Kardec y su Misión
- EMEDELACU

- 2 ago
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Si lo dado por el hno. Kardec, fuera la sabiduría del espiritismo, ¡Pobre sabiduría!... poco había de pesar sobre el error y maldad de los hombres. No era la misión de aquel benemérito hermano, descubrir la verdad total, ni sentar otros axiomas que los de la vida, después de lo que llamaban muerte; y, por lo tanto, la no condenación: y aun no pudo dársele la división y diferencia entre el Alma y el Espíritu: si se le diera, no se librara de la muerte; y si una palabra solamente le dejaran decir sobre la Creación del alma humana y aparición del hombre, ni su obra se hubiera impreso.
Su misión fue, exclusivamente, poner en discusión la religión y el espiritismo, lo que era desmentir el milagro, con el fenómeno obrado por los espíritus. ¿Y creéis que era poco?... La sabiduría y alta política del gobierno del Creador, no permitía darle más. Y aun para que lo oyeran y se librara de las furias religiosas y materialistas (entonces muy exaltadas) se le consintió evocaciones de santos y oraciones, que, sin embargo, si como santos hablaron y el Espiritismo era obra del Diablo o de Satanás como la religión dijo y dice, San Agustín y otros, se habrían salido del cielo, para hablar como espíritus. La misión, pues de Kardec fue, poner la discusión entre la religión y el espiritismo y la puso, a la vez que, entre los científicos, entró la duda del milagro y del Dios religioso. ¿Calumniáis (ya que comprender no queréis) esa alta política del Gobierno del Espiritismo?... Vuestra disconformidad. ¿No os acusa de ser aquellos mismos que encendían las hogueras?
PÁRRAFO II
LOS QUE SIGUIERON A KARDEC Y SUS PREJUICIOS
Una gran pléyade de hombres rodeó a Kardec, de gran valía: Pero ¿cómo quitarles el prejuicio religioso, científico, ni social? ¿Cómo exponerse ellos a las burlas de los monistas que en aquellos años hacían mucho más barullo que los del jardín Zoológico? ¿Cómo no temer aún a las terribles excomuniones y furias religiosas, hasta que el valiente obispo Strossmayer desmiente al Dios pontífice en su infalibilidad y Garibaldi lo apresa, con lo que perdió su imperio temporal y Divino?... Es después de entonces que se tranquilizan un tanto las inquietas conciencias, porque ya, la Excomunión no tendrá ningún valor; pero queda el prejuicio muy arraigado y los que siguen a Kardec, amalgaman el principio del misionero, con las prácticas y oraciones y curaciones milagrosas de las religiones y el espiritualismo escaló el trono del Espiritismo, para enlodarlo y denigrarlo.
No abrimos un libro (aunque sea Flammarión su autor) sin que esté manchado del nombre de Cristo y otras vergüenzas religiosas, sin que hayan querido, de propio intento olvidarlas, por el gran tirano "Que dirán", emperador de todos los prejuicios. Pero rayan en lo inverosímil, los que hoy dicen seguir a Kardec, sosteniendo un espiritualismo absolutamente criminal, más allá, mucho más allá de los horrores de la inquisición y algunos diremos aquí: pero antes de ello, vamos a trasladar algunas magnas confesiones de fe espiritualista, oídas en esta Urbe de los Doctores en conferencias públicas. No he de repetir que, en cada Antro (llamado "Centro Espiritista") a cada tanto, se acometen y como verduleras, se sacan los trapillos al sol; pero luego de escanciar sus odios, el "hermano mayor", pone paz entre los hermanitos, con unas oraciones de perdón.
Repetimos si, lo que un... sabio... solemnemente dijo en una conferencia, donde ensalzaba a su ídolo: Kardec: "¡Si veis hoy su grandeza, la comprenderéis mejor, sabiendo a ciencia cierta, que en su anterior existencia Kardec fue UNA LOMBRIZ!!!! Con todo empeño hemos buscado el registro donde se anotaran las existencias de las lombrices: pero no hemos podido dar con él, seguramente, por nuestra ineptitud de encontrar nada sobrenatural.
Hace muy pocos días, en otra conferencia, otro... sabio, explica la creación de esta forma: "Dios mandó a los espíritus a hacer sus cuerpos, de hombre o mujer: pero muchos, para burlarse de Dios, se los fabricaron unos con cuernos y rabo, otros con grandes orejas, otros con jorobas y de todas las formas que veis los animales del bosque y domésticos. Dios, entonces, los castigó y los condenó a quedarse así". En otro párrafo donde trata del "hijo de Dios Jesucristo" y del Gran Universo, dijo: "La religión, al tener como único este mundo, está en un grave error, porque aquí sabemos cierto por altísimos espíritus, que hay TREINTA Y TRES mundos; y no se crearán más, a pedido de JESUCRISTO, en su grande amor, para que los hombres no sufrieran más"...
Miente, pues, Abraham, cuando dice: "Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos los que existen; pero la Creación sigue y no se acaba". No sabemos lo que ahora tendrá que decir Flammarión, sobre "Mundos habitados". Ni tampoco lo que dirá "Jesucristo" de ese tan gran universo de 33 mundos. No sabemos ahora tampoco, cuando se le pasará a Dios la cólera, para que los Espíritus que Ie gastaron la broma de hacerse cuernos, rabo, orejas grandes, jorobas, y etc., y millones de etcéteras, los indulte: — tal vez se lo revelarán los "altísimos espíritus" de — vinos, que les comunicaron tan profundísimas, altísimas y anchísimas verdades... ¡Ah!... ¿Y Kardec-Lombriz? . . . ¡Qué evolución milagrosa!... La lombriz, ¡a casi Dios! ¡Oh portentoso espiritualismo!... sigámoslo un momento.
Libro: Circulares y Acta 46
Autor: Joaquín Trincado
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