top of page
Joaquín Trincado

Prólogo; El primer rayo de luz (3)

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 14 nov 2023
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 3 dic 2023


ree

Yo, que no tengo religión; que no milito en ningún partido ni secta; que no tengo prejuicio por lo tanto, ni religioso, social, científico, filosófico ni teológico y luché, sólo con mi razón: yo, que si pudiera caber el ateísmo habría sido el único ateo porque llegué a no creerme a mí mismo, pero que no me pude negar, lo que me puso en el camino científico de darme la convicción de la verdad de la vida y de este punto de partida, ayudado por la razón fundada en lo irrebatible de mi ser, viendo en mí todos los instintos y luchas de todos los seres que existen del hombre abajo: yo, que en el estudio de mí mismo encontré un... Dios… perdonarme, no es Dios, pero no he de ser entendido aún de otro modo y lo llamaré para distinguirlo, Dios de Amor y ví, que sólo él puede mantener el concierto del Universo y de ese encuentro con ese Padre, pude componer para mi escuela esta proclama:


El Universo solidarizado.

El Mundo todo comunizado.

La Ley es una; la sustancia una.

Uno es el principio; uno es el fin.

Todo es Magnetismo Espiritual.

Tuve el día 4 de Septiembre de 1917, de la Era que termina para los católicos, pero para mí y para la historia universal, esa fecha corresponde al día 15 del 12 mes del año 6 de la nueva era de la Verdad; tuve repito, la alegría mayor que pudiera tener el más terrible avaro, al leer un aviso pegado en las paredes de esta Capital, Centro de los vicios y de los sufrimientos, del periódico anarquista "La Protesta", anunciando la controversia de principios católicos y anarquistas doctrinales. ¡Por fin! hubo un católico valiente para sostener su bandera en el terreno claro que aunque sea derrotado, merecerá respeto y aprecio y más porque, si como espero, por su derrota razonada abandonará las filas que lo obligan a mantener un error, que sólo ha podido sostener algunos siglos por el terror y la ignorancia imponiendo la fe ciega, con todas las más absurdas mentiras que la imaginación más estupenda y más caldeada que la concupiscencia pudiera inventar. Y entiéndase, que no sólo no odio a ningún hombre por religioso, fanático y criminal que sea, porque no puede odiar ni siquiera tener represalia, quien ha visto en sí mismo todos los defectos de que es capaz el hombre, hasta que pueda dominar la mayoría de los instintos que en nosotros conviven y que son todos los seres que alientan en la Naturaleza Madre y de todos sentimos su aguijón y nos vencen millones de veces, por millones de siglos.


Yo, que esperaba un momento precioso y preciso de descubrir el primer rayo de luz, ¿cómo no me alegraría ver las armas preparadas para una lucha noble, de los dos ideales opuestos y que necesariamente había de haber un vencido? No conozco a los gladiadores, pero desde luego, el Catolicismo, habrá confiado su causa al mejor "leader": y el Anarquismo, no habrá ido a confiarse en un... manco; aunque para sostener la verdad, no es preciso para triunfar, más que decir la verdad: y seguramente que los anarquistas deben tenerla, aunque yo (sólo por casualidad) he leído algún artículo de "La Protesta", porque no he tenido tiempo ni he querido nunca leer nada, para no saber nada de nadie; por lo que me he creído con el deber de ser Juez, oculto, de las dos causas y registraré lo que necesite (según el desarrollo de la controversia) y la juzgaré en el mismo día de su publicación sobre los mismos puntos de los contendientes, a los que quiero sorprender en el mismo día de su última controversia, presentando al público, en un libro, sus tesis, juzgadas por la razón imparcial y por la verdad que poseo en muchas cosas que el mundo ignora por causa de la fuerza religiosa que estableció la ignorancia por norma de salvación: y yo he visto que justamente, es todo lo contrario: que el hombre, por la sabiduría es salvo únicamente.


Para mí, los hombres, son todos mis hermanos; como hombres, no los distingo; como efectos de causas religiosas y políticas, son el efecto de la causa; y si el católico es malo por católico, o el anarquista por anarquista, no tengo en cuenta al efecto, sino a la causa: y a destruir la causa voy, para que no exista el efecto.


Con esta declaración, me confieso ante el Universo y no será engañado en mi juicio: los dos contendientes juzgados y sentenciados, sabrán que no es el hombre como tal, sino el efecto, producto de la causa que lo hace partidario, al que juzgo y sentencio y, lo diré... ni Dios levantará mi fallo entendiendo por Dios, lo que los católicos entienden: pues creo que el anarquismo no tiene Dios, pero para él diré: que todo el progreso conocido y por conocer, no levantará este fallo: aún éste lo confirmará de nuevo en cada grado que se desarrollará. Y cuidado, que después de este juicio, va a correr el progreso, cada cinco años, como en cinco mil de los pasados y yo me sé el secreto, que aún nadie puede obligarme a revelarlo, aunque mucho he de decir, por el programa que me presentan estos dos valientes, dignos del aplauso universal y de admiración, (aún el vencido) y hago votos porque me obliguen en sus disertaciones a decir mucho, porque cuanto más digan, más me habrán acercado al triunfo de mis proclamas.y si no me engañan, podré colocar mi bandera en el mástil que el anarquismo sostiene la suya, con una suave cepillada.

No puedo decir lo mismo del pendón católico; la cruz fue patíbulo y patíbulo ha sido hasta hoy, que se rompe y queda sin compostura; y sobre todo, que nadie quiere ser crucificado, aunque sin embargo todos lo hemos sido y aún lo somos de una manera o de otra por causa de la cruz... redentora, que mal haya su invención, lo mismo que todos los demás patíbulos, necesarios a las religiones y los gobiernos, feudos de ellas.

El anarquismo ¿es más justo que el catolicismo? Si me había de fiar de las apariencias, tendría que condenarlo también. Más yo tengo mi cristal sin prismar: es mi razón sin prejuicio y he visto que el terrorismo, no es del anarquismo: y más se prueba en todo el mundo, que el terrorismo es causado y usado por los enemigos del anarquismo, que también tienen que ser enemigos del progreso y de la justicia y por lo tanto de la libertad del pensamiento y del espíritu y así de la ciencia y la razón y obran en desmedido libertinaje, persiguiendo a la libertad.

Cuando se quiere hacer un examen recto y un juicio verdadero en cualquier acto de los llamados terroristas, en 99 casos de 100, se verá que son hechos por los enemigos del Pueblo, porque éste se va emancipando y "hay que mancharlo para tener motivo de represión"; lo mismo que Anás hubo de decir, para sentenciar a Jesús: "conviene que muera para la salud de la religión judía". Era sacerdote y dejó ejemplo que han practicado en todas formas y maneras y no nos debe extrañar, que un San Pedro Arbués matara, "para librarlos de penas y sufrimientos materiales": pero que según vemos en los juicios de la Iglesia Católica, también iba al infierno.


¿Será entonces el anarquismo perfecto? La perfección no existe y si existiera, el progreso sería limitado, pero puede ser de algunos grados de perfección, porque veo en su programa y en su organización "el compañerismo" con tendencias "al comunismo", aunque con errores, pero nada hay perfecto, he dicho. Más esa tendencia, es hasta hoy, la más perfecta, dentro de su gran imperfección, por lo que he dicho, que si no me engañan, podré poner mi bandera, sobre el asta que el anarquismo pavonea la suya con una suave cepillada.


Ya lo veremos en el desarrollo de estas controversias, que juzgaré en los puntos más culminantes y que a mí, me juzgue todo el mundo.


Observaciones


Después de dos meses de silencio del señor Podestá y cuando ya mi juicio está imprimiéndose, aparece una réplica de este señor.


No me había engañado cuando dije sobre su cuarta réplica, que si había de esperar al fin de la polémica, tardaría un Año Heliógrafo (25,767 años poco más o menos) en poder sentenciar.


En toda esta nueva réplica, nada hay de nuevo y mucho menos conceptos ni principios ni luz propios y vuelve sobre los mismos que él llama "sabios", a los cuales no honra mucho barajándolos tan mal y... sí, haciéndolos sufrir en sus espíritus, porque ninguno de ellos fue ni quiere ser católico ni cristiano ni religioso, pero tampoco materialistas.


Pero si nada nuevo dice en materia de principios, en cambio abunda en soeces improperios, que a pesar de la calma (que como hombre he visto en el señor Montemayor aguantando chaparrones de inmundicias que en el curso de la polémica le arrojó su contrincante) a pesar, digo, de esa calma, no extrañaría que haga su defensa personal y entonces, la tragedia se coronará en drama rojo; acaso sea esto lo que se busca para que le sea aplicada al señor Montemayor la ley de residencia, que se viene pidiendo hasta con amenazas al gobierno, por el periódico católico "El Pueblo", nombre de mentira, porque el pueblo no es católico.


Un solo punto de mérito hay en esa réplica: es la confesión de prevaricación de los católicos y lo hacen sobre conceptos de "sabios" que a todo trapo quiere que sean católicos y lo son tanto como Moisés: recordar al caso, que el catolicismo, nació 20 siglos después de Moisés y tres siglos después de Jesús.

He aquí la prevaricación: "¡Cómo si estas leyes eliminaran la noción del legislador (se refiere a las leyes de Newton), cuando al contrario la confirma! –Cómo si estas leyes suprimieran la noción de orden, cuando al contrario la corroboran, al condensar en una fórmula breve y sencilla el concierto que reina entre los "millones de Mundos", que pueblan los espacios y que viven sometidos a maravillosas relaciones de Armonía". Dígame, señor Podestá: ¿No eran aquellos pedazos de tierra, (que hoy son vergüenza de la humanidad por causa únicamente de la religión), el universo? ¿Y cómo y en virtud de qué, se han convertido ahora en millones de mundos aquellos millones de clavos relucientes para adornar sólo al gran universo católico?...


Ahora, sólo queda en la polémica, el prurito de los hombres. Las causas están juzgadas: y ojalá pueda evitar el encuentro de dos hombres, o acaso una dolorosa epopeya que envuelven las ofensas hechas al pueblo "por los padres sin hijos"; pero la responsabilidad será del culpable ofensor de siempre: del fanatismo religioso.


Mas pronto, muy pronto, esas leyes que usted invoca para confesar su prevaricación, van a darle la Lección Suprema que no vieron esos "sabios" excepto Moisés y su mandado Isaías a avisar a los hombres que: "Aparecerán nuevas tierras, nuevos cielos y nuevo sol". Es sólo entonces, cuando los religiosos comprenderán su error y maldecirán de la religión y de su fantástico Dios. Pero en ese acto, los espíritus enemigos del progreso, los fanáticos religiosos, los soberbios, serán sacados de la tierra y llevados al horno, al mundo primitivo.


Enero 15 de 1918. 7º. de la Nueva Era.


Libro: El primer rayo de luz

Autor: Joaquín Trincado


 
 
bottom of page