Lo que es la escuela y de quien hereda
- EMEDELACU

- 2 ago
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Ya es repetirlo por milésima vez. "La Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal" es, su cuerpo de doctrinas; tan calumniadas y no criticadas, porque no alcanzan a tal altura los calumniadores y es por eso tan temida, demostrando en ello, con sus propios hechos, su incapacidad y perversidad.
El crítico, ha de tener un grado más de progreso que la obra que se propone criticar y ha de haberla estudiado hasta su raíz y comprenderla. No siendo así, el tal crítico, se convierte en calumniador; y, "El calumniador es vil y comete muchos crímenes a la vez". Aquí, digo (y no por mi defensa, porque el defenderse es hacerse en parte débil) aquí, digo, repito: Mi obra soy yo. Mi obra hizo una escuela para que los hombres la amen y no la teman; mi Escuela es la Escuela para todos y hereda a la Escuela Esénica por concomitancia en sus principios totales, y.… también por genealogía, aunque no quieran ustedes: porque no podrán hacer que no sea, lo que una y muchas veces fue y se repite.
Hemos encontrado los trazos de los caminos, que, desde Adán, por Shet, Abraham, Noé y Moisés planearon, tendiendo sobre ellos la resistente capa fundamental de piedras fuertes, pero abruptas, que habían de servir de cuerpo resistente al asfaltado que ahora vamos tendiendo de moral fraternal, e iluminándolos con la luz de las doctrinas que envolvían los secretos de los números y figuras, que, el ignorante Moisés encerró, tras de las cuales han conjeturado tanto los... sabios...
Con los secretos aquellos, pues, hemos formado los libros dados hasta hoy (y los que seguiremos dando). Hemos reabierto aquella Escuela, que era, lo que es la "Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal" que es el asfalto de los caminos a seguir; y su iluminación, es solo "El Espiritismo Luz y Verdad", que no es de Trincado, ni pudo ser de Kardec, ni aun de Moisés, Jacob ni Abraham, porque ya lo practicaba Shet y él lo traía a la tierra, de mundo mayor: y aquel de otro y otro y otros, hasta el centro vibratorio donde nace esta Escuela, igual a la que cada mundo recibe en su tiempo. De allí y por la Escuela señalada, heredó nuestra Escuela para todos los hombres que no estén acusados por Juan el solitario, cuando dijo: "Quién os enseñó a temer que no os enseñó a amar, raza de Víboras?"... Ni esté comprendido entre los "Sepulcros blanqueados", "Manada de puercos", "Vil majada de esclavos". "Caterva de ladrones", etc., que Jesús apostrofara... Ni le toque la acusación de "Perversos" que Moisés hace ante el cielo y la tierra.
Esta es la Escuela temida por los viles, por los calumniadores, por los vividores de la muerte; por los que temen la verdad; por los... en fin, por los sostenedores del espiritualismo, amalgama denigrante de espiritismo y religión.
PÁRRAFO II
LOS CAMINOS A SEGUIR
Cuando no se dispone de fuerza y valor y condiciones especiales para escalar las cumbres de frente, hay que culebrear la montaña y tardar mucho más tiempo en disfrutar de la pureza del ambiente que arriba se encuentra. Cuando la inteligencia no es capaz de construir los puentes sobre los ríos, hay que pasarlos a nado y muchos perecen arrastrados por la correntada. ¿Y qué culpa tiene la ciencia y la esciencia, del atraso de la inteligencia, por aferrarse el hombre a la rutina, a la molicie, o al culto de las pasiones? ¿No es también una locura, querer apedrear desde el fondo del valle al que apechugó de frente y subió a la cumbre de la montaña? No ha de envidiársele; ha de imitársele en su destreza, en su fuerza, en su resistencia, que supo ganárselas en el trabajo, en el estudio, dejándose enseñar y conducir por la lógica y la razón, donde aprendió las catorce economías de la Esciencia, o sabiduría del espíritu.
Nuestra Escuela, pues, apechugó de frente, sin mirar sacrificios de toda clase y enseña esa razón que da el valor para esas marchas y... en una forma u otra; por uno o por todos los tópicos que la Escuela persigue, pero que todos son el solo tópico de la fraternidad Universal, a la Escuela; en los caminos de la Escuela, siguen ya, las siete octavas partes de la humanidad como hombres y las nueve décimas partes de los Dos billones tres mil quinientos millones de espíritus que a la familia terrena pertenecen. Es que, nuestros caminos, están iluminados y se ven. Pero la Luz, denuncia a los salteadores, a los mal fachados, a los que llevan herraduras y no son convenientes, porque hacen la desarmonía entre las bellezas y armonía de los que en la construcción y conservación de esos caminos trabajaron y trabajan y su misma envidia, rabia, u odio, los tira a la cuneta, o ruedan por el desfiladero, al abismo que los atrae y van a parar... al mundo de su afinidad que el Dante describió y de los cuales, Jesús dijera, "La casa de mi Padre tiene muchas moradas".
Para andar nuestros caminos, en la Escuela, se dejan las herraduras y se toma el traje de moral necesario para no ser echado del camino. Ese traje es, cada libro que al hombre se le entrega, que van más allá de todo cuanto antes de estos se ha dicho y escrito y no anulan los pequeños puntos de luz y progreso que pudieron dar para ir iniciando el estudio de la Vida Eterna y continuada, sino que agranda su potencia luminosa, porque les quitan el lastre que el prejuicio adipaba a esos pequeñitos puntos de luz, que los más significados, para empezar, por justicia, se le dieron a Kardec.
Libro: Circulares y Acta 46
Autor: Joaquín Trincado
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