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Joaquín Trincado

Las Falacias

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 23 oct 2023
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 26 oct 2023


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Las falacias consisten en proposiciones fundamentalmente erróneas o que conducen a un error.


Kant distinguía: el paralogismo, nacido de la ignorancia o del error del sofisma, o razonamiento que envuelve en engaño intencional, como sucede hoy en todas las cuestiones religiosas, políticas y diplomáticas en las que todo se desfigura y todos se engañan.

Veamos a Stuart Mill, cómo ha clasificado las falacias en cinco grupos.

1°. A priori o Falacias de simple inspiración: consisten en proposiciones que, sin previo examen son adoptadas como evidentes por sí mismas, las que son cometidas por filósofos ligeros y sistemáticos, sentando como principios fundamentales sus propios sentires porque sí nada más.

2°. A posteriori: falacias de observación, que implican vicios en el razonamiento inductivo.

3°. Falacias de generalización: que también son a posteriori y de carácter inductivo.

4°. Falacias de raciocinio: son ocasionadas por la superstición: y se refieren a las deducciones, siendo fácil comprobarlas, pues sabemos que todos los razonamientos deductivos son susceptibles de ser descompuestos en forma de silogismos asociados. Recordando, pues, las reglas del silogismo, todo aquello que les sea contrario a los mismos debe ser desechado.

5°. Falacias de confusión: se refieren al sentido de los términos de un razonamiento, distinguiéndose por muchos vicios.

Estos cinco grupos, si bien pueden abarcar toda clase de falacias no excluyen, sino que aún consagra Mill, el dogmatismo y el empirismo, amén de su propia falacia, inducida en él, hasta por la superstición del cristo y otras migajas de política supremática y absorbente.

Vamos a correr de nuevo esos cinco grupos enumerando y comentando las llamadas Falacias que se adjudican a cada punto.


Al punto primero: “Falacias de simple inspiración” o A priori, cítase como ejemplo:


“El orden natural, es igual al orden lógico”, principio de Espinosa que no puede ser Falacia sino axioma indestructible, desde que se prueba a toda razón y ciencia, (que la lógica es de orden natural); y por más Espinosa o Baruch, como hebreo, sabía ciertos secretos de la Kábala y aun podía haber sentado por la ley de los reflejos lo que hay arriba, hay abajo. Emblema de Israel en sus triángulos cruzados.

Este principio de Espinosa ha tomado distintas formas de afirmaciones como estas:


1°. “Lo que sucede en nuestra mente, sucede en el mundo exterior”

2°. “Todo lo que es concebible existe”

3°. “Lo que no podemos concebir, no puede existir”. Filosofemos.

La primera es verdad racional y, además, científica, porque se prueba en toda lógica en las reflexiones y percepciones. La segunda se prueba hasta por Julio Verne, en sus locas novelas, convertidas en realidades; ¡y la tercera, es la rotunda negación de la falacia más grosera, convertida en artículo de fe, por la iglesia católico-cristiana, en el misterio de la encarnación del hijo de Dios o Jesucristo!!! Sin obra de varón que no podemos concebir porque no es concebible y por lo tanto es irrealizable.


No existe tal hecho, aunque exista el tal absurdo artículo de fe, que no pudiendo basarlo en ninguna ley racional natural, idearon otro mayor absurdo en él… “Porque Dios con todo su poder, hace todo cuanto quiere”… Lo que es rechazado por toda razón lúcida, por toda la ciencia y lo confirma falso toda la ley natural. Jesús ha existido como cualquier otro hombre y por obra de su padre José, como cada hombre es engendrado por su padre; y Jesús no es ese Cristo ni Jesucristo, sino Jesús de Nazareth a secas. Maestro moralista de cuya obra nada conocen los hombres, porque desde el primer concilio de Nicea, (donde nace la Iglesia Católica para desgracia de la humanidad), desde allí digo, todo fue mixtificado o quemado. Toda la obra de la religión católico-cristiana, es, pues, falacia, además de todos los títulos de los códigos penales y criminales.

Sigamos: Cargan como falacias al grupo primero “Lo que se piensa aislado, debe existir aislado”. Esto dicen que es “realismo de las ideas abstractas” y lo único real que hay en ello es el sistema, la sofistería, porque ¿para qué existen y conocemos las conexiones y los reflejos? Y siguen: “Lo concebido como distinto debe ser distinto en la naturaleza”, a lo que quieren llamar dualismo. De un Microhombre, aparece un hombre; de un huevo una gallina y etc., para toda la naturaleza. ¿Es de diferente naturaleza el hombre y el Microhombre y el huevo y la gallina? Si se afirmara que sí, habría dos naturalezas. Y como es indestructible el principio de que “Dos principios, como dos sustancias iguales, se anulan la una a la otra”, resulta que hay una sola naturaleza absolutamente.

Otro principio que también es del primer grupo y que llaman falacia, es “Los efectos son semejantes a las causas”. Un huevo produce una gallina, y ésta pone otro huevo. Un Microhombre produce un hombre que engendra hombres, estos hechos son directos, efectos de causas semejantes. ¿Dónde está la falacia?

Pero de ese principio como de todos, pueden hacerse las falacias como las hicieron siempre los insensatos en ciencia y religión, y falaz es el profesor de filosofía que tenga esos principios por falacia, porque “Falacia dice engaño, fraude y mentira”.

Al punto segundo o grupo segundo se le agrega:


1° “La observación es incompleta cuando recae sobre un número reducido de casos, que llaman la atención nuestra con mayor intensidad que los números y contrarios. El resultado ordinario de esta falacia es adoptar la excepción como regla, lo fortuito como normal. Tal ocurre en las llamadas preocupaciones vulgares, en cuya virtud se elige un número de lotería que concuerde con la edad o en otras fechas, nada más que porqué en alguien ocurrió una coincidencia favorable de ese género”. Tampoco aquí vemos si hay falacia, desde que la operación es realizada por inducción de un hecho acaecido, bien que sea una sola vez, que podrá repetirse cuantas veces haya las mismas coincidencias y circunstancias. En cambio, hay prejuicio, superstición, ignorancia y tenacidad. Pero eso no es falacia.

2°. “La observación es imperfecta, cuando se basa en una percepción sintética en la que no concurren todas las percepciones analíticas, como ocurre en los juicios llamados de apariencias. Así se combatía la teoría de Copérnico, oponiéndole el movimiento aparente de todos los astros alrededor de la línea de los polos terrestres”.

He aquí una verdadera falacia. ¿Quiénes eran falaces: Copérnico o los religiosos y científicos que le oponían una mentira, dogmatizada?


Falacia dice Engaño, Fraude, Mentira.

Al grupo o punto tercero le cargan:


1°. “La falacia Per enumerationem Simplicem (el idioma dice de quiénes será estos argumentos de que tanto se abusa en las ciencias sociales) consiste en inferir una ley de cierto número escaso de observaciones, exponiéndose al peligro de los casos contradictorios. Las teorías del progreso o las de los tres estados, de Furgot y Comté y aun la de la evolución superorgánica de Spencer, han sido y son rebatidas con ejemplos de sociedades antiguas y contemporáneas”. ¡Cómo no iban a tener los propietarios del latín argumentos como el misterio de la encarnación, sino tienen otra cosa que hacer que crear Autogénesis, para sus ciegos siervos! entonces ¿por qué no presentan ahora al examen de la razón y la ciencia aquellos volúmenes de sofistiquerías? ¿El progreso es una teoría? ¿Qué será el axioma? ¿Acaso, el “Dios con todo su poder hace todo cuanto quiere? Eso está desmentido con la ciencia y la razón que se conforma con justicia en que El Creador hace todo lo que debe.

2°. Dejemos el “post hoc, ergo propter hoc” porque no tiene cabida en los platillos filosóficos y veamos otros cargos del mismo grupo.

3°. Falacias de aparentes analogías: Estas remontan en una generalización reforzada por una semejanza que los hace inducir erróneamente la existencia de una ley o un género donde no hay sino elementos comunes perceptibles. No pocos historiadores críticos (?) comparan la vida de los pueblos con la de los individuos, atribuyéndoles los mismos períodos: juventud, madurez, senectud y muerte. La generalización es tan falaz, como la que surge de las metáforas de los escritores, poetas y oradores. Bueno es tener presente que “una comparación feliz, sólo es para el caso comparado”.

La advertencia final está bien hecha, pero en nuestro interrogante preguntamos por los historiadores críticos, porque si no hay historia y si la hay es mixtificada por el prejuicio y superstición y todos sus productos y derivados. ¿Qué se ha podido criticar? Hay Biografías muchas y ninguna libre tampoco del apasionamiento, y esas sí, son falacias.

La historia se hará desde ahora en adelante: la llamada historia de hoy para atrás es una fábula. Sábese que “El llamado Apóstol de las Indias”, Francisco Xavier (que fue apóstol del progreso y no de la religión cristiana lo que atestiguarán los japoneses). Sábese, digo, que este hombre, en sus discusiones con los Bonzos (sacerdotes nipones), le hicieron esta observación: “Tu doctrina es aceptable en lo que tiene de fraternidad; pero es imposible aceptarla desde que, donde se practica, han matado al autor o apóstol y luego, lo presentáis crucificado y como amenaza. No podemos ni por la fuerza aceptar tal ofensa”. Xavier es filósofo y no puede replicar tan filosófico argumento, más que tirando el crucifijo al mar. ¿Cómo han historiado este hecho el Padre García y todos los clérigos? Pues haciendo de él el gran milagro de que “habiéndosele caído al santo el crucifijo al mar, un cangrejo se lo sacó a la playa” (textual). Esto es falacia, engaño, fraude y mentira.

Al grupo o punto cuatro, Falacias de raciocinio le atribuyen “Se refieren a las deducciones, siendo fácil comprobarlas, etc.”, (como lo hemos anotado en su punto).


1°. “Cuando la premisa mayor es el punto de una falacia de inspección, de observación o de generalización” es decir, que todo silogismo basado en esos frutos debe ser desechado.

2°. “Cuando la mayor es condicional y se la toma como categórica, porque entonces no es un silogismo, sino un sofisma. A esta clase de falacias pertenece la teoría económica, según la cual, la abundancia de dinero circulante importa riqueza pública, lo que no es verdad, sino a condición de que la moneda represente trabajo y pueda ser empleada productivamente”.


Muy bien sentado este principio económico. Luego si la riqueza se emplea en cultos improductivos y la guerra “Es un atentado y un robo a la riqueza pública, que es del productor”, principio comunal racionalista. Y, por ende, el sostener que “él representa la riqueza y poder de un pueblo” es sofisma plutócrata, es una gran falacia.

3°. Cuando el silogismo resulta de una conversión defectuosa, como, por ejemplo, si en vez de convertir una proposición universal afirmativa en una particular afirmativa, como aquel famoso Rey que dijo “El estado soy yo”, en vez de decir “la Nación es el estado”; “El estado soy yo” es una gran falacia, engaño, fraude y mentira.

Por fin el grupo o punto quinto, Falacias de confusión, que se refieren al sentido de los términos de un razonamiento, le cargan lo siguiente:

1°. Ambigüedad que puede consistir:


a) Homonimias o equívocos, cuando un término se toma en dos sentidos diferentes, introduciéndose un cuarto término en el silogismo.


b) En anfibologías o cuestiones que pueden conducir a dos o más conclusiones distintas. También corresponde a este género el vicio de incluir varias cuestiones en una sola pregunta.


c) En pasar del sentido dividido al sentido compuesto, o viceversa. Así el pródigo concluye que, cada uno de sus gastos no puede causar su ruina; pero omite el raciocinio general, relativo a la suma de sus gastos parciales.

2°. Petición de principio. Se incurre en esta falacia, cuando una de las premisas es idéntica a la conclusión, o está fundada en la verdad de esta última: v.g.: “Las cosas pesadas tienden a caer al centro del mundo. La experiencia prueba que las cosas pesadas tienden a caer al centro de la tierra. Luego el centro de la tierra es el centro del mundo”.

3°. Círculo vicioso. Consiste en probar una proposición por medio de otra; y ésta por medio de la primera. Así Descartes demuestra la veracidad divina, por la autoridad de la evidencia y ésta por la veracidad divina.

4°. Ignorancia del elenco. Consiste en el cambio de la cuestión que se trata de resolver o que se discute. Es falacia muy frecuente en los debates parlamentarios y abarca tres especies:


a) Probar demasiado. Si discutiéndose, por ejemplo, “Si se debe declarar una guerra”, se probará en tesis general que todas las guerras son condenables.


b) Probar poco. Si en la misma discusión se probase que la guerra sería justa en ese caso, pues faltaría probar quie era posible y ventajosa.


c) Salirse de la cuestión. Si en el caso citado, por ejemplo, se demostrase que el arbitraje es preferible a la guerra.

Y bien; se han consumido términos, medios y fines para tratar de envolver la verdad, estilos galantes y elocuentes, facundos, propios de hombres de memoria, literatos. Pero no ha aparecido en toda esa verborragia la contundencia del pensador, la austeridad del filósofo, la rectitud del Estoico. La falacia es engaño, fraude y mentira. A otra cuestión.


Libro: Filosofía Austera Racional, Cuarta Parte.

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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