Diciembre 17 de 1911,Hora 21, Portillo
- EMEDELACU

- 14 oct 2024
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Buenas noches; Heme aquí: continuaremos con nuestros dardos; no contra la sociedad, sí contra los bomberos y otras armas; contra las guerras, que sobre llenar de luto los hogares, restan los brazos potentes de la juventud al trabajo y grava los productos de la tierra y de la industria, llevando el hambre, la miseria y las pestes a las naciones.
Hacemos un llamado a los jefes de estado; queremos recordarles el trabajo grande que nos costó a los espíritus vencer las dificultades para constituir el tribunal de la Haya, como principio de nuestro fin, que es buscar el equilibrio de las naciones; ha dado frutos benditos, porque ha evitado muchos derramamientos de sangre y los espíritus lo contemplan como gran obra. A este tribunal de arbitraje, hay que darle todo su valor; debe ser el juez imparcial de los litigios y el Padre, celoso por la fraternidad entre sus hijos, puso su sello a esa obra de los espíritus de luz; pero vemos con dolor, como se le restan atribuciones a ese tribunal, porque los hombres quieren guerra.
Estamos en el mundo tierra estudiando por partes los males y sus causas que afligen a los hombres; vemos cómo el fanatismo de Patria, es causa de odios de pueblo a pueblo; vemos cómo el fanatismo religioso, siembra el odio y predican la guerra y el exterminio de las otras religiones; vemos como éstas se apoyan en la fe ciega que han inculcado en la escuela a los hombres cuando niños, prejuiciándolos en el error y cantando himnos al crimen fratricida de la guerra. Esto ha desequilibrado a los pueblos y las razas, hasta que se estableció el reinado del espíritu de concordia en el tribunal de la Haya. Sí, aquel tribunal, es el primer artículo dado por los espíritus de paz, para restablecer la armonía y el reinado del espíritu y la razón.
Hermanos míos: es hora de hacer un algo grande y hermoso y sólo puede ser grande y hermoso, el afianzamiento de la razón, por el arbitraje de hoy; mañana por la convicción propia y saldrá el bello ideal de la paz universal, sin armas mortíferas que arruinan el erario público y privado.
Hagamos algo hermoso, ora como hombres, ora como espíritus, u ora como mujeres. Y, entended, que hago este llamado a la mujer, porque es la parte principal y primera en el equilibrio universal, pues ella puede dar al niño en el néctar de sus pechos el principio de amor y de paz. Es hora de que la mujer no sea como el cubo que sigue a la cuerda, porque es un desequilibrio de la sociología; la mujer es la cuerda y no el cubo, por derecho propio; y os convenceréis, si fría y serenamente estudiáis su fisiología.
Para sacar el agua del pozo, el cubo y la cuerda son necesarios; no puede abrogarse superioridad la cuerda que arrastra al cubo, porque sin éste, la cuerda subiría y bajaría en vacío.
El hombre y la mujer son el cubo y la cuerda; no es el uno más que el otro y los dos son necesarios; los dos se complementan, porque son partes integrantes de la familia y de la sociedad.
Si sacamos de la sociedad a la mujer. ¿qué es la sociedad entonces? La habéis dividido en tres clases y queda afuera la esencialidad; pues hagamos cuatro clases y veréis que no podréis obrar ni desenvolver vuestra acción, sin el concurso de ésta.
Estudiemos otra parte del desequilibrio. ¿Qué hacen esos hombres que custodian las puertas del cuartel con arma mortífera al brazo? Si tuvieran en cuenta la ley del amor, no estarían sembrando el terror con el cañón de esas armas y las terribles bombas de la artillería; así mantenéis una paz que abochorna; pero todavía en la actualidad, esa fuerza se precisa; pero esa fuerza, formada por las juventudes del “Bajo pueblo” de la “Clase ínfima” que inicuamente llamáis, son brazos robustos que robáis a la industria, a la agricultura y os veis en la necesidad de gravar cada día más con mayores sacrificios el producto del trabajo para mantener esas fuerzas y el trabajador no puede cubrir sus necesidades por la escasez de la producción que se acentúa con el robo de los brazos jóvenes y el gravamen a los pocos que trabajan.
¿Pero a quién sirve esa fuerza? No sirve al pueblo, no. El pueblo tiene bastantes cadenas con la necesidad del trabajo. Entonces, esa fuerza sirve a esos hombres sin conciencia, amigos de la supremacía; a los que fanatizan al hombre y lo mantienen en la ignorancia; sirven a la conveniencia de unos pocos, con perjuicio de los más y esto está prohibido por el Padre.
Hacemos un llamado a vosotros los que habéis hecho una ley de letra sin espíritu. Mirad en vuestra razón. ¿Veis una igualdad y un lazo, que todo lo liga? No podéis pues en justicia hacer ley contraria a lo que veis. Pero si la justicia y la razón nacen del derecho desequilibrado, forzoso es que estas desequilibren a todo el cuerpo; las fuerzas que habéis de usar son el amor: buscad las moradas del Gran Cosmos y veréis justificadas mis razones. ¿Por qué la ley de la fuerza no tiene más que dos fuerzas, la centrífuga y la centrípeta? Sus características las conocéis más no os las explicáis, porque no conocéis la fuerza central que origina esas dos fuerzas.
Es muy lógico llevar la fuerza, allá donde peligra el honor; pero esta era (no justo, aunque tolerable) antes de uniros en común arbitraje, pero hoy, establecido aquel arbitraje, es un delito de lesa humanidad mantener las fuerzas armadas, porque los derechos de los estados están garantizados por el árbitro común.
Pero hay una cosa que el hombre se abroga y lo lleva al olvido de que sus actos son posibles: la supremacía. Este grave error nacido en el fanatismo de Patria y el desconocimiento de la misión de cada Estado, les lleva a faltar al pequeño y a arredrarlo con la superioridad, haciendo suyo por esta superioridad lo de su pueblo vecino y por la fuerza mata y usurpa. Más, otro tribunal nacerá con bases de Fraternidad y será el Principio de la Paz Universal(1).
Ese tribunal, es el que preconiza el “Referéndum” de la “unión Hispano-Américo-Oceánica” aceptado ya por los pueblos de la raza.
Esta supremacía reina también y más intensa, dentro del mismo pueblo y por ella y sin razón, se apropia de lo de un hermano humilde, el más audaz. Pero el “Código de Amor” que ya se escribe terminará con la rapacidad patrocinada por la supremacía.
Las leyes no reconocen estas fuerzas más que para los frutos indicados; es decir, para mantener contra la ley divina la supremacía y el despotismo. Pero cuando absorbéis el hálito que la naturaleza da al obrero con las fuerzas de las armas y la imposición haciendo mártir y verdugo a la vez al hombre que vino a trabajar la tierra, o a enriquecer las artes y la industria, sois los parricidas de la ley; llegáis al crimen de Prometeo; pero no faltará un Hércules que libre del inicuo suplicio al pueblo.
Principia la edad de la razón y tendréis tiempo de conocer algo de la obra de la razón, porque el misionero viene para decir al hombre de dónde viene y adónde va y habéis de comprender por sus doctrinas, lo errado de vuestra conducta; lo injusto de vuestras leyes y lo criminal de vuestra acción haciendo al hombre del trabajo mártir y verdugo al mismo tiempo, que es la esencia del cinismo.
Se arranca al hombre del hogar, del seno de la familia donde tiene que trabajar y se le manda a la guerra, fanatizado con el nombre de Patria, si la lucha es contra otra nación. Fanatizado y prejuiciado y ciego si la guerra es civil, donde caen juntos el padre y el hijo, el hermano y el hermano, el amigo y el amigo; y, vosotros, gobiernos, hombres de las leyes, ¿no veis lo negro de vuestra obra?... Pero conviene a vuestra supremacía, a vuestro despotismo y, no importa la vida de los hombres. Más llega al colmo la maldad de vuestra acción; está el hombre en la guerra; las industrias se han parado; la agricultura está muerta o devastada y los medios de vida están al alcance de las fortunas; llega a vosotros la joven madre con su hijo en brazos; pide protección a su viudez y a su orfandad y no se atiende o se le tira una migaja; a esta mujer, se le ha puesto en el camino de la prostitución o del crimen. Si quedan los niños en la triste orfandad, ¿qué hacéis de esos niños? ¿Los habéis recogido y educado para hacer hombres de provecho? ¡Ay!
Hiere el alma de verlos hacinados en el arroyo expuestos a la acción del mal; de ahí saldrán los que llenarán el presidio, el manicomio y el prostíbulo y, decidme gobiernos, si no es esto un parricidio. Mas las necesidades cunden por todas partes; el desheredado protesta porque la vida es imposible y los poderes le contestarán encarándole a la multitud, las armas pagadas con el sudor arrancado al protestante. Y lo que es más negro, lo que no tiene nombre es, ver que quien apunta el arma es el hijo y el hermano, para acallar al hermano y al padre y si se le da la orden, descargará y matará a su padre y a su hermano... ¡Gobiernos...Poderes... Prestad atención a la lógica razón! Estáis prejuiciados, subyugados por errores y la luz se os presenta hoy: abrid los ojos y verla, porque si no seréis arrollados.
Hay algunos casos, en que el desheredado, obligado por la necesidad, porque ve que sin dinero no le es dado saciar su estómago y no se lo dan; pues es justo que lo tome a donde lo encuentre. Es cierto que es horripilante el cuadro que se presenta, porque para conseguir ese dinero forzará la puerta del que lo tiene; enseñará el puñal y matará si no se lo entrega, porque busca el oro para saciar sus necesidades y tiene que tomarlo porque no se lo dan, teniendo derecho a la vida.
Es deplorable esta violencia; pero vuestro abandono es el responsable. No tendríais que temerlo, si al hombre lo enseñáis con el ejemplo a respetar lo legítimamente adquirido; vuestro ejemplo, le obliga y rompe un eslabón de la cadena que os debería ligar sin denigraros; rompe el eslabón del respeto, porque vosotros no lo habéis respetado. No fabriquéis cadenas de opresión; fabricar la cadena del amor que os unirá porque todos o todos os sois necesarios, como los rayos solares y la tierra será un Edén como lo quiere el Padre.
¡Pobres mis hermanos que aun seguís oprimiendo cuando han llegado a vuestras manos estos estudios! A recordároslo han llegado otros moralistas; oídlos y aprovecharos cuando os ha llegado la luz y letra de la ley de amor.
Sed fríos o calientes, pero salid de la apatía y de la indiferencia, porque los términos medios son los que traicionan.
Los términos medios han de estar ligados al extremo del amor de la sociedad que pide luz. Han gustado de la libertad los hombres y están calientes del fuego santo del amor a la justicia; sin este hombre del medio no podéis pasar, porque posee la inteligencia en todo el saber humano.
Pero está poseído de la igualdad que pertenece a todos los derechos y tiene que cumplir el dictado de su razón, porque se lo pide su conciencia. Traicionará (según vuestro egoísmo) vuestra apatía y frialdad que es muerte y desolación, para implantar el progreso y la alegría en la familia universal.
Hoy, os presenta el código moral, para que modifiquéis cuantos derroches tenéis y os hacéis sordos a su llamado y os quejáis de “traición” que no es tal sino justicia y luz. El sol da luz a la tierra donde pisáis; la tierra también da sus frutos que recibe gratuitamente para distribuir por igual, con arreglo a la necesidad de cada uno que está graduada en su progreso; y, por tanto, en la ley del Padre, la planta y el fruto es de común derecho.
Pero en todo gustáis de las supremacías y posponéis la igualdad; derrocháis en un sarao, lo que llevaría el sustento a muchas familias que trabajan y padecen hambre, e invocáis el nombre de la justicia y no la admitís en vuestra casa. Pero el desequilibrio mayor, la supremacía más cómica está, en esos ejércitos armados, porque el hombre con el arma, se miran como el león y el tigre y, los hombres no sois esas fieras.
Pero si vosotros oís la voz de la razón; si prestáis un breve estudio a la lógica de los hechos, pronto veréis que no es el hombre de abajo y del medio el prevaricador y que no son éstos tampoco los ignorantes, porque saben fraternizar y corren tras de la libertad santa del pensamiento y tienden a renovar las leyes orgánicas; solo los de arriba y los hombres de las religiones son los prevaricadores, en general, porque hay bellas excepciones.
¿Qué hacéis parlamentarios que no encontráis medios de armonizar la vida de vuestros pueblos? Oídnos, que os traemos el consuelo que el mundo necesita; os traemos la ley de amor, la ley de las afinidades y la igualdad del Padre.
Elevad los ojos, hombres de las supremacías y veréis que no se os condena en la ley del Padre; pero ahondar en vuestra conciencia y veréis que ella es la que os condena al sufrimiento, que en el espacio tendréis. Una ley poderosa, la de compensación, os condena a la pena del Talión, no en el espacio, sino en la tierra, donde expiaréis lo que hacéis sufrir. El espíritu vive sobre la tierra muchas veces y en diferentes cuerpos, naciones y tiempos hasta cumplir sus trabajos. Os lo decimos en verdad y vuestro espíritu lo sabe, creednos.
Esta es la gran ley de justicia por la que todos somos igualados, pasando por todas las categorías de la sociedad del mundo que habitamos por un período. Y es tan grande esta ley, que, sin ella, el Padre no podría ser justo.
¡Pobre ser que te cubres con oropel y te llenas del error!... Te bastaría el soplo del ser increado para descubrirte de tus errores; pero el Padre creó la ley del progreso y en ella has de ilustrarte y descubrirte tú mismo; la gracia, sería necia dádiva; ningún mérito tendrías.
Con el encubrimiento os engañáis y lo único que hacéis es retener un momento más el progreso. Pero la luz avanza y no está en vuestras manos detener su marcha, aunque por conveniencias sociales unen las religiones para defenderse de la batalla de la justicia que a todos os acusa de malversores de la ley de amor que habéis cubierto de lodo y la tendréis que limpiar por vosotros mismos.
¿Quiénes son los generales que presentan las batallas? No son los hombres de las supremacías; pero os adelanto el aviso y, oíd las trompetas que ya suenan en vuestra conciencia. Más vosotros que habéis perdido la razón de la fuerza, caeréis bajo la fuerza de la razón.
Los generales proclaman, libertad de pensamiento; acción de libre pensamiento; comunismo de derechos en la ley. El generalísimo trae poderes y sabe a qué atenerse.
Sabéis, que los espíritus de ultratumba no han abdicado de lo material, para dar brillo y luz al espíritu; para imponer el reinado del espíritu sobre la materia, no es lógico renunciar de ésta. Por eso han mandado a sus afines, (bajo el consejo del Padre) a la tierra, para hacer esa unidad y ligarla a la solidaridad que siguen esos generales, adornados de flores y no inodoras, para que su aroma penetre en vuestros sentidos; si oponéis resistencia. Ellos son duros meteoros que todo cuerpo que contra ellos choque, quedará hecho pedazos y pasará al caos, buscando su gravedad.
Habéis resistido a los anteriores, porque aun teníais la fuerza bruta y porque se os dio tiempo a vuestra regeneración que habéis retardado; el daño es para vosotros; y si no queréis tampoco ahora seguir la luz que se os da, ya no tenéis derecho de apelación y no podréis morar por más tiempo en esta morada y debéis ir a ocupar la que os corresponde y, después de que os regeneréis entraréis por la misma puerta que salís; por la justicia. El Padre no desecha a nadie; pero señala el camino breve de llegada a la Santa Ciudad. El remordimiento, es el único juez que nos acusó a nosotros: ¿Por qué no os acusa a vosotros? ¿Sois vosotros de otra materia y procedencia que nosotros?
Sois los hombres de la cadena del cuerpo; nosotros nos hemos depurado por el trabajo y por el amor y os lo decimos por amor para vuestro ejemplo, mientras es el tiempo de tregua.
Desnudaros de todo prejuicio de principios erróneos y examinad desnudos de ellos vuestras conciencias, en el lecho y ved cómo mientras la materia reposa, el espíritu va en busca de sus afinidades, que serán, según su grado y prejuicios.
Por eso, hermanos míos, debéis desnudaros de ellos y preguntaros sin engañaros a vosotros mismos, si estáis en la ley.
Por la consideración de la naturaleza, podéis colegir al Creador de ella y haceos una pregunta. ¿Quién es mayor, la obra o el ejecutor de la obra? Si como es lógico que penséis que el ejecutor es superior a la obra, habréis encontrado en la naturaleza el camino que lleva al Creador. Por esta misma consideración, podéis ver el trabajo de los espíritus y entonces no dudaréis de nuestra vida y comunicación en todas partes.
Los ignorantes lo temen, porque es descubierta su ignorancia y su malicia. En su pedido de reforma, va envuelta la intriga para más tarde. No podemos acceder a la reforma y no accedemos.
Adelante, hermanos míos y os queda mi amor.
Che Auffer. (En autos de fiscal).
Que este fiscal terrible y minucioso
A los reformistas, injustos y pedigüeños
Les es, antipático y por demás odioso
Lo demuestran en sus iras y mal ceño.
Pero qué queréis; no cabe la reforma
Sino la fuerza de la razón expuesta
Y os lo digo con pregón y orquesta
Para que lo oiga, hasta... Roma, Roma (1)
1. “Roma – Roma” modismo navarro: Obtuso, imbécil, redondo en todo de comprensión, sin miras ideales, un bolo.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II
Autor: Joaquín Trincado
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