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Joaquín Trincado

Moral personal; El suicidio y el duelo

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 15 ago 2024
  • 9 Min. de lectura

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Hablemos primero del duelo: de ese crimen premeditado; ¡de ese honor que… deshonra a esos… caballeros…!!!  que, ninguno tiene en el corazón, empedernido por el vicio, o por el orgullo y siempre por un egoísmo extremo.


La defensa propia es justa y natural y no hay ley posible que castigue al que mata a otro semejante cara a cara al ser agredido, sin causa anterior y sin buscar el peligro. Pero el duelo o lance de honor, provocado siempre por causas inmorales, como el libertinaje tenoriesco, que envuelve innúmeros crímenes de todos los órdenes y en los que generalmente lleva la parte peor el ofendido, que es obligado a recoger el guante de un corruptor o por mil otras causas baladíes tanto como los… caballeros… el duelo digo; es siempre un crimen premeditado y sin perdón posible, en la sociedad moral.


Los resultados del Duelo, se encontrarán valorados por los más grandes Espíritus, en la “Filosofía Enciclopédica Universal” que un día daremos al público con lectura razonada para cada día del año. Pero lo expuesto basta, para condenar ese vicio inmoral y crimen premeditado.


Pasemos al cobarde Suicidio.


Uno de los problemas más difíciles de la moral personal, es el relativo al suicidio que suele adquirir caracteres de epidemia en algunas sociedades.


Al tratar Schopenhauer de este asunto, se expresa muy bien, comprendiendo que, en el suicida, no hay un pesimismo absoluto; y dice: “Todo el que se mata, quiere la vida; sólo se queja de las condiciones en que la vida se le presenta. Precisamente cesa de vivir, porque no puede dejar de querer; y suprimiendo el fenómeno de la vida, es como afirma su voluntad de querer”.


En todas formas puede afirmarse que el suicidio es, en todos los casos, un acto anormal desde que anula el instinto necesario de la vida y el de la conservación individual.


Este, no puede ni debe predominar únicamente, cuando ocurre un conflicto entre deberes morales, siendo alguno de los beligerantes, superior al de protección y defensa individual: como cuando se sobreponen los deberes de la familia.


Pero cuando el conflicto ocurre entre deberes del mismo género, debe resolverse el caso por la fuerza como en la legítima defensa y en la guerra; salvo que haya tiempo de recurrir a otros medios artificiales como la autoridad o el arbitraje. Pero en el suicidio, el conflicto es puramente Psicológico y puede provenir:


De un impulso irresistible.


Del predominio excesivo de un impulso instintivo o sentimental, que se sobrepone al de Biofilia (amor de familia, celos, etc.).


De un estado de inconsciencia, en que los movimientos se encuentran independientes de las facultades intelectuales (epilepsia).


Si prescindimos del último caso, perfectamente definido, los otros dos, abarcan casi todos los casos de suicidio habidos y por haber.


Es muy de notar los suicidios (así son) que se ejecutan en algunos países, especialmente en la India, por un fanatismo singularísimo, religioso, enterrándose vivos los hombres para despertar en tantos años y muchos no despiertan más sus cuerpos: es un suicidio, por demasiado amor a la vida. Pero hay otro caso aún más extremo y que nosotros sabemos lo que importa.


El caso es que: uno, odia a otro semejante y se mata para así poder vengarse en estado de espíritu, con creces y en relación a su odio que lo podéis valuar, por el acto de matarse él, sólo por la satisfacción de vengarse en espíritu, cuyo secreto saben.


Ahora, tratando el suicidio ordinario, la mayor parte de los suicidios, demuestran falta de energía compensadora en la voluntad; defecto paralelo a ciertas anomalías patológicas en los centros Psico-Motores del cerebro.


Esta deficiencia suele ser colectiva: cuando en una sociedad se deprimen los caracteres, por hábitos contrarios a las virtudes individuales que, como la templanza, ecuanimidad, el trabajo, la perseverancia y el ahorro fortifican el cuerpo y el alma, al oponer los vicios a esas virtudes, como todo vicio es más contagioso que la virtud, entones se hace habitual y hereditaria la degeneración social y pululan esas llamadas chifladuras que conducen al crimen, a la anarquía sin ley, a la especulación o al suicidio.


Ante esta epidemia, alarmados los pensadores, creen haber encontrado las causas de esas enfermedades sociales en algunos síntomas o accidentes, que son comunes a las posiciones morales y anormales. Vamos a enumerarlas para ver si son eficientes esas pretendidas causas.


1ª. La miseria: Pero esta es la resultante de un desequilibrio económico exclusivamente individual; y en general sólo lo sufre emotivamente el que antes ha gozado de la prosperidad.


2ª. Las luchas entre el capital y el trabajo: Bastiat ha demostrado que tales luchas no existen; si los capitalistas imponen los salarios en cambio los trabajadores imponen los réditos.

Las leyes de la oferta y la demanda hacen el resto: y tanto las huelgas del trabajo, como las usuras del capital, no son sino medios violentos que tienden a restablecer el equilibrio económico produciendo el efecto depurativo de las fiebres del organismo social.


3ª. La civilización: Se incluye en este término: los refinamientos del juego, del alcohol, del tabaco y del amor. Pero estos elementos son aún más perniciosos entre las masas, que dentro de las clases cultas. El uso moderado de esos estimulantes, no produce el embrutecimiento. Y el abuso habitual de los mismos es cuestión del medio social; y únicamente cuando se tornan en vicios colectivos, contribuyen a ennegrecer y enrojecer las cifras estadísticas.


4ª. Las pasiones: Es evidente que, todo suicidio consciente, es precedido de un estado pasional brusco, intenso o continuo. Pero dicho estado implicará siempre, una predisposición ajustada al ambiente colectivo y estímulos que actúen sobre los impulsos del individuo, comprendidos en la adquisividad, dignidad, vanidad y los derivados de todos esos motivos.


5ª. La publicidad. Este factor es accesorio de las leyes del contagio y de la simpatía que, como lo sabemos rigen las pasiones y los movimientos individuales. Sin embargo, es evidente que los ejemplos son causas ocasionales tan intensas, que llegan a convertirse muchas veces en motivos determinantes.


6ª. La educación. No cabe duda que los buenos hábitos adquiridos y una sólida instrucción, pueden modificar favorablemente los resortes de la voluntad y fortificar la reflexión, destruyendo fatales preocupaciones. Son en efecto, graves factores de degeneración la descuidada educación infantil, en que se facilita al niño todo linaje de placeres y se le evita todo esfuerzo correlativo, de modo que más tarde, considera el trabajo como un sufrimiento insoportable: esto, junto con la superficialidad y rapidez de los estudios científicos, destinados a profesiones que excluyen la perseverancia y fomentan costosos exhibicionismos, es la causa de los suicidios conscientes.


No nos satisfacen del todo estos puntos; son como todos los estudios de los que estudian por un sueldo, que no pueden culpar al que les paga y, entonces, son máquinas mecánicas, que se mueven sólo según la forma y condiciones que el ingeniero les trazó.


Los seis puntos no son ninguno causa de los suicidios, sino arma de los suicidios; porque todos esos puntos son efectos de las causas formuladas en nuestro interrogatorio final del párrafo 4°, del capítulo tercero de esta parte. Aunque también esas causas son efectos de la causa ignorancia, maldad y aberración del espíritu. Y como no podemos nosotros dejar vacíos en nuestros cursos, vamos a extractar aquí tomando de nuestro libro, “Los extremos se tocan”, del capítulo 21: “Preguntas a las que debe responder la conciencia”.


No. 651, preguntas de orden metafísico:


1°. ¿Conoce el hombre de dónde viene, porqué está en la tierra y a dónde va?

2°. ¿Conoce el hombre su trinidad; cómo y de dónde se formó y cuál es en su trino el primero?

3°. ¿Conoce el hombre a su autor como hombre y a su Creador como espíritu?

4°. ¿Sabe y comprende el hombre, que su padre el Creador está real y por entero en cada hombre, viendo y presenciando sus errores y aciertos?

5°. ¿Conoce el hombre las leyes máximas y fatales que rigen la creación?

6°. ¿Sabe y entiende el hombre que él es como hombre, la realidad del símbolo del Arca de Noé, ideada por Moisés?

7°. ¿Comprende y siente el hombre la necesidad de la reencarnación del espíritu y aprecia su justicia?

8°. ¿Comprende y entra en la razón del hombre, que sólo con cuerpo y alma; sólo puede ser y es un animal inferior a los otros animales?

9°. ¿Se atreve el hombre a afirmar convicto que, la vida y la acción y por lo tanto la demostración de la vida es sólo del espíritu?

10°. ¿Entiende el hombre que el espíritu es la voluntad ejecutora del Creador y el Éter, su eterno pensamiento?

11°. ¿Sabe el hombre que su espíritu es consubstancial y coeterno con su Padre Creador?

12°. ¿Comprende el hombre que sólo la adoración en espíritu y verdad puede hacerse y serle grata al Creador?

13°. ¿Cuál es la patria del espíritu?

14°. ¿Ha presentido el hombre el centro vibratorio?

15°. ¿Puede el hombre ser sabio dejando de comprender alguna de estas preguntas?


652. Preguntas de orden natural.

1°. ¿Sabe el hombre cómo nace un mundo?

2°. ¿Se explica racionalmente el hombre las evoluciones del mundo, antes y después de la aparición del hombre?

3°. ¿Sabe el hombre cómo apareció en la tierra?

4°. ¿Sabe el hombre de dónde ascendía la familia espiritual que ocupó la tierra?

5°. ¿Sabe el hombre el cargo que adquiere individual y colectivamente al entrar en la tierra?

6°. ¿Sabe el hombre como forma su conciencia?

7°. ¿Sabe el hombre lo que es su memoria?

8°. ¿Sabe el hombre el desarrollo de los tres reinos de la naturaleza?

9°. ¿Comprende el hombre que no hay nada sobrenatural en los hechos del hombre y de los mundos?

10° ¿Sabe el hombre sus facultades y el porqué de ellas?

11°. ¿Sabe el hombre lo que es, entre el universo y el Creador?

12°. ¿Sabe y comprende el hombre las funciones y para qué son ellas, de los tres reinos de la naturaleza?

13°. ¿Sabe el hombre las funciones de su cuerpo y para qué las ejerce con respecto a la materia?

14°. ¿Comprende el hombre que sería injusticia que sus cuerpos murieran?

15°. ¿Comprende el hombre que sólo una ley lo rige todo y que, por lo tanto, la pluralidad y diferencias son contra la ley y la razón natural?


653. Preguntas de orden social y general.

1º ¿Ha estudiado el hombre la organización de las familias inferiores a él, en los tres reinos de la naturaleza?

2°. ¿Ha olvidado el hombre que cada reino y cada especie en su libertad e independencia obedecen a un maestro propio y todos al hombre?

3°. ¿Ha visto el hombre que de él abajo, todo trabaja en su ley y todos toman en libertad lo que han de menester y nada más?

4°. ¿Ha visto el hombre la solicitud de unos para otros seres en sus colectividades para la existencia y educación?

5°. ¿Comprende si su organización actual social podrá alguna vez darle la paz?

6°. ¿Ha visto el hombre que toda religión es error, pero que cuando es dogmática, es un dogal enjabonado, cuya punta está en manos enemigas?

7°. ¿Estaría conforme el hombre con que la mujer lo sujetara matando su libertad de acción para tomar su estado en el patriarcado?

8°. ¿Comprende el hombre que la errada educación que se da a la mujer y la esclavitud en que se le hace vivir, denigra al hombre porque esclaviza a su madre y a la madre de sus hijos?

9°. ¿Comprende el hombre que la mujer, en la ley divina y natural es superior al hombre por el matriarcado y la metafísica que representa?

10°. ¿Ha comprendido el hombre que la acepción de personas, es una falta capital contra la ley de amor y que esto le llevó al estado lamentable de nuestra sociedad?

11°. ¿Ha estudiado el hombre su gran error de inmunizar y dar todo su poder a un solo hombre?

12°. ¿Ha comprendido el hombre que su gran error mayor es mantener y defender fronteras y parcelas?

13°. ¿Ha sabido el hombre que la propiedad privada es una usurpación no al hombre, sino a la ley de las armonías de la creación?

14°. ¿Ha visto el hombre que la ley de propiedad extorsiona a todos los hombres?

15°. ¿Comprende el hombre, lo grave que es el expulsar de la sociedad o de un territorio a un hombre?

16°. ¿Comprende el hombre el delito terrible que es su empeño, en conservar por rutina lo que sabe que le daña y lo denigra, tanto en lo religioso como en lo civil?

17°. ¿Comprende el hombre que su error de dogmatizar las ciencias y las carreras, es un desacato a la universidad del Creador, que es todo el universo?

18°. ¿Comprende el hombre que sólo el trabajo productivo es de la ley y de toda otra ocupación es contra la ley y causa de toda la desorganización?

19°. ¿Sabe el hombre que no hay ninguna ley de mayoría rigiendo a la sociedad humana, porque no hay ninguna que haya sido sancionada por un verdadero plebiscito?

20°. ¿Comprende el hombre que no puede existir la sociedad en la forma denigrante que hoy funciona?

21°. ¿Sabe el hombre que sólo la comuna en su verdadero sentido de justicia, de trabajo y usufructo en común, puede darle la paz y bienestar?

22°. ¿Puede el hombre llamarse civilizado y menos sabio, ignorando o faltando a algunos o todos los anteriores puntos?

23°. ¿Para conseguirlo, ¿qué se impone?


Ha ahí la causa del suicidio y de todo el mal que la humanidad sufrió y sufre: y en total, para saber todas esas preguntas y quitar la causa que originan tantos terribles efectos, no hay más que contestar a la última pregunta: ¿Qué se impone? Conocerse a sí mismos y Amar al hermano. Cuando eso sepáis, no habrá suicidios porque la Ética, la moral social e individual será eficiente.


Libro: Filosofía Austera Racional Quinta Parte

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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