4. Lactancia y crianza del infante; Alimentación en general y remedios de las enfermedades. Anciano Cuarto.
- EMEDELACU
- 24 nov 2023
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Actualizado: 6 mar 2024

CAPÍTULO CUARTO
Lactancia y crianza del infante. Alimentación en general y remedios de las enfermedades.
Aún ocuparemos en todo este capítulo al doctor Toledo en sus experiencias y consejos; y voy a darle preferencia para luego entrar yo en la fisiología y filosofía profiláctica de tan gran conocimiento. El anciano 4°. os saluda y os dice:
Leed el párrafo «Árnica Montana» del capítulo segundo, cuando ha tratado de la preparación de los pechos durante el embarazo, con cuya profilaxis, ahora contamos que estéis bien dispuestas a amamantar al recién nacido y seguid ahora oyendo al doctor Toledo, que dice: En los casos de la formación de grietas en los pezones, por descuido o por ignorancia, conviene siempre el mismo remedio (el árnica), lavando más a menudo, tres o cuatro veces, y hasta manteniendo un algodón empapado que envuelva el pezón enfermo; en estos casos dará también muy buenos resultados agregar una cucharadita de glicerina Price al agua arnicada para evitar que el algodón se adhiera a las ulceraciones de las grietas, tan dolorosas.
No debe consentirse el contacto de la boca del niño; porque con la succión empeorará las grietas, de suyo muy dolorosas; es menester usar una pezonera que permite mamar, no olvidando lavar el pecho antes y después de dar de mamar al niño, empleando siempre agua arnicada.
En ningún caso se debe consentir el uso de perros para extraer la leche de los pechos enfermos, porque si no los dan, hay la presunción de que regalan los quistes hidatídicos.
La madre no debe negligir extraer de sus senos la cantidad de leche que note excesiva, que la moleste, que el niño no pueda mamar a causa de la mucha cantidad, o a causa del sufrimiento; para esto se valdrá de un aparato llamado Saca-Leche, evitando así la formación de mastitis o durezas por obstrucción de los conductos lactíferos, que terminan generalmente por tumores o por abscesos que supuran, siendo necesario cortarlos.
Para ablandar los pechos endurecidos se aplican (sobre algodón) cataplasmas de chuño o fécula de papas, tomando interiormente Hepar-Sulfuris.
Todo esto viene del pecado de no haber cuidado a tiempo los pezones, ocasionando esto la imposibilidad de llenar las obligaciones de madre. Esto exige tomar amas de leche, que se convierten en verdaderas amas de la casa, teniendo que servirlos las mismas amas, y hay que pagarlas, contemplarlas, respetarlas, tolerarlas, etc., para que no le den veneno al niño en lugar de leche, teniendo además la perspectiva de que el pecho enfermo se llegue a inutilizar para otras crianzas, en el caso probable de tener más familia, ya que no escarmientan (porque la naturaleza no las deja escarmentar, le añado yo al doctor Toledo), y sigue él. Una Mastitis abandonada o mal entendida, puede con los años degenerar en otra clase de tumor, que de todas maneras obliga a la extirpación del seno. (Y adiós, armonía y belleza, por vuestro descuido y pereza criminal, y más de una de estas descuidadas se labroì su desgracia, perdiendo de su lado a su esposo).
La madre que se preocupa de tener leche, deberá sobre todo instituirse una alimentación de sopas semilíquidas con leche o con buen caldo, fuerte, substancioso, desengrasado, para preparar con el arroz, tapioca de la India gruesa, farinha Suruy, avena Quaker, sémola, jugo de carne, galleta rallada cocida, pan tostado, etc., o leche bien hervida con todas las mismas harinas indicadas, para tomar una buena porcioìn cada tres o cuatro horas, pudiendo agregar cerveza Inglesa Stout.
En el caso de que la leche no sea abundante, tomará cocimiento de Morrenia Misionera (Tasis), o el extracto fluido de la misma planta, que se puede agregar sin ningún inconveniente a cualquier clase de cerveza, para enmendar su gusto, que es algo amargo. (Se vende en todas las buenas farmacias).
Las madres que cuidan a sus hijos deben comer fuera de la mesa de la familia, porque les conviene tomar alimentos especiales sin tentaciones; no pueden tomar frutas frescas, ni verduras, ni legumbres frescas, ni crudas; no deben comer carne, ni grasas, ni manteca o cosa que la contenga.
Convencida la madre, que a pesar de todo esto no ve los resultados de sus sacrificios, que su leche no se compone o que es insuficiente, entonces se procurará una ama que la substituya y adecuada a la edad del niño por el tiempo de la leche, analizada debidamente, con la condición de que tenga buen carácter; que no tenga menstruación y sea de pelo negro (porque las rubias, en general, psicológicamente, son débiles), procurando que viva cerca del niño, alimentándose como se ha indicado antes, y es muy buena prácticas que ella limpie, asee y arregle las ropas del niño.
Dado el caso de que no sea posible conseguir una ama adecuada, debe tomarse la resolución más racional, que es, a mi juicio, la que consiste en dar al niño leche de vaca, guardando las precauciones siguientes:
Todo el secreto consiste en el aseo escrupuloso de todo lo que necesitan los útiles que se deben emplear, no fiando a nadie que pueda descuidarse en cualquier momento, lo que el niño deberá pagar con su salud...
La leche conviene que sea de buena procedencia (no conviene de los lecheros, porque el comercio no les permite a éstos más que engañar); tampoco conviene que sea de una vaca sola, porque tendrá demasiada gordura, o puede enfermarse y todo repercute sobre el niño; no debe de ser de la que se vende esterilizada, porque no es fresca; mejor es la pasteurizada que sirven algunas empresas como la «Martona», porque hay la seguridad de que ese tipo es uniforme.
La leche debe ser conservada en paraje fresco y debe ser hervida y bien hervida cada vez que se le prepara el alimento al niño. Se llama bien hervida la operación de ponerla al fuego directo en buena vasija y cuando hierve, retirarla para que no se derrame; volver a repetir está operación tres veces sucesivas, con la cantidad de leche que el niño va a tomar, unida al agua de arroz en la proporción de ocho cucharadas grandes de leche por cuatro de agua, o sustancia de arroz, que no sea espesa. (Arroz cocido, no tostado).
Se le agrega apenas la cantidad suficiente de azúcar no refinada; se cuela y una vez tibia, se le da al niño en mamadera (el azúcar refinado tiene productos químicos muy perjudiciales.)
Para comenzar con esta alimentación, cuando el niño es menor de dos meses, conviene empezar por darle partes iguales de leche y agua de arroz y cada semana se aumentará una cucharada de leche hasta obtener la proporción dicha de 8 por 4, que se sostendrá hasta pasar los tres meses. Al cuarto mes, cada semana se le quita una cucharada de agua de arroz, hasta retirarla por completo a medida que pasa el tiempo, siempre que nada suceda, ni entorpezca la marcha ascendente, pesando al niño cada ocho días, conservando constancia de esta operación, pero el peso corresponde (en sana salud) a 460 gramos por centímetro de altura; de más o de menos, es obesidad o raquitismo. La distancia de una mamadera a otra, depende del niño, de su estado, como de sus exigencias; el mejor tiempo es de tres horas a tres y media; pero puede esperar hasta cuatro si el interesado no manifiesta necesidad llorando y su estado lo permite.
Como la preparación es imprescindible una vez establecida la alimentación lo que se hace es, preparar la dosis y guardarla al baño María hasta que el niño llore; porque si duerme, no se le debe incomodar; el sueño es muy necesario en la primera edad; es cuando más se duerme; y los niños cuando no duermen es que están enfermos.
La ebullición de la leche tiene dos objetos: esterilizarla, destruyendo con eficacia cualquier clase de microbios que no puede destruir la pasteurización y hacer desaparecer por completo la parte de leche más nociva para los niños, la manteca, que es el elemento de más difícil digestión, porque debe emulsionarse con la bilis, causa de diarreas y sus consecuencias.
Pero la leche privada de la manteca, resulta que seca extraordinariamente el vientre; y con la manteca, da diarreas e indigestiones. Para remediar estos inconvenientes, sequedad de vientre y privación de la manteca (que subleva hasta el pensarlo, porque es sinónimo de no saber que la manteca es alimento), se le agrega a la leche cada vez que toma frasco el niño, la tercera parte de una cucharadita de las de té, de azúcar de leche lavada al alcohol; repitiendo ésta o mayor dosis si es tolerada, cada tres horas, es decir, cada mamadera hasta que mueva el vientre; y una vez conseguido esto, se disminuye la porción, pero no se elimina por completo, porque es un producto de la leche y es buen alimento.
Esto no priva la adición juiciosa de pequeñas cantidades de azúcar no refinada, para endulzar ligeramente la mamadera; pero debe evitarse abusar del azúcar, porque el azúcar de leche reemplaza ventajosamente hasta lo que parecía suprimido (la manteca).
Cuando este alimento (la leche de vaca) molesta al niño, presentando eructos, flatos, vómitos, hipo, fatiga o plenitud de estómago, después de cada mamadera, pasados 5 ó 10 minutos, se le dará agua ligeramente azucarada con Pulsatilla, cada cinco o diez minutos, la mitad de una cucharadita, hasta que se normalice la situación; repitiendo este remedio inofensivo, cuantas veces se necesite para efectuar la primera digestión.
En el caso de tener el niño diarrea, vientre muy corriente, deposiciones líquidas, amarillentas o verdosas, etc., siempre se comenzará por disminuir la cantidad de leche, con predominio de la cantidad de substancia de arroz, suprimiendo también el azúcar de leche, porque entonces no le asimilará.
Cuando se le note resfriado, se le pondrá alcanfor dentro de la almohada, o vaselina alcanforada sobre la nariz, o se le cuelga un terrón de alcanfor atado dentro de la cuna, para que se haga atmósfera cerca de la cara; y esto debe hacerse también en todas las camas de los colegios y de los niños en las familias.
Las deposiciones verdosas producen muchos dolores, provienen o de malos elementos de la leche no esterilizada, de las vasijas empleadas no bien limpias, o de resfríos, bronquitis, catarros por enfriamientos (falta de gorra, señora) que no se atienden; y como los niños no expectoran, tragan las mucosidades e infeccionan los intestinos.
Después de seis meses se puede comenzar a dar sopitas de galleta rallada hervidas en caldo colado desengrasado, o cáscara de pan francés, o tapioca, o Farinha Suruy cada tres o cuatro horas metódicamente.
Esta alimentación puede obtenerse con leche hervida con tapioca, etc. Más adelante, entré los ocho o diez meses, se podrá agregar al caldo jugo de carne (una cucharada de las de postre en cada porción de las sopas enunciadas), pudiendo variarlas con Farinha, avena, sémola, gluten, centeno, chuño, arroz, zapallo, etc., y Marmite, que es un extracto vegetal.
Cuando se llega a la edad de doce a catorce meses, puede dársele mayores proporciones de los alimentos indicados, en horas oportunas, con mayor distanciamiento, no cometiendo el error grave de llevar a los niños a la mesa de la familia, para evitarles tentaciones y para no perder allí el silencio y la tranquilidad necesaria a la masticación de los mayores de edad (porque los niños comen con los ojos lo que su estómago no puede digerir, le añado yo al Dr. Toledo). Ya en esa edad se puede dar papas cocidas, deshechas con un tenedor, a las que se agrega sal y caldo (para evitar siempre la manteca), arroz cocido, leche siempre hervida y bien hervida, o caldo bueno con las harinas ya indicadas, prefiriendo la avena, que da excelentes elementos para los huesos de la dentición. Debo recordar que los japoneses, los chinos y los africanos, solo se mantienen con arroz y que los parásitos de la raza humana huyen de la ropa de las personas que no tienen mal olor.
Para los jóvenes y para las personas de trabajo rudo, el mejor desayuno es un plato de avena con leche (cocida primero en agua o caldo, como base indispensable de una nutrición que conforta el sistema nervioso y muscular, después del baño; cada mañana, baño de pila o de esponja, no de lluvia. Es menester no permitir el abuso del azúcar, ni el uso innecesario del vino en los niños y en los jóvenes. La manteca esterilizada reemplaza al alcohol en invierno, para soportar con más facilidad los días de frío.
La práctica de la vida nos está probando día por día, que nuestra alimentación tiene que medirse con arreglo al clima que habitamos (léase el «Código» y el «Conócete a ti mismo» sobre esto), de modo que ya elimina la posibilidad de que debemos mantenernos con alimentos iguales a los que se comen en otras regiones del globo terráqueo, que nosotros
los americanos creemos más adelantadas, porque usan Sobrerriendas.
Que sea este país esencialmente ganadero, no implica la necesidad ni la razón de que nos comamos los cadáveres de los animales que aquí nacen y procrean, o de los que se consiguen por la caza en estado salvaje, ni de los que se pescan; porque alegando otras razones, también este país es esencialmente agricultor y los animales cuya carne se preconiza como alimento nuestro, ellos se alimentan exclusivamente de vegetales, de granos, de semillas, etc., no se comen entre ellos mismos; de modo que somos nosotros solos los que creemos estar adelantados y nos comemos los intermediarios del reino vegetal, para tener mejores condiciones; pero nadie aconseja que se coman animales carnívoros de ninguna especie, porque nadie come panteras y leones, ni tigres, ni cuervos, ni zorzales, ni urracas, ni bichos feos. La observación, sin embargo, caracteriza aquí en este país lo necesario y lo muy perjudicial de la alimentación tienen aún más abundante la forma que en la práctica y siempre ha encontrado claramente que al comer la carne de los cadáveres de los animales de algunas especies, nos comemos muchas enfermedades de que ellos padecen, y que es la alimentación la que nos transmite sus enfermedades, sufriéndolo así varias generaciones humanas, como las enfermedades recorren las generaciones animales. Dentro del régimen vegetal (sin ser absolutista ni exclusivista) encontramos todos los elementos químico-minerales necesarios a nuestro sostenimiento de la vida, sin necesidad de comer cadáveres, produciendo animales de raza, seleccionados, como medio de vida, para que otros se los coman, si así les conviene o el clima en que viven se lo permiten o exige; teniendo la seguridad de que nos libramos de muchas clases de microbios y de la no poca dicha que nuestro cuerpo tenga exhalaciones; porque la afirmación de que el cuerpo de un vegetariano se puede soportar aún en los días prolongados de una enfermedad, esto solo es capaz de conquistar adhesiones, porque dentro de este radio está siempre la gente que se estima por distinción e higiene.
Para evitar la desesperación de todos aquellos que se crean perdidos, porque se figuran la imposibilidad de la vida, si cambian de régimen alimenticio, cuando resulta todo lo contrario, me he propuesto dar aquí una lista de Menú, que se podrá consultar para poder salir del paso, sin perjuicio de que entre los capítulos de este libro, he de volver sobre tema tan capital al ocuparme de ciertas enfermedades que necesariamente exigen una especial alimentación, porque la práctica de curar enseña que los remedios obran así más pronto y hasta mejor entrándoles a los seres que viven de nosotros mismos, dentro de nuestra sangre, todos los elementos animales que se emplean en la alimentación cotidiana; porque a los microbios no les hace gracia la alimentación vegetal.
También hay necesidad de precaverse de los malos vinos, porque son causa de la mayor parte de las afecciones del estómago; convendría más que nos preparáramos jugos de uva bien esterilizados, sin fermentar.
Por malos vinos no debe entenderse solamente los vinos adulterados o falsificados que hacen daño al hígado y otras vísceras, por el mal alcohol que se emplea para asegurar su duración y su venta; los malos vinos dañan al estómago, porque no tienen suficiente fermentación; los venden al estado de caldos paralizados; y estos caldos baratos, llevados al estómago, se encuentran allí con una temperatura favorable, que elimina el alcohol adicionado y vuelven a fermentar de nuevo, ocasionando dilataciones dolorosas (Pirosis) que mortifican, que debilitan, que transforma el carácter, que producen enfermedades difíciles de tratar y de curar, porque no siempre el médico da en la tecla, como no siempre el enfermo confiesa la verdad de la causa que origina el mal, porque hay males que avergüenzan (la embriaguez).
De allí que en muchos casos se aconsejan tratamientos sin saber si lo que va a salir será pato o gallareta, aunque sean de la misma familia.
Otra de las causas muy comunes y muy generales que ocasionan trastornos muy graves y a veces hasta mortales en el hombre, es la interrupción de la digestión por contactos sexuales, porque éstos ocasionan congestiones cerebrales, de efectos análogos al rayo.
Un buen caldo, a pesar de que existen opiniones desfavorables a esta base indispensable de cualquier buena sopa (que no se prepara en los restaurantes), continuaré asegurando, que los que niegan condiciones a un buen caldo debidamente preparado, revelan no haber podido participar de sus beneficios inmediatos sino a ratos y declaran que viven para comer, mientras lo racional es comer para vivir.
Tómese una olla grande, de capacidad adecuada a cada familia, de níquel, aluminio, hierro enlozado, etc., colóquese sobre fuego directo con bastante agua, sal, carne y huesos de vaca y gallina; caliéntese lentamente hasta conseguir la ebullición, que debe entretenerse más de dos horas; espúmese, etc., agréguense luego el arroz, zanahorias, repollo, garbanzos, puerros, papas, perejil, etc., etc.; continúese la ebullición hasta obtener que todo se encuentre bien cocido. Sepárese de dicha olla la cantidad de caldo colado que se destine para sopa de enfermos, en una vasija con tapa, donde deberá enfriarse totalmente para extraer toda la grasa que se coagule en la superficie.
Efectuada esta operación, dicho caldo (al que se puede también agregar Marmite o peptona de carne Liebig) servirá para preparar las siguientes sopas:
01.- A la Reyna con yemas de huevos batidas.
02.- Con tapioca de la India fresca (antes remojada varias horas) y yemas de huevos.
03.- Con Farinha Suruy
04.- Avena Quaker cocida antes en agua.
05.- Pan francés tostado sobre brasas; hervido en el caldo rápidamente con perejil.
06.- Galleta Marina rallada o pasada.
07.- Sémola bajo varias adiciones.
08.- Porotos, zanahorias, garbanzos, repollo y queso parmesano.
09.- Farinha de centeno (Kiorcha rusa).
10.- Farinha Gluten.
11.- Harina de lentejas, arvejas, etc.
12.- Fideos finos, gruesos y pastas.
13.- Choclín.
14.- Arrocin, trigo, etc.
15.- Arrocin o Quaker, rice.
16.- Zapallo en puré.
17.- Papas en puré.
18.- Maíz amarillo en harina.
19.- Porotos caballeros.
20.- Cebada inglesa.
Puede tomarse leche bien hervida (en vez de vino):
01.- Con yema de huevo, canela Ceylán en polvo.
02.- Con cacao, canela y azúcar.
03.- Con chocolate Menier rallado (papel blanco) y canela.
04.- Con avena Quaker, cocida antes en agua.
05.- Con té negro.
06.- Con café homeopático.
07.- Con tapioca de la India.
08.- Con sémola y canela.
09.- Con maíz amarillo, antes cocido en agua.
10.- Con maíz morocho, antes cocido en agua.
11.- Con gluten o sagú.
12.- Con pan hervido.
13.- Con galleta hervida.
14.- Arroz cocido antes en agua
15.- Con chuño o fécula de papas, de zapallo, mandioca, maicena y cuantas convengan y apetezcan farinosas.
Huevos frescos pasados por agua, blandos, en ponche o en leche
Huevos fritos al caldo, o en leche, aceite, manteca.
Acelgas, espinacas, espárragos, zanahorias, remolachas, acederas, garbanzos, porotos, lentejas, chauchas, choclos, alcauciles, zapallitos, habas y cuantas hortalizas y legumbres hay en la agricultura adecuados al gusto y condimentos apetecibles.
Croquetas de verduras cocidas.
Pasteles y empanadas de id., íd.
Tortillas de toda clase de verduras.
Papas cocidas con la cáscara.
Jugo de carne aprensado, peptona, Liebig y Marmite.
Duraznos del Tigre, lavados y espolvoreados con canela.
Orejones de durazno con azúcar y canela.
Orejones de manzana, compotas.
Ciruelas secas, dátiles, pasas de higo.
Mermeladas Orange et Blowell.
Miel de abejas, crema de leche con huevo.
Jaleas de membrillo, peras y manzanas.
Dulce de Guayaba Pesqueira, yemas quemadas.
Nueces, almendras y avellanas.
Té negro.
Soda preparada con agua destilada o semisurgente.
Cerveza Stout.
Champagne de las mejores marcas.
El tabaco para matar piojos.
El café de Arabia para nada, y los cadáveres para abonar la tierra y para jabón; todo eso es un menú variado que permite tener al hombre los kilos de peso justos a razón de 460 gramos por centímetro de altura y todos serían fuertes.
Prácticas de higiene para cien años de vida sana
Seguimos oyendo al doctor Toledo:
Primero. -Cuidar mucho los dientes y la boca, lavándolos al levantarse y después de cada comida, no acostándose nunca sin haber eliminado las partículas de alimentos que quedan aprisionados entre los intersticios de los dientes (una de las mejores causas de las caries por infección), por medio de un cepillo de cerda y agua tibia bien aromatizada con la cuarta dilución decimal de esencia de canela de Ceylán.
Debe practicarse lo propio por la mañana diariamente, haciendo uso de los polvos siguientes, cuando el estado de los dientes así lo requiera:
N/p. Azúcar de leche, polvo lavado ......................... 80.00
Piedra pómez en polvo fino ......................... 20.00
Esencia de canela de Ceylán ......................... C. S.
Nota. -El cuidado de los dientes está recompensado con los muchos malos ratos que se evitan al dentista y la anulación de calambres al estómago.
Segundo. -No se debe beber ninguna bebida alcohólica en ayunas, ni fuera de las comidas, porque el alcohol produce el encogimiento de los tejidos por donde pasa, que los endurece, motivo por el cual la sangre no puede circular para irrigarlos, de donde resulta la degeneración cancerosa, razón por la que el cáncer no se cura. (Cáncer es sinónimo de Necrosis; Necrosis significa muerte). El alcohol no conviene ni comiendo.
El alcohol es un elemento muy dañino que arrastra fácilmente al vicio como medio de apagar pesares, en las personas sin el suficiente carácter para oponerse a las contrariedades inherentes a esta vida, cada día más, llena de dificultades y falsedades, aunque tiene como consecuencia la repugnancia personal que el tal vicio inspira, porque nadie perdona de buen grado al borracho.
La mala calidad de los elementos tóxicos que contienen los alcoholes de mala procedencia tan generalizados, producen desórdenes incurables en el esófago, el estómago, el hígado, los riñones, corazón, cerebro, etc., etc., que una vez iniciados precipitan al enfermo cada día más al asentamiento del mismo vicio, porque hasta llega a convencerse de la inutilidad de todas las débiles tentaciones que se hace para modificarlo. He visto un individuo sentado en el suelo en una pulquería de la campaña, que hacía gala de mostrar sus piernas hinchadas, declarando al apretarlas, que los pozos que dejaban los dedos, todo aquello era Ginebra. Y, sin embargo, las botellas de ginebra tienen una etiqueta donde se lee que «conserva en la vejez la limpidez del agua cristalina, es un néctar».
Tercero. -El buen aire y la luz son elementos indispensables al entretenimiento de la vida y muy necesarios para volver a reparar y recuperar la salud extenuada por las enfermedades; de aquí la necesidad anual de un esparcimiento en el campo, en las playas, en las montañas y las sierras o cualquier sitio lejano, donde se pueda respirar un aire sin los malos elementos de la atmósfera de la ciudad, donde la aglomeración, el amontonamiento, la corrupción de las gentes lo corrompen y vician todo, perjudicándose mutuamente por no creer la conveniencia de vivir en el campo.
El dormitorio es el sepulcro que habitamos durante la vida; allí pasamos más de la tercera parte y otros hasta la mitad de la existencia, estando ya muy convencidos de que debemos alejar de dicha habitación los santos con pedestales o sin ellos; las cortinas, las alfombras, como todo lo que sea motivo de anidar microbios y parásitos, dejando allí los muebles absolutamente indispensables y los útiles necesarios.
El lujo de una casa debe consistir en que todo sea diariamente ventilado y sacudido para tener la seguridad de haber eliminado así las causas ya anotadas, pero practicando estas operaciones en tal forma, que no demos ocasión a que nadie nos eche encima el sacudido de sus ropas y colchones, ni tampoco tenga quejas de que nuestro servicio moleste al vecindario por idénticas causas; por esto se impone la vida fuera de las capitales, los negocios, donde no se encuentran reunidas las condiciones higiénicas hechas apetecibles, aunque sean los llamados centros aristocráticos, donde se promiscua higiene y malos olores de pomadas hechas de cadáveres. Es necesario higienizar y descentralizar las ciudades.
Las casas construidas con paredes gruesas tienen la ventaja de ser muy económicas, porque no requieren tanto gasto de calefacción; son muy frescas en el verano y muy abrigadas en el invierno, en todo clima.
El mejor aire se toma en las costas, en las estaciones de verano y otoño, porque es lavado por las olas y proviene de las regiones polares, donde no hay microbios; no debiéndose atribuirse por esto los beneficios que la salud experimenta a la materialidad de los baños, sino al mayor número de respiraciones que allí se efectúan para almacenar oxígeno, sobre todo a expensas del ejercicio que mejor se adapte a las condiciones de cada persona, que debe bañarse en su casa y estar solo dentro del baño.
La luz del sol, vivifica de tal manera, que transforma los glóbulos de la sangre, auxiliada por el oxígeno del aire, y la ausencia o supresión del sol y de la luz abundante los empobrece a tal grado, que ocasionan la anemia y la clorosis y sus consecuencias de consunción de efectos semejantes al que pone amarillentas las plantas cuando se las condena a vivir en la sombra o la oscuridad.
Debe huirse de las habitaciones sombrías y obscuras y húmedas, porque producen análogos efectos que los calabozos de las prisiones antiguas, o los calabozos de la vida actual en sótanos para talleres, que predisponen al reumatismo y la tuberculosis, y esto ocurre con casi todos los diarios, que por cualquier causa ponen el grito en el cielo sobre la higiene urbana; está bien; pero quitar la paja de vuestro ojo primero.
Y no se confunda: que preconizar la luz y la acción del sol, no es aconsejar bañarse desde las 12 del meridiano hasta las tres de la tarde; al aire libre, ya sea en el mar o en el río; porque esto produce quemaduras, como produce erisipelas, congestiones e insolaciones, la permanencia al sol en esas mismas horas fuera del agua.
La luz anima, tonifica, alegra y cambia el ánimo debilitado y entristecido; por eso el dormitorio debe estar siempre en condiciones de poder ser inundado de luz, porque debe pensarse que es también la habitación destinada a pasar las enfermedades.
Cuarto. -El ejercicio es muy necesario a nuestro desarrollo para entretener la buena armonía de todos nuestros órganos, su funcionamiento regular, la perfección de nuestras formas para estética corporal sin exageración; hay que andar despacio con las bebidas, aunque sean buenas y legítimas: éste sería un letrero moral para todos los almacenes.
El ejercicio activa la circulación de la sangre y aumenta el número de nuestras respiraciones, circunstancia que nos beneficia mucho para poder asimilar gran cantidad de oxígeno, enriqueciendo nuestra sangre.
De allí la imprescindible necesidad de que deban efectuarse todos los ejercicios de gimnasia al aire libre; no permitiéndolo, como ahora se consienten, encerrados dentro de los patios de nuestros grandes colegios, donde no hay suficiente aire de renovación para tanto niño, donde todo lo que se encuentra adherido a los pisos de los patios es desmenuzado por los movimientos incesantes de los botines de los niños y elevado al mismo aire que obligadamente tienen que respirar allí; todo esto es un verdadero atentado; un colmo de gimnasia escolar en las boticas, en las barbas de nuestras autoridades escolares.
-¡Doctor! por esto recriminamos al Consejo de Educación, en el que figuran célibes y solterones que no saben lo que es la vida de los niños; y en cambio, en aquel Consejo no están las grandes madres de familia, que son las únicas y verdaderas maestras. Siga, doctor.
Debe pensarse en que la capacidad reducida de los patios, provoca más fácilmente la transpiración; y de allí deducir que los niños que practican ejercicios de gimnasia en semejantes condiciones, no deben entrar a las clases o al estudio con las camisetas mojadas de sudor, porque encierra muy grandes peligros.
Abiertos los poros de nuestro cuerpo por el ejercicio, la transpiración está en relación a la violencia y al tiempo que se practica.
Empapadas las ropas, no mudadas, quedan los poros en contacto con las ropas frías; de aquí, enfriamientos, pulmonías, reumatismos, bronquitis, etc., etc., perdiendo todo el sacrificio del pueblo por la instrucción.
Debe también ser preocupación de las autoridades escolares, impedir a los niños los gritos desaforados en los recreos, porque irritan la garganta y la laringe, bebiendo después agua fría, que les produce enfermedad de difícil curación.
El ejercicio y la localidad de veranear o de convalecer deben ser consultadas al médico, para que le resulten adecuados al fin que necesita cada persona o familia; porque sin quererlo, pueden extremarlo y será contraproducente ir a buscar lo agradable, en vez de lo útil: ¿Adónde vas, Vicente? Al ruido de la gente.
Quinto. -El baño más práctico, el baño más cómodo, el que llena bien todas nuestras necesidades, hasta por su simplificación, es el de esponja, de pie la persona, en suficiente cantidad de agua natural que cubra el tobillo, repetido todas las mañanas.
Este baño diario durante todas las estaciones del año, mantiene el aseo corporal conveniente y prepara a la persona para cualquier género de tareas, como para resistir con ventaja los cambios bruscos de temperatura, no ocasionando sensaciones fuertes, que otras clases de baños son a veces causa de alteraciones funcionales por exceso de baño.
El baño de las personas impresionables y nerviosas convendrá siempre que sea tibio (entre 25 y 30 grados) y de no mayor tiempo de cinco minutos antes de acostarse o por la mañana al levantarse (véase Sulphur).
Sexto. -Los preceptos de higiene precedentes ya indican claramente todos los fundamentos en que se basa el consejo de dormir solo cada uno en una cama, no muy blanda, de plaza y media, con almohada de crin y a lo más de lana (nunca de plumas, porque dan dolor de cabeza) y pensando que la misma cama es el sitio donde se pasan las enfermedades.
Es muy conveniente siempre colocar un buen terrón de alcanfor dentro de la almohada para que, durante el sueño, mediante el calor de la persona, se active la evaporación de esta substancia inofensiva, rodeando nuestra cabeza de los vapores que nos libran de la aproximación de microbios por la respiración, su acción sedativa nos dejará libres de recuerdos que la fantasía de la imaginación traduce en motivos de debilitamientos. El alcanfor ahuyenta hasta a las hormigas; por eso debe llevarse hasta en los bolsillos.
En los casos de enfermedad prolongada es necesario hacer colocar debajo de la cama un recipiente grande con agua, que se renovará todas las mañanas. La presencia de esta cantidad de agua, por su evaporización, evita las escoriaciones y ulceraciones tan frecuentes en el cuerpo de los enfermos a causa de la sequedad de la ropa de la cama por el rozamiento, proporcionando además un lecho blando y suave, con una humedad que no mortifica, e impidiendo hasta el insomnio.
La acción del papel es tan impermeable, que no hay nada capaz de reemplazarlo como abrigo, en los pies, en el cuerpo, en las piernas como polainas, en la cama, etc., etc., constituyendo esta circunstancia una singularidad como remedio para los sabañones, que no son sino enfriamientos locales y parciales (véase Aconitum).
Séptimo. -Acostarse en una cama solo, es una práctica muy higiénica; pero no deja de ser superada esta condición, cuando se acuesta una persona habiendo efectuado la digestión, porque así se evita congestiones y anginas; generalmente, nadie se ocupa después de haber comido, de darse cuenta cómo se opera la primera digestión tan importante, o sea la separación de los alimentos.
Los que comen para vivir, los que comen lo suficiente para las necesidades de la vida y de lo que obliga a consumir el trabajo, los que acostumbran cenar para no ir a la cama con la comida en el buche, una de las causas principales de dilataciones, todas estas personas saben que la primera digestión se comienza a efectuar cuando se produce espontáneamente la orina; porque este acto explica la separación de los líquidos y los sólidos ingeridos conjuntamente; entonces puede acostarse.
Cuando se ha comido y se desea ir a la cama con el estómago en esas condiciones es difícil que no se produzca una dilatación a causa de la paralización, que proviene de varias causas, y entre ellas, la más funesta es los contactos sexuales.
Debe tomarse dos, tres o cuatro veces pulsatilla, que dará por resultado, la emisión copiosa de orina y el alejamiento del peligro inminente, porque este remedio produce la primera digestión, provocando especial acción sobre los músculos del estómago; ésta es la mejor faja eléctrica.
Cuando el estómago no demora los movimientos peculiares de sus músculos, no hay motivo de que se produzcan tan fácilmente constipaciones, porque una función depende de la otra; y anda mal la segunda, cuando la primera opera con lentitud. El aparato digestivo es un tubo revuelto de trece metros de largo; a medida que los alimentos entran por una de sus extremidades, se va llenando y los sentidos dependen de la forma en que se operan las digestiones del estómago; la leche, tomada durante las comidas, prolonga la primera digestión.
Octava. -La yerba mate y las paraguayenses o misioneras o brasileras (y de otras tierras, digo yo) de usos tan innecesarios, son inofensivas; cuando se toman flojas, tienen análoga acción al té negro; de manera que pueden tomarse cuando se necesitan remedios homeopáticos, aunque sean mal canchados.
1ª. Llevarlo al grado de vicio para perder el tiempo inútilmente con gastos perjudiciales.
2ª. Exponerse a enfermedades contagiosas tomadas en la bombilla que otro tuvo en la boca, y no se guardan precauciones, que son imposibles, y no sabés si del que tomás la saliva lleva la marca pajarito tan acreditada en esta tierra (esto lo entenderán los criollos).
3ª. El número de mates que se toman, si cada mate lleva disuelta una cucharadita de azúcar (5 gramos), porque agregada la suma de estas cucharaditas de azúcar a todos los motivos que en este país existen para tomar azúcar, conducen a la obesidad y la obesidad es también causa de muerte.
Hay señoras en esta capital que se vuelven bolas de grasa, y en lugar de rodar, caminan llevando la grasa a cuestas. ¿Por qué no añadió aquí el doctor, que esas bolas no llegan a ser matronas en derecho, porque ninguna puede dar 12 hijos por culpa de la grasa? Siga, doctor.
Noveno. -Café de Arabia tostado: hay necesidad de abstenerse de este veneno agradable, sobre todo cuando se toman medicamentos Homeopáticos, o cuando no se desea obstruir los buenos efectos obtenidos por remedios, porque los inutiliza inevitablemente: es antídoto de todos los medicamentos y venenos por excelencia y sin vuelta.
Puede hacerse uso de café tostado cuando se precisa borrar la acción de un remedio, ya sea Homeopático, o ya sea Alopático, con el fin de tomar Homeopatía; en los casos mejores, cuando se ha estado sometido a los efectos del opio o alguno de sus alcaloides, morfina, codeína, etc., porque éste es el único agente terapéutico capaz de inutilizarlos; a tal punto llega su poder.
De aquí se pueden deducir las razones de la verdad del aforismo de esta tierra: «El café tostado es un veneno agradable», como ciertas amistades internacionales.
Décimo. -El tabaco, ejercitado en vicio bajo cualquier forma, aún usándolo sin humo, porque todavía el rapé resulta hasta repugnante.
Fumar a cualquiera hora y con cualquier pretexto, da las características de uno de los vicios más arraigados, más perniciosos y perjudiciales para la salud, a causa de que la misma acción irrita los labios, las cavidades de la nariz, la boca y los dientes, que se cubren de una capa negra amarillenta que impregna al aliento de fetidez y daña la faringe y los bronquios, donde se deposita el extracto, produciendo allí tales estragos, que mantienen y entretienen permanentemente un catarro, cuyas manifestaciones se producen desde que el fumador se incorpora todos los días por la mañana para sentarse en la cama. (Es malo, doctor, y no hablemos más del «tabaco», porque hoy es perder el tiempo, porque fuman hasta las mujeres, sobre todo las llamadas grandes damas pintadas). Siga otro punto.
Undécimo. -Los vestidos, siempre sujetos a los caprichos de la moda, que varían al infinito para que el comercio marche, suceda lo que suceda, deben confeccionarse en forma no exagerada y siempre teniendo en cuenta lo que a cada uno conviene; por que las modas no duran y los vestidos quedan hechos.
Debe tenerse especial cuidado en las niñas y señoritas, en la clase, forma y manera de llevar el corsé, de tan malísimas consecuencias, cuando las madres no vigilan, ni intervienen en estos asuntos; permitiendo la comprensión, que a veces llega al grado superlativo; se cinchan, causa de la deformación de la caja torácica y de los órganos abdominales, que después se traducen en enfermedades muchas veces no remediables, ni con operaciones, jugando a la gata parida (no sé lo que es esto, doctor; pero lo que sé es que por ese cinchamiento le deben a la naturaleza muchos millones de hijos, que reclaman, y los pagarán; esto no lo sabe usted; pero se lo digo yo aquí, que es lugar y tiempo; eso no se lo enseña la ciencia, ni lo puede denunciar el análisis; pero lo sabe quién sabe la ley divina y lo analiza el espíritu en su archivo; porque quiera que no quiera, ha de ver un debe o un haber y no hay perdones ni gracias. Esto es más riguroso que las leyes de opresión de los ¿…pajaritos?... y de las gatas paridas). Y ahora que en espíritu, estos verán lo que no veían y de seguro querrán enmendar el párrafo que yo omito, porque los obreros no han encarecido la ropa; no se mudan para ir en el tranvía después del trabajo, porque no se les paga para mal comer; y eso, cuando escribáis esta pauta de higiene; que si estuvieras en estos momentos, también os espantaría el hambre y la miseria causada sólo por el derroche de esos y de esas que no querían que los obreros las mancharan en el tranvía, a los que debían hacer lado para que se sentasen los que vienen del trabajo, porque por sólo éstos pueden los que hacen ascos asearse y andar vestidos a la moda. El día, muy cercano, de la Comuna en verdad, entonces no habrá vagos ni quien tema que otro lo manche, porque todos volverán del trabajo a las mismas horas, que no serán 8, ni 6, sino 4 y menos, y todos podrán cumplir el plan de higiene que dejáis y mejoramos en el Código y en el Conócete a ti mismo; y ya veis si estimamos el trabajo científico, cuando copio lo que es racional profilaxis. Aprovechad vos la lección y seguid vuestra exposición.
Duodécimo. -Los zapatos, éste es otro de los inconvenientes de las modas y de las pretensiones de las niñas, consistente en los tacos altos para alzar a las personas de reducida estatura, o para empequeñecer los pies de las que nacieron con las extremidades inferiores muy desarrolladas, o los muy puntiagudos para conseguir las uñas encarnadas; todo esto origina pataleo.
Todos estos disparates traen como consecuencia enfermedades de los ovarios, de la matriz (y deudas a la procreación, repito), trastornos funcionales de la digestión, deformidades de los pies, aparte de la aptitud de la marcha, que impide y dificulta el buen equilibrio del cuerpo, ocasionando torsiones en los huesos de los muslos, de las piernas, de los tobillos, etc., simulando la manera de caminar (que ellas no ven) la operación de quien pisa sobre huevos para no romperlos, con un baile apropiado de mucha elegancia; de aquí proviene el verbo «pavonearse».
Decimotercero. -El abrigo en estos climas no debe ser excesivo; está bien averiguado y probado que el mejor abrigo para los reumáticos, constituye el mejor remedio, unido a un régimen alimenticio vegetal racional, para evitar la causa mejor de todo reumatismo: los cadáveres, señor.
El abrigo por excelencia nos lo proporciona la seda cruda pura, sin mezcla de lana y algodón en tejido de punto, porque éste es el que se adhiere mejor al cuerpo por su elasticidad.
Estas ropas son caras, pero resultan muy baratas, porque la salud no se paga con ningún dinero, ni el tiempo perdido por enfermedades se recupera; de modo que quien los usa, no necesita ni remedios, ni consejos de médicos, que son los más baratos ahora. (En la Comuna, querido doctor, toda ropa interna será de seda; pero la criarán todas las mujeres, por buen entretenimiento).
Las ropas de seda cruda se compran con los ojos cerrados, porque la mezcla con algodón es suave al tacto y no cruje; la mezcla con lana. es menos suave que la anterior, porque no cruje y se adhiere a la mano; la seda pura cruje, es suave y vuelve a tomar sus formas después de ser oprimida, hace crujir hasta el bolsillo. (Por esto no las pueden usar los que solo ganan para mal comer.)
Estas ropas, para que duren más que la vida de un hombre, deben lavarse en casa, sin emplear jabón, ni frotarlas, ni refregarlas; tan solo sumergiéndolas en agua caliente con un poco de carbonato de soda (al 20 por mil), y una vez enjuagadas en varias aguas calientes, se aclaran y se planchan entre una tela, adquiriendo así la seda, toda su elasticidad y crujimientos primitivos.
Estas ropas aíslan el cuerpo de las influencias eléctricas de la atmósfera, que son los dolores en aquellas personas que tienen su cuerpo cubierto de sales provenientes de la mala alimentación animal que han acostumbrado; ese predominio tradicional de los alimentos animales o de cadáveres de animales, tan incorregible en toda la tierra, que debe desaparecer.
Las personas susceptibles de afecciones pulmonares, deben usar camisetas y calzones de punto de seda cruda pura; y si este abrigo no les fuese suficiente algunos días del año, sobre dichas prendas pueden usar otras de lana o algodón, mientras subsista la necesidad que impone la estación y la temperatura.
Los reumáticos, los asmáticos, los catarrientos, como todas las personas propensas a enfermedades pulmonares, tienen por causa la existencia en su sangre de elementos tóxicos, que deben atenderse con Sulphur; necesitando para esto clima seco y alto, de menor densidad en el aire, para evitar las presiones que gravitan en los bajos, recargados de miasmas, procedentes de las quemas (o fermentos de las basuras).
Decimocuarto. - Hay que convencerse de que la salud, una vez perdida, no tan fácil se recupera (porque nadie vende salud); de modo que no se debe escatimar nada que propenda a su conservación o nos permita recuperarla. Muy bien, doctor, muy bien. Pero esto solo en la Comuna cabe, porque no habrá dinero. Siga.
Al niño recién nacido es necesario tenerle abrigada la cabeza, con gorra, que no debe suprimirse hasta la completa osificación de las fontanelas; así adquiere mejor desarrollo un niño, por el hecho de estar continuamente expuesto a resfríos o enfriamientos.
Su cráneo no está del todo cerrado y solo cubren su cerebro la piel y las membranas internas; no hay protección ósea; de donde se deducen los peligros indicados. Parece increíble, que la gente que demuestra no darse cuenta de estos hechos tan vulgares, sostuviera el capricho de que debe seguirse la moda respecto de la supresión de la gorra en los niños de corta edad.
La falta de gorra puede ser entonces causa de enfermedad, dando esto como resultado un atraso, trastornos en la salud, repercusiones que entorpecen el desarrollo; de manera que es más racional rodear al niño de todas las precauciones imaginables en climas variables, para que nada entorpezca sus evoluciones y ver logrado todo eso con la gorra permanente, y cuando el niño con la osificación completa y en la estación favorable, se encontrará con su cabeza fuerte y con una cantidad de pelo que justificará la no necesidad de la gorra. Entonces pueden las madres darse la satisfacción de contemplar y mostrar la cabecita de su hijo con todo el rigor de la moda.
El niño debe bañarse en agua tibia, para que así descanse bien y mantenga su cuerpo libre de todas las adherencias que la ropa puedan ocasionarle, desde el día de su nacimiento hasta que llegue más o menos a la edad de dos años, en que conviene comenzar el baño a la temperatura ordinaria en todo tiempo.
-Aquí, doctor, voy a añadir un punto muy capital sobre el modo de fajar los niños, porque sufro horriblemente cuando veo a un recién nacido y hasta que los visten de corto, hechos una morcilla, y mejor dicho un salame, liado con la faja desde los sobacos hasta los pies, aprisionados los brazos, sin movimiento ninguno, condenado a no poder zaragatear con sus piececitos y brazos, y no hay derecho; y yo sé que ese espíritu sufre indefenso, que por ese medio se le inhabilita a jugar y mover sus miembros y más se le anubla en su grande turbación.
No sé de donde habrá venido a esta tierra esa maldita costumbre: de España no vino, porque allí las madres saben fajar a sus niños cómo se debe, de la boca del estómago abajo, abrazándoles solo el vientre y dejando libres los bracitos y las piernas, que los juegan haciendo sus graciosos movimientos y lloran mucho menos que en esta tierra; porque fajados de aquel modo racional no sufren un martirio que en más de un caso es un infanticidio.
Presenta además otra grande ventaja, y es que, tan pronto el niño hace su necesidad, es notado por la madre, y le mete una punta del pañal, aislando el cuerpecito de lo mojado de la orina y el excremento blando, quemante e infeccioso.
Más de una vez (en lo poco que me he inmiscuido entre las madres de esta tierra) las he apostrofado y han comprendido la razón y han culpado a médicos y parteras, que las han casi obligado a ese fajado, y muchas han visto luego el beneficio, viendo reír al niño y curados de cortaduras en las axilas por la inmovilidad de los brazos; y en las entrepiernas por lo mismo y en ambos sitios por la nula aireación, que nadie podrá negar la necesidad y sus ventajas.
En todo caso, yo culpo a la asistencia pública, que es la que no debe olvidar nada sobre nada de la profilaxis de la vida, y el pueblo la paga y la sostiene para su salud y ella (consentida por los gobiernos) se hace autócrata, y trata a baquetazos (como para que no vaya nadie a molestarlos) y solo pone su empeño en la vacuna contra la viruela y no consigue extirpar la epidemia, y es porque Jenner tocó el violón, lo mismo que los monistas; sin embargo, como yo amo la ciencia, no por lo que los hombres quieren hacer de ella, sino por lo que son las ciencias: una florida rama del árbol sabiduría, una regla, una ley del porqué de las cosas; por esto amo a las ciencias, pero no me dominan, porque tiene cada una un vacío por culpa de sus cultivadores dogmatizados y automatizados: en ese amor, quiero que se vacune; pero solo cuando se es niño, porque si tiene el poder de neutralizar nuestra sangre, basta una vez: y bastaría, si los que toman el virus en la ternera, supieran cual es la membrana, o la víscera; o parte de la víscera o membrana que en realidad sea el virus profiláctico; porque no puede ser y no es toda la ternera.
Jenner debió saber antes el estado febriciente y en qué membrana o víscera encontró y tomó el virus de la viruela; porque es necesario que el efecto lo produzca una sola causa: porque no es lo mismo el corazón, que el bofe, el hígado y la piel; y, sin embargo, todo ello está en la entraña de la ternera; y esta verdad perogrullera, no tiene vuelta.
Lo que hay en la ciencia médica es un gravísimo error, al constituir ley sobre un producto aplicado a 100 sujetos y que cura a 55 y 45 fueron al tacho. Eso no puede ser ley, porque los 45 también deben ser curados, y lo serían si no se hiciera dogma de la ciencia médica. Ciencia que debe acercarse más que ninguna otra al Espiritismo Luz y Verdad, causa única de la vida y archivo de la sabiduría; pero entonces habrían muy pocos médicos, pero habrían más sabios en las matemáticas, para que entren en la metafísica profunda de las concepciones y de todas las cosas.
Sí; no puede ser ley lo que no cura la mayoría absoluta, que son 9 décimos del total. Y el décimo, también es del Creador, y ha de tener una causa diferente por constitución, por antecedentes, o faltas de aplicación, y es deber de la sabiduría imponer a la ciencia reglas y aun correctivos; pero, repito, llega el momento en que los médicos no trabajarán, ni lo serán por dinero. Y mientras llega ese feliz momento, los médicos que no sepan desempeñar su profesión más que por los códigos de recetas que produjeron más casos de curación, quedando inmunes en los casos que no acertaron, deben ser fajados como fajan a esos niños, del cuello a los pies, y ganarían mucho los hombres y las mujeres, que así no podrían caer en sus manos: ser o no ser.
¿Tiene algo más, doctor, sobre esta materia? Siga.
No es conveniente seguir las modas de los botines de lana en los niños de corta edad, ni el uso de las medias, a causa de que es preciso mudarlos y lavarlos con frecuencia; es preferible envolverles los pies en algodón esterilizado, que se ata con una cinta o venda a la parte superior del tobillo, y que se cambia o renueva cuantas veces se necesita, en cambio del lavado continuo de sus botines y medias de lana, que no ofrecen ventajas de ninguna clase.
Cuando se note que los pies, a pesar del algodón, no se mantienen calientes, se recurrirá al papel de seda, o de estraza, recubierto con las planchas de algodón indicadas, en la seguridad de que no hay botella, ni otro medio que reemplace económicamente esa comodidad.
La frialdad de los pies es buena causa de llanto, de dolores de vientre, de descomposturas de vientre, etc., todos motivos contrarios a la nutrición; y estas pequeñeces, no debe ignorarlas ninguna madre, ni ninguna mujer.
Decimoquinto. - Sueño. El sueño de un enfermo es muchas veces remedio; es necesario respetarlo y no pensar en medicamentos (que deben administrarse después que despierta), habiendo conseguido el reposo del cerebro, que todos necesitamos diariamente.
No hay reposo cuando hay delirio; cuando hay agitación; cuando hay sobresalto; cuando hay alucinaciones, etc.; de modo que no debe confundirse esto con el sueño.
Es menester no permitir, ni consentir mucha gente en la habitación del enfermo, porque le vician el aire, le disminuyen el oxígeno, lo fastidian, lo incomodan, lo contrarían.
Debe tenerse en cuenta que, una persona enferma, de por sí está ya contrariada, predispuesta al mal humor, que no siempre se está seguro de la simpatía que al enfermo le inspiran todas las personas que buscan permanencia a su alrededor, porque esto no se dice.
En los casos de gravedad, hay tanta necesidad de la calma moral, como de la calma corporal para la mejoría, a la espera de un cambio favorable, que cambiará también la constitución médica.
Téngase presente que la falta de sueño denota enfermedad del cerebro o debilidad; y cuando hay demasiado sueño, obedece este estado a congestión, que tampoco se debe descuidar; debe dormirse de 7 a 8 horas, para conseguir un buen descanso cerebral.
Decimosexto. - El mejor enema: Hay casos de urgencia en que se necesita salir del paso de una detención del vientre, cuyas funciones intestinales no se vigilan convenientemente, o se hallan entorpecidas por el abuso de purgantes considerados estorbos del aparato digestivo, y nos vemos en la necesidad de aplicar enemas.
Al efecto, tómese, según, dosis de «Nux Vómica» y 15, 20, 45, 60 gramos de aceite de castor de buena clase, póngase la cantidad elegida según la edad en un plato hondo de los soperos; mézclense por batimiento una o dos yemas de huevos frescos por medio de un tenedor, procediendo como si se trabajara una mayonesa; una vez bien incorporado todo el aceite, agréguese paulatinamente la cantidad de agua tibia que se necesite por pequeñas porciones, siempre batiendo incesantemente para que no se corte, 150, 250, 300, 500 gramos de agua, para aplicar con irrigador, repitiendo cuantas veces se necesite hasta conseguir la evacuación.
Una enfermera
Cada vez más avanza el posible radio de acción benéfica para la mujer en todos sus estados.
La enfermera debe usar zapatos de goma dentro de las habitaciones, para caminar sin violencia y no molestar al enfermo.
Debe llevar nota prolija en un cuaderno, de todo lo que ocurre en todos sus detalles, sin limitaciones.
Debe anotar la temperatura (16 a 20 grados), el pulso, las respiraciones, la tos, la orina, las deposiciones, alimentos, etc., hasta las visitas, para evitar el abuso.
La pieza del enfermo debe todos los día limpiarse con un estropajo humedecido, para no levantar polvo, no consintiendo esteras, ni alfombras, sino las indispensables y los muebles necesarios exclusivamente, para que todo evite motivos de crítica, cuidando el mayor orden, disponiendo así de más aire.
La habitación del enfermo no debe elegirse para reuniones, cuyas conversaciones pueden molestarle, a más de que le vician el aire en todos los casos.
La habitación del enfermo debe mantenerla en una temperatura mayor de 15 y menor de 20 grados, no permitiendo corrientes de aire, pero sí ventilación.
Para que el enfermo no tenga los pies fríos, deberá envolverlos con papel de seda ó de estraza; y si se prefiere una botella, se le procurará con agua bien caliente, la que, envuelta en varias hojas de papel, le durará a lo menos 10 horas.
Debe observar vigilancia sobre los malos olores que puedan producirse en la habitación del enfermo, quemando en previsión, benjuí, pastillas de sahumar, alhucemas, pebetes, papel de Esmirna, o cualquier perfume que de preferencia el interesado.
Debe templar previamente la habitación del enfermo en todos los casos en que deba mudarle de ropas, para así evitarle enfriamientos; quemando adentro de la pieza y cerrada, alcohol puro rectificado en la cantidad suficiente que le indique el termómetro.
No consentirá en la habitación del enfermo, ni lámparas de petróleo, ni estufas de ídem, ni personas que fumen, ni olores de cocina.
No debe haber relojes, ni despertadores que molesten.
Todos los remedios homeopáticos deben mantenerse en lugares frescos (y no sobre mármol, añado yo), velando de que las preparaciones se efectúen en vasijas bien limpias, nuevas, batiéndolos cada vez que el enfermo va a tomarlos en su presencia, en forma tal, que se dinamice cada vez, y secar bien la cuchara para que no conserve nada del remedio y
evitar que se mezcle con el siguiente.
Los alimentos, como los remedios, deben presentarse al enfermo con toda la puntualidad que exigen las órdenes recibidas y en el mayor estado de aseo, conservando las distancias necesarias.
No deben guardarse alimentos en la habitación del enfermo, bajo ningún pretexto.
En los momentos desocupados, conviene emplear el tiempo en alguna labor, con preferencia la lectura, que puede dar lugar a discusiones con el enfermo. No debe dar, ni permitir al enfermo, absolutamente nada de lo que no se le ha ordenado.
Debe esmerarse en arreglarle bien la cama y dar buena posición a las almohadas, para que a todo momento se encuentre cómodo y agradado el enfermo.
No hay nada con que catequizar mejor (para una enfermera) que este requisito tan vulgar.
Debe estudiar el conocimiento del enfermo de tal manera, que le evite, si le es posible, hasta pedir lo que desea; hay que adivinarlo.
Debe atender amistosamente todo lo que el enfermo le comunique, guardando toda discreción: procurando no fatigar su cabeza con preguntas que no le permitan descansar. No debe levantar la voz, ni usar un tono descompasado, evitando siempre conversar en secreto con otras personas, motivando esto que el enfermo quede intrigado o sospechado que se hable de él, ignorando lo que se dice. No debe ser charlatana, ni mentirosa; necesita ser muy discreta, y sobre todo ser muy verídica.
Debe tratar al enfermo con paciencia, con cariño, sin afectación, sin adulación, sin despotismo, pero con toda seriedad.
Debe aparentar obedecerlo en todo lo que desea el enfermo, pero debe tener el buen tino de no hacer sino lo que conviene, aparentando distracción.
No debe despertar al enfermo cuando duerme con un sueño tranquilo, porque el sueño natural se anota como un descanso al cerebro, que no se consigue igual por ningún medio artificial.
Despertará al enfermo para que se alimente y tome alguna medicina, si notara que las horas que ya duerme exceden del tiempo conveniente, pero con suavidad y sin brusquedad.
También es buena condición tener buena presencia.
Lista de enfermedades y remedios que pueden usarse como preventivos y mientras se llama al médico, si el mal no se corrigiera con ellos.
Elección del remedio
La elección del remedio debe siempre tener en cuenta la averiguación previa de la causa, cuando es posible conocerla o sospecharla; así, por ejemplo, una hemorragia interna, es siempre grave por sus inmediatas consecuencias; en este caso, como en el de un golpe o una contusión, de un traumatismo, teniendo el conocimiento del Árnica, se impone de inmediato recurrir a ella en todos estos casos, sin vacilaciones, por primera intención y a primera vista.
No debe creerse en la substitución de las diluciones de árnica por las inyecciones de ergotina, ni de cafeína, ni de cocaína.
Cuando teniendo el cuerpo sudado no se ha cambiado de ropas interiores y se recibe una mojadura inesperada, o se ha dejado secar la ropa en el cuerpo, generalmente esto trae un resentimiento muscular, traducido en dolores, o en tortícolis o reumatismo, calambres, etc.; el remedio de esta causa se encontrará en Rhux-Toxicodendrum.
La orina vertida al aire libre o contra el viento en las personas del sexo femenino que no usan mucho abrigo en las piernas para andar frescas, sufren las consecuencias de estos enfriamientos hasta en la vejiga, y la uretra, encontrando su medicamento en Pulsatilla, con efecto inmediato.
Las consecuencias de un arrebato, de un gran disgusto inesperado, de una contrariedad íntima que a veces no se desea, o no se puede evitar, tienen su remedio de causa en todos los casos, en Chamomilla.
Cuando duele la garganta es porque está irritada o inflamada, requiriendo entonces Belladona, que condenará los microbios, o un gargarismo de agua oxigenada, que los quema.
Cuando duele la cabeza en general con inconveniente para soportar la luz, empléese Belladona.
Cuando se observe cualquier parte del cuerpo enrojecida, colorada (muestra de tumor), Belladona.
Cuando duele parcialmente la cabeza de un lado a otro sin que la luz moleste, empléese Hyostiaumus.
Cuando se sienta dolor en cualquier parte del cuerpo al respirar, al moverse, apretando la parte afectada, Bryonia.
Cuando se tenga dolor en cualquier parte del cuerpo al tocarse o al oprimir la parte, tal cual se hubiera recibido allí un golpe, Árnica.
Cuando salga sangre de la nariz o de la boca por un golpe, traumatismo o sin motivo concebido, Árnica.
Cuando se despida sangre por hemorroides, es porque algo se ha roto dentro. Árnica.
Cuando se reciba un choque, golpe, contusión, etc., con dolor en la parte afectada, empléese por fuera compresas de salmuera fría; interior, Árnica.
Cuando se tenga dolor solo al agacharse o al hacer algún movimiento, al estirar los miembros, al inclinar la cabeza, empléese Rhux-Toxicodendrum. Y si estos dolores molestan con frecuencia, use ropa interior de seda cruda, que es la más barata para los Reumáticos.
Cuando se tiene dolor estando quieto o cuando se mueve simultáneamente, debe emplearse, alternadas, Bryonia y Rhux-T.
Cuando se tiene dolor en cualquier parte del cuerpo por tos provocada, para esta indagación empléese Phosforus, y si no basta, Bryonia.
Cuando se tienen dolores, cólicos con retortijones se vientre, empléese Colocinthis.
Cuando se tienen deposiciones muy fétidas con o sin mucosidades, con o sin sangre, se empleará Mercurius Corrosibus 50ª.
Cuando se tienen ambas cosas, se alternan los remedios, distanciándolos cada vez que se siente mejoría.
Cuando se tiene coriza sin estornudos, Mercurius Solubilis.
Cuando el coriza es con estornudos, Camphora (alcanfor).
Cuando se tienen descomposturas líquidas de vientre, empléese Mercurius Solubilis.
Cuando se tienen escalofríos o dolores musculares ambulantes con enfriamiento que emigran de una parte a otra, empléese Alcanfor.
Cuando se tenga mal aliento, fetidez en la boca, aun lavándose diariamente la dentadura, empléese Carbón Vegetal.
Cuando se tienen orines que molestan con frecuencia, empléese Pulsatilla.
Cuando se tienen mareos, Calcárea Carbónica.
Cuando hay pérdidas blancas, Calcárea Carbónica.
Cuando las menstruaciones son de sangre pobre, Graphites.
Cuando se tiene flatulencia de estómago con plenitud, con dolores que se llaman Pirosis, Licopodium.
Cuando se tienen orines fuertes con mucho olor y color (mucho cuidado), tome Lachesis.
Cuando se tienen digestiones pesadas y difíciles, al terminar las comidas, tome Pulsatilla.
Cuando se tiene constipación de vientre, Nux-Vómica.
Cuando se tiene dolor de diente con hinchazón de las encías, Hepar-Sulphuris, alternado con Silesia.
Cuando se tiene erupciones o costras con supuración, Hepar-Sulphuris.
Cuando se tiene orzuelos con frecuencia, Hepar-Sulphuris.
Cuando se tiene mal humor, contrariedad, enojo, rabias, Chamomilla.
Cuando se tiene erisipelas, Belladona, Hepar-Sulphuris.
Libro: Profilaxis de la Vida
Autor: Joaquín Trincado