.
Ahora bien; llamamos a juicio a toda la humanidad y hablamos para todo el mundo.
Todos y cada uno, entre dentro de sí mismo y considérese a sus solas, para que no sea considerado por su enemigo.
Todo en el mundo es común y todos a todo tienen el mismo derecho. Pero este es el comunismo y aún no llegará tan pronto como los espíritus quisiéramos, porque de los hombres, aún son solos el misionero y los que lo acompañan, los que os conducen a la solidaridad de los mundos y la ley armónica que rige el Universo: y aún declarada como se da hoy y os la dará mi representante, pocos también comprenderéis esta verdad al momento. Es que estáis desorientados, escépticos, porque el materialista y aún más el materialista religioso, no sabe ni puede tender su vuelo más arriba de la tierra, porque se enreda entre los hilos de su carne, y retardará este comunismo, hasta que la luz abra brecha en sus conciencias o su perversidad provoque la justicia.
Pero el Padre ha decretado la implantación de la Igualdad y la Justicia bajo el protectorado de la ley de amor y ahora vemos ocasión propicia, según el grado de depresión a que han llegado esos materialistas.
En vuestros días debe regenerarse la carne, pues hasta hoy ella ha reinado relegando al espíritu a la inacción y esto no es justo dentro de la ley de amor que hoy se viene a implantar.
Buscáis el néctar para dulcificar las amarguras de la humanidad, hombres de leyes: pero no oís a vuestro espíritu que os acusa y hacéis lo contrario de lo que haríais si prestaseis atención al impulso del bien y por esto, el mundo, no se entiende. El Maestro Jesús os lo dijo “Hechura sois de vosotros mismos” porque no habéis entrado dentro de vuestra conciencia.
Es molesto considerar sus hechuras que le acusan de injustas o incompletas. Molesta también, considerarse a sí mismo. Pero será más molesto que venga un segundo como Juez, a acusaros, porque os entregará al enemigo, diréis; pero a la justicia os entregará, os digo yo. Hasta hoy, os habéis impuesto a los misioneros que os dijeron estas verdades; pero ya no os podéis imponer a los espíritus, que son los meteoros que en todas partes están y llevan el poder del Padre, en la más rigurosa justicia, que es el más grande amor.
¡Pobres mis hermanos! Militáis en las religiones y después que les pagáis tributo, os condenan a penas eternas. Pero ya habéis conocido su engaño porque nos oís a los espíritus y os decimos la verdad.
Apagad vuestros prejuicios y entrad en la religión del alma, que es el sentimiento y congregación universal, a la que vituperáis por encargo de los interesados en mantener Iglesias pequeñas; tan pequeñas, como irracionales.
Pero yo les pregunto a esos interesados. ¿Cuál o cuáles de vuestras religiones tiene su historia limpia de no haber dado de beber a vuestros creyentes en ese vaso nauseabundo del odio a los otros? Y si todas sois falsas, ¿porqué prestar vuestro concurso por una alianza, para crear una tan falsa como todas las falsedades de todas? Esta es la casa edificada sobre arena. Todos habéis contribuido a su edificación y hacia ella es de justicia dirigimos primero, porque en su caída arrastra a todas.
Viene el torrente impetuoso; el viento sopla furioso y no podrá resistir y caerá estrepitosamente, saltando el dolo a todas las demás, porque es material de todas y ya, los cimientos están socavados y poco pueden resistir; el viento soplará con la fuerza de la ley de justicia. ¿Quién la resistirá?
Pero, descansar, hombres sin conciencia que solo teméis las represalias de los engañados. Estos, están poseídos del amor y no acatarán a vuestras materias manchándose las manos en sangre, que, aunque vil, es sangre humana. Ellos quieren descansar en el seno del Padre y para esto se necesita ser limpios de cuerpo y alma. Ellos también quieren que podáis descansar en el seno del Padre, que es el amor de hermanos.
Nosotros venimos, siendo espíritus (y lo sabéis). Pero no nos creéis por aberración; más vosotros, hace un centenar de años. ¿Dónde estabais? ¿No queréis contestar? No contestáis porque sabéis que estabais en el espacio como espíritus, a donde volveréis dentro de poco. ¿Qué les diréis entonces a los que engañáis, corrompéis y perjudicáis, cuando seréis obligados a hablar por los médiums, como lo hacemos hoy nosotros? Meditad en esto a que la justicia os obligará.
El cuerpo se mueve, porque lo anima el espíritu; pero la materia tiene también vida animal y si no obedece al impulso del espíritu, hace vida irracional y, mejor le fuera no haber nacido, pues padeció su espíritu y se cargó con nuevas deudas que tendrá que pagar entera e inflexiblemente.
La vida del espíritu es vida real. La vida de la materia apenas es instinto. ¿Por qué os malgastáis de que vengamos a la tierra y que os digamos, que al espacio volveréis e iréis a la acción y no a la inacción? ¿En dónde habéis hecho lugar al cielo y al infierno que yo, ¿el Espíritu de Verdad, no lo encontré? ¡Oh, perversos!...
Prestad oídos ahora que es tiempo y entraréis triunfantes y serenos en este mundo de los espíritus, que no lo extrañaréis, porque en él, muchas veces habéis entrado para volver a salir y es hora de que volváis con vuestro haber, mayor al debe, sin cuyo requisito no se puede entrar en la ciudad santa.
El espíritu es su propio artífice y él solo ha de edificarse su morada.
Desconocéis, por sistema, que nosotros somos obreros del Padre y que con la ayuda de los que nos prestan su auxilio tenemos que trabajar hasta convertir el mundo al que pertenecemos en jardín florido y ya hemos pasado del cultivo de la tierra, al cultivo del espíritu.
Porque os reveláis por sistema y no queréis estudiar la ley de la Cosmogonía, no llenáis los vacíos que sentís; vosotros habéis permanecido estacionados, porque sólo tenéis ley de letra y, como “La letra mata al espíritu” habéis cometido el craso error de decir: “No hay más allá”; pero la sucesión del tiempo os desmiente y nada podréis apelar.
La sucesión está esculpida con caracteres imborrables en la Cosmogonía y, no hay pasado ni futuro; siempre está en el presente y todo está solidarizado. Por éstas causas, no somos extraños ni extranjeros en ninguna parte. Somos en todos los mundos del Universo, hermanos. Los puntos brillantes que veis, son otros tantos mundos de la Cosmogonía y son una mínima parte de los que existen. Todos son habitados y en todos rige la misma ley y en todos somos llamados hermanos, aunque pertenezcamos al mínimo mundo tierra.
Mas, si todos nos pertenecen, todos hay que conquistarlos, por la ciencia y el trabajo; por la justicia y el amor. Pero os obstináis en mantener principios erróneos que la Iglesia de los santos y altares de cultos al ídolo, imponiendo la fe ciega y en esto, no hay verdad ni justicia ni amor y es la causa del estancamiento y de que tengáis tantos vacíos; y yo os digo que: el Templo Azul, Racional del Santo Único y Grande es, la Cosmogonía: Queremos que el altar donde se le adore, sea el corazón del hombre, con el único sacerdote posible que es la conciencia. Este es el credo de los mundos superiores y la tierra está ligada a la misma ley y queremos establecer este único credo, que se llama amor.
Vosotros sois efecto y no causa: y sois tan materialistas, porque sois efecto de una causa material; por eso, las religiones en todos los tiempos fueron la rémora del espíritu, porque tienen por ídolo a la materia. Las religiones, siempre han coartado al pensamiento libre llenando la conciencia de prejuicios, para que la razón no tenga libertad de discernir, por la fe ciega, no sólo recomendada, sino obligando a tener esa fe ciega, por las vergonzosas excomuniones y penas materiales.
Habéis creado una Iglesia propia de vuestras hechuras, y hasta el Dios de esa Iglesia lo habéis amasado y lo habéis comido, poniendo en el mayor ridículo al Dios de Paz y Amor. ¿Qué diríais del Padre, que por Amor se comiese a sus propios hijos?
Se os acusa hoy por el misionero de falsedad porque a Jesús el misionero, el preceptor de la libertad, de la justicia y del amor, lo habéis por baluarte e idolficado y le habéis puesto un nombre que no es el suyo ni de otra persona racional, apoyándoos con la más refinada malicia, en todo lo material e impuro de todas las doctrinas, porque sois materia burda; porque habéis gustado el néctar que todas las abejas han dado en sus colmenas y para apoderaros encendisteis las hogueras.
Habéis amasado esa Iglesia con la sangre y las cenizas de hombres de luz; de los misioneros que en todos los tiempos mandó el Padre a descorrer el velo de la ignorancia; y por vuestros sofismas y la fuerza bruta y tomando de la ley la letra, oprimisteis a los misioneros.
El misionero que hoy os acusa en nombre del Dios Amor y que un día fue víctima en su carne de vuestra intriga y orgullo, hoy se presenta su espíritu envuelto en nueva carne, para con ella acusaros en la más noble justicia.
Se os ha dado tiempo para reedificar; se os ha dicho la verdad; pero habéis arrollado a los misioneros y estorbado en nuestros intentos de salvar a la humanidad oprimida. Y puesto que cuántos intentos hemos hecho para que pudierais volver sobre la luz los habéis despreciado; y a pesar de tantos fracasos sufridos en vuestras doctrinas y hasta en vuestra política, no queréis dejar el lugar que ocupáis, venimos con la fuerza de la solidaridad de toda la Cosmogonía y en cumplimiento de la ley del Padre, a desalojaros. Nada intentéis. Es decreto de los consejeros del Padre y ha de cumplirse ahora. Si la traición quisierais usar como lo habéis hecho siempre clavando el puñal por la espalda, una fuerza invisible para vosotros os arrancaría el puñal y esposaría fuertemente vuestras manos: tocó la trompeta del Juicio y a él habéis de comparecer.
Llamamos al progreso del espíritu, para que la ciencia llene los vacíos que vuestro materialismo no puede llenar. Seréis víctima de vuestra propia obra, si no oís a los que entre vosotros hay, hombres, cuyo espíritu, con experiencia de hechos consumados en el progreso, harán y haremos presión: la presión que vosotros hacéis con vuestro dogma; pero la presión por vosotros ejercida, se basa en la mentira; la presión que nosotros ejercemos, se basa en la verdad.
Sentís al misionero; pero ideáis cuántas amarguras tenéis costumbre y le ponéis sitio por hambre, porque sabéis que es el mal más fatal. Pero entendemos vuestras añagazas y en justicia, el Espíritu de Verdad, el Maestro Jesús, sus afines y todos los espíritus de luz le protegen y nada contra él podréis. Aún dais órdenes de enlazarlo en vuestras redes: lo vemos; pero, no y mil veces no, no caerá.
Aun se os da una tregua; pero daréis lugar a que se os eche al estercolero, sabemos vuestra obcecación y que nuestro aviso amoroso, sería aprovechando como siempre para oprimir más y por eso está entre el pueblo el misionero, que al hablar por nosotros y no ser escuchado, hará justicia. No haréis con él como Avalls o el cura Hors y tantos otros, porque él viene con todo el poder de los espíritus de justicia y en cumplimiento de la ley, principio de todos los principios, para acabar de una sola vez con la opresión y la ignorancia. No serán estériles sus esfuerzos, porque los espíritus vemos todos los movimientos y todos los pensamientos; vemos los hombres de ayer y los espíritus de hoy, que todos (menos unos pocos materializados por su obra en esa falsa Iglesia) desean, piden y trabajan para que sea implantada la ley de amor, que lo será porque el habitante de la tierra, ha sido obligado a pagar tributo a los usurpadores de la propiedad y el único propietario es el Padre, que ordenó y creó por amor.
La voz os llega por estos meteoros, y si queréis dar contra ellos, chocaríais entre vosotros mismos y os reduciríais al polvo. El misionero y los suyos, son de un cuerpo más duro que el diamante y saben a qué han venido: he aquí porque nos oyen los hombres a los espíritus y son los compiladores de la luz, no por la voluntad del espíritu tal o cual, sino por el mandato de la suprema voluntad del Padre. Al que no convencerán mis palabras, lo conocerán los hechos.
Esta voz es el sordo ruido que antecede a la tempestad: el que sepa guarecerse se salvará; el que desoiga el aviso, será barrido por el huracán y arrastrado por la corriente enlodada.
Oiráse, no dudéis, esta voz; y no dudéis al oírla, que es la voz del Padre llevada por el enviado, mesías, misionero y Juez y lo reconoceréis aún contra vuestra voluntad para que no aleguéis ignorancia en la hora de la justicia. No podréis oponeros, ni resistir su acción y su verdad. Y si encerrados en ese castillo de piedra, quisierais oponer resistencia, la naturaleza tiene órdenes que cumplirá y hará una formidable explosión y quedará reducido a escombros y no se levantará otro edificio sobre sus ruinas, quedando como testigo mudo para las regeneraciones, hasta el día de cantar el Hosanna, para pasar la humanidad al grado próximo superior de la perfectibilidad y de la rehabilitación propia y colectiva.
Esta es la ley; escrita queda para todos; no firmamos dogmas para nadie, ni los imponemos, pues no se impone más que el amor por el esfuerzo propio, ni menos se dejarían imponer el médium, nuestros mesías, ni el misionero. Para ellos, el dogma es, la luz del Padre.
Para vosotros a quien hablo, os deseo paz; de lo contrario habéis perdido y no puedo daros la paz a vuestro espíritu, sino los hechos, por amor y por justicia.
Xavier E.V.
No encontró el cielo, siendo el más sabio
Mas yo leyéndolo, he encontrado
un grande infierno y lo señalo
en los extremos del Subrayado,
que lo es, por cierto, para el malvado.
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Como tenía que hacer una pregunta de gran interés, pero que al parecer era prematuro, se retiró sin la demostración que tiene costumbre, seguramente para esquivar que la hiciera y no lo noté, porque quedaba posesionado el médium; pero conocí el fenómeno en cuánto empezó a hablar de nuevo y dijo:
“Es lobo que se alimenta de sangre humana; por eso nuestro trabajo; pero dispensadme, hermanos míos, no os he saludado: he querido afirmar con mi palabra, lo dicho por el superior Xavier, a quien ratifico.
¿Ah... qué queréis de mí? Hermano mío Jesús, quería tener órdenes que cumplir y se hará una formidable explosión y preguntar al Maestro algo referente a mi obra; pero comprendo en su retirada, que no es hora... Yo, nada te diré: eso es de exclusividad de Xavier y yo, aunque sea Jesús y tanto os ame, no he de quebrantar sus disposiciones, pero ¿No sabes que el Padre sabe todo lo que os hace falta? Pedid y recibiréis, llamad y os abrirán las puertas que deben abrirse; a los lobos se les manda hacer igual, por el amor, pero ellos abren las puertas de la imposición, la astucia y la fuerza bruta.
Vosotros trabajáis para toda la humanidad y carecéis no sólo de las comodidades, sino muchas veces hasta de lo necesario; mientras que los enriquecidos por la fuerza y la astucia, aprovechan las riquezas para su concupiscencia; pero si ellos por su astucia y fuerza bruta acapararon tesoros que usurparon del sudor de todos dejando en la pobreza a los amantes del progreso, ¡qué extraño es que vosotros uséis de la fuerza del Padre para tomar de lo que a todos pertenece, porque es el tesoro del Padre!.
Sí, el Padre no abandona a sus hijos; pedid y se os dará.
Yo elevo mi alma al Padre no por caridad hacia vosotros que sois mis afines, sino en virtud de la justicia de esta ley de afinidad, porque veo que es de la necesidad vuestro pedido; pero está señalado el día y el momento y, esperar, que lo prometido todo se cumplirá.
Hoy he trabajado mucho para preparar los caminos; pero no podría menos de venir a los míos a confirmar que oí y que ha oído el espacio entero lo dicho por el jefe superior y el espacio está de fiesta y lo celebran los mundos de luz; pues es un acontecimiento, que ha repercutido en todo el Universo.
Sobre vosotros descienden saludos y efluvios amorosos y palabras de aliento y vengo a decíroslo. Estad unidos y preparados y conservar este ósculo de amor de vuestro hermano, antes en la carne y hoy y siempre en espíritu. Un saludo y abrazo de amor de María y de toda la paz.
Jesús de Nazareth.
Ya veis, que aún ni esto es cielo
Aunque nada haya más grande
de amor, justicia y verdad
Y en verdad que esto es muy grave
Porque es... el... Cielo...
Del dios de la iniquidad.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II
Autor: Joaquín Trincado
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