Antístenes
- EMEDELACU
- 16 abr
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Nació este filósofo griego 422 años (antes de Jesús). Fué el fundador de una escuela; que se llamó primero Antisteniana y luego se les apellidó Cínicos, por, el sitio donde se reunían (Cynosargos). Les llamaban también “perros”, dicen unos que por sus costumbres y otros porque Antístenes llegó a llamarse a si mismo “perro manso”. Fué discípulo de Gorgias y enseñó Retórica y Sofística pero cuando halló a Sócrates se declaró uno de sus más fieles y entusiastas discípulos. Hacía, Antístenes gala de descuido y desaseo en su vestir, iba con los pies descalzos, largos y desaliñados la barba y el cabello, usaba solamente un manto y un bastón para dar demás ejemplo de una sencillez primitiva, pretendía oponerse a la molicie y al lujo restaurando la sencillez, pero hizo tanta gala de menosprecio general complaciéndose en presentarse vestido como un mendigo que ello irritaba a las gentes; estas faltas las exageró luego su discípulo Diógenes. Esta exageración se hizo notar también en su doctrina que solo hablaba de sencillez y de combatir el lujo de la época y la molicie y la voluptuosidad creciente en aquel tiempo, llegó en su exageración a creer que el sabio para gozar completamente de su libertad y emanciparse del yugo de las necesidades ficticias y poner la virtud por sobre las demás cosas debían mirar todo lo demás como indiferente; así llegaron al menosprecio completo de la ciencia aún de la lectura y de la escritura cosa contraria a lo practicado por Antístenes que escribió mucho y muy bueno.
Pero estas exageraciones no parecen partir precisamente de Antístenes sino de sus discípulos que creyeron manifestar mejor vida moral y más virtud; exagerando lo que podríamos llamar el deseo de la vida espiritual. La prueba de que son exageraciones de sus discípulos se encuentra en que esta doctrina tiene muchos puntos de semejanza con la moral estoica. Entre sus exageraciones son de mencionar sus ideas sobre el placer y el dolor considerando al primero como una cosa despreciable y al segundo como un bien; es verdad que considera despreciables los placeres que enervan la energía del alma y cuyo goce es negativo porque se refiere solamente a cierta limitación del dolor, pero recomienda aquellos placeres que resultan del movimiento del trabajo y de la actividad. Así pudo apreciar la fatiga y el trabajo como bienes, puesto que los consideraba medios adecuados para obtener la libertad y la virtud que según él consisten en emanciparnos de las necesidades superfluas de la vida acercándonos a la naturaleza de los dioses. Según su doctrina la virtud convertida en hábito y en fuerza moral no se pierde nunca; la doctrina de Antístenes es negativa y de protesta, se reduce solamente a exaltar su concepto de la razón práctica, pues habría que averiguar en qué consiste la virtud, según el fundador de la escuela cínica; aunque parece que se refería solamente al conocimiento íntimo del bien y la manera de evitar el mal. “Adora el pueblo muchos dioses, pero solo existe uno en la naturaleza”.
Téngase en cuenta que los filósofos de aquella época eran también conocidos con el nombre do fisiólogos y sabios, pues abarcaban una cantidad de ramas del saber. No trataban solamente lo que entendemos hoy por sistema de filosofía, sino que abarcaban un conjunto de sabidurías y así explicaban sus concepciones del Universo y la aclaración de muchos fenómenos. Formaban hipótesis científicas que, aunque destinadas a desaparecer por el avance del progreso han preparado el terreno para ese mismo progreso. Entre las obras de Antístenes se encuentra la de la dicción o locución o de las figuras; “Apología de Orestes” que como, “Ayax” y “De Ulises” trata de los líricos. En los libros que se pueden consideran científicos, se cuentan “De la naturaleza de los animales", “De la generación de los hijos o sea de las nupcias”. Luego escribió “De los Sofistas”, “De la Justicia y Fortaleza”, “Del bien”, “De lo Honesto y de lo Justo”, “De la Fe”, “De la Ley” y muchos otros. Verdad es, que todo lo que en ellos diga no es exactamente todo de Antístenes, pero se pone de manifiesto el carácter del célebre fundador de la Escuela Cínica.

Libro:Biografías de la Revista Balanza
Autor: Joaquín Trincado