Demetrio de Falera
- EMEDELACU
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Vivió, según se afirma, de 345 a 283 años antes de Jesús. Era uno de esos hombres abnegados que tanto han luchado por evitar la desnaturalización de los pueblos que venían destinados a recoger los principios progresivos para luego llevarlos a todos los continentes.
Floreció en una época en que la Grecia, por sus enormes devaneos, ya había perdido sus méritos de pueblo ilustre.
Con su talento, elocuencia y actividad luchó Demetrio para detener en lo posible la perversión de sus conciudadanos desagradecidos, quienes sólo le demostraron una simpatía radiante con el fanatismo, mientras pudieron aprovechar sus bondades. Antipatro, irritado por esas doctrinas morales, se apoderó de Atenas obligando a Demetrio a buscar su salvación en la huida.
Pero sabiendo sacar bien del mal, ofreció su apoyo al usurpador quien aceptó; más al ver que Demetrio aprovechando la tiranía volvía a inculcar prudentemente un ambiente de democracia, le obligó nuevamente a huir.
Después de que Casandro se apoderara de Atenas, confió la administración de la ciudad a Demetrio, quien gobernó con tal acierto y nobleza, que sus compatriotas, diciéndose agradecidos, le erigieron tantas estatuas como días cuenta el año.
Pero bastó que otro Demetrio, Poliorcetes, rey de Macedonia, marchara sobre Atenas obligando a Demetrio de Falera a huir a Tebas, para que el pueblo, veleidoso, por halagar al nuevo rey tirano, aborreciera el recuerdo de su bienhechor. Este a su vez los castigó con una humilde pero profunda moraleja, porque cuando le comunicaron que su cabeza había sido puesta a precio y que los atenienses habían derribado las estatuas que le celebraban, contestó al portador de la noticia:
"A lo menos no podrán arrancarme la virtud y méritos porque me las levantaron".

Libro: Biografías de la Revista Balanza
Autor: Joaquín Trincado