La Familia; Institución de la familia
- EMEDELACU

- 23 oct 2023
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Actualizado: 13 may 2024

La Familia; Institución de la familia.
Corramos primero un estudio técnico sobre la familia, para luego sentar las verdades institutoras de la familia y sus fines.
La institución de la familia deriva de un principio natural y necesario: la conservación de la especie. A lo que se opone el celibato.
Vemos que el hombre nace infante, impotente, imperfecto; ni sus músculos tienen la potencia necesaria para procurarse el alimento, ni conoce lo que sirve o es perjudicial a su existencia, porque su sistema nervioso no está aún desarrollado, ni su cerebro en condiciones de permitir las funciones regulares de la inteligencia del espíritu.
Vemos también que el individuo tiene necesidades que satisfacer. ¿Cómo podría entonces, conservar su vida, sino existiera la familia indicada naturalmente, para subvenir a las necesidades del infante? Luego la familia es necesaria; es una institución natural, indicada en un grupo de instintos relacionados del sentimiento, afinidad y conservación de la especie (lo mismo que sucede entre las especies irracionales y en algunos vegetales).
La familia moderada está constituida por la unión voluntaria de un hombre y una mujer y por el fruto de esa unión que son los hijos, único sello de la ley de afinidad o de justicia, de una unión debida. Hoy la familia reposa ya en la ley civil la que establece su existencia sobre leyes morales del matrimonio, obligando a la educación de los hijos, subviniendo a sus necesidades para preparar hombres de provecho, lo que no pudo ser, reposando la familia sobre leyes religiosas que exigían primero hombres inconscientes e ignorantes.
Es que la ley civil, es producto del progreso general de la sociedad: y el dogma religioso es producto de pasiones, puesto que la religión es solamente formada por las pasiones de los hombres, que reunidos, forman la insaciable concupiscencia.
¿Tiene el salvaje familia? Considerado en la ley natural, la tiene, pero que no conoce los derechos y los deberes del hombre civilizado: sin embargo, de esa familia natural, salvaje, hemos ascendido a la familia legal, de derecho y deberes civiles y aún hay mucho que aprender y recoger de esa familia natural que llamamos salvaje.
Desde luego, hemos pasado por muchas y muy largas evoluciones (1) y por muchas formas de la familia, que ninguna es despreciable ni sin un fin siempre humano. Dejemos aquí las familias de las cavernas y las tribus.
El primer grupo social en el que ya se inicia la familia moderna, es el patriarcado que, históricamente, empieza en Abraham y toma forma en su nieto Jacob.
El patriarcado es una consecuencia lógica, moral y necesaria de la poligamia, porque en esa forma, todos los hijos se reunían bajo la autoridad del padre, como único jefe de todos los individuos nacidos de varias madres y es el secreto que encierra la institución de las monarquías y ahora lo ejerce el juez.
La familia en Grecia, como en Roma, estuvo compuesta por un hombre y una mujer; pero las costumbres dispensaban la poligamia. El matrimonio, no era voluntario por otra parte de la mujer, y a veces ni por parte del hombre; el poder del padre era ilimitado, tanto sobre la mujer como sobre los hijos, lo que fue causa principal de la corrupción romana, que llegó a catalogar 36 clases de prostitutas.
Sin embargo, mucho antes de la existencia de Roma, en Moisés se establece la familia monógama y con leyes severas para reprimir el adulterio y la poligamia; y nuestra familia actual no es más que el redondeamiento de aquellas leyes, elevadas a un grado más perfecto debido a las evoluciones siempre ascendentes del progreso. Y si no hemos ascendido más, es por causa de que las religiones siempre se apropiaron de los principios de los hombres libres y civiles y los retenían rutinariamente, demostrando que “todo dios religioso es retrógrado”, como lo confirma Isaías, condenando a todos esos “Dioses de palo, piedra, metales y de carne”.
En síntesis, se define el matrimonio así: Matrimonio (por todo cuanto se argumente en su contra, viene derivado de Matriz, órgano procreatriz de la mujer, donde se encierra el feto para su gestación). Matrimonio, decimos, significa Unión del varón y la mujer para la procreación de los hijos, importando ese vínculo el amor nuestro físico y moral: así como la aceptación mutua y común de sus destinos.
Conocemos dos formas de matrimonio. El uno monógamo y el polígamo. ¿Cuál es la forma más conforme con la naturaleza humana para llenar sus fines? Cuestión es esta polemizada siempre y nunca resuelta, porque en verdad de verdad, las dos formas han sido necesarias al progreso y ambas, pues, son de ley natural.
Aquí se abre un abismo insalvable entre las religiones y la ley natural, y una querella injuzgable entre el egoísmo de los monógamos y el libertinaje e incivilización (al parecer), de los polígamos. Todas estas cuestiones están atomizadas en nuestros libros citados atrás y codificado el matrimonio monógamo que ha de ser la forma perdurable, porque la necesidad de la poligamia ha cesado con el triunfo definitivo.
Las que anotamos en nuestro libro “Conócete a ti mismo”.
de la raza Adámica, sobre las otras razas primitivas. Esa era la excepción de la ley moral de Shet, bajo el secreto de poblar cuanto antes toda la tierra de la raza Adámica regeneradora, ya que por ley de duración del mundo tierra, sólo contaba con 57 siglos para llegar al estado necesario de progreso, para hacer de toda la familia humana una sola familia y una sola tierra sin naciones ni parcelas.
La unión del varón y la mujer funde sus almas y quedan enlazadas entre sí y con las de sus hijos; éstos las funden con otros, hasta que la mayoría de la familia espiritual se halla afinizada en esa forma, por lo que sólo cabe el hombre de hermano, y como los espíritus se hacen hombres continuadamente y en diferentes países y familias cada vez, persiguiendo siempre la afinización cada uno con todos, porque ese es el mandato del creador en el “creced y multiplicaos”, resultando al final que, cada espíritu de la familia terrenal tendrá parte del alma de todos, con lo cual ya no podrá odiarse nadie, porque cada uno es parte de todos, y así requieren de la ley suprema una sola ley, un solo régimen y una sola nación, lo que llamamos Comuna de Amor, que esta Escuela trajo en misión y la establece.
En conocimiento de esto, ahora, ¿quién resistirá a la comuna? Sólo unos cuantos religiosos mixtificadores de siempre y asesinos de los misioneros, que tuvieron muchos de ellos que pasar por la poligamia, que es muchísimo más agobiante que la monogamia, que es beatífica, cuando los cónyuges son verdaderos afines. Pero que los misioneros no se excusan jamás del mayor trabajo y lo aceptan para el bien de la comunidad.
Más en llegando al grado de afinidad necesaria se impone la monogamia como descanso del hombre y a ello ayuda la misma ley de afinidad, que dispone el destino y medios de cumplirlo a cada ser, hombre o mujer, y ya lo vemos que es así, porque nacen aproximadamente igual número de varones que mujeres.
Nos resta decir que: “Ningún hombre ni mujer entran al mundo por puerta falsa”, es decir, que ninguno encarna sin consentimiento de la inflexible ley, porque todos tienen que recoger su destino para cada existencia, por lo cual la ley de afinidad y justicia obran siempre de acuerdo a la ley de compensación y saben en cada instante la concepción de un ser, para lo que autorizaron al espíritu cada vez, a extraer del Éter el micro-hombre inicial. Entonces, ¿comprendéis qué cúmulo de injusticia y crímenes se ha cometido con el vilipendio de los llamados hijos sin padres y de las madres sin marido? Nosotros los reconocemos a esos seres hijos de la libertad; héroes del progreso, que vienen a una lucha feroz sin padrinos: no se les oculta el calvario que seguirían, pero que quedaría demostrado lo falso de las teorías y dogmas religiosos y civiles, a la vez que serían el castigo el libertinaje de la sociedad.
Volvamos a la técnica de la familia. Enseñan que:
“Si la familia tiene por objeto suplir las deficiencias Psicofísicas del hombre durante los primeros períodos de su vida, es evidente que la formación de los hábitos morales debe ser uno de los objetos primordiales de la educación doméstica. Y mal pueden germinar las virtudes individuales en la atmósfera sexual del libertinaje, cuyo ejemplo en todas las edades partió de las llamadas clases elevadas, cuyo contacto con los dignatarios religiosos dicen bien claro dónde está la raíz del escándalo y la inmoralidad”.
No es justo ante ningún concepto decir (como lo afirman los católicos) que “en la atmósfera sexual y la lucha sin tregua de pasiones tan depresivas como los celos y las envidias de las consortes de los hogares polígamos, mal pueden germinar las virtudes”. Eso, ya sabemos que es fruto del odio religioso que jamás pudo ni podría nunca razonar.
Nosotros hemos expuesto la causa de la necesidad de la poligamia, que, mirada bajo nuestro cristal sin prisma ni color, ha sido aquel estado social no un foco de pasiones y sensualidad, sino un sacrificio necesario para el triunfo de una raza de progreso y precisamente, en contra de la menor noción de las leyes supremas, que han tenido los enemigos de la humanidad, aunque los llamen santos padres, pero que son maestros de supremacía y se han salido de la ley natural con el antinatural celibato y votos religiosos; con lo que reniegan de la vida y, por lo tanto, no pueden reclamar derecho a la vida.
Entre la poligamia y el celibato con el voto religioso hay la diferencia racional de que los primeros, reconociendo sus hijos, cumplen el mandato de “creced y multiplicaos”; y los segundos se oponen a ese mandato, declarándose rebeldes al creador y sus leyes, demostrando además su cobardía para el cargo de patriarcado, que impone los más grandes sacrificios. Pero…, ¿cumple alguno ese voto irracional? Cualquiera que se atreviese a decir que lo cumple, o miente con el más grande cinismo o es un suicida. ¿Defendemos nosotros al polígamo para de hoy en adelante? Ya hemos dicho atrás que ese estado fue necesario y por lo de entonces lo defendemos en justicia; mas no lo admitimos cuando ya ha cumplido los derechos de la inflexible ley, para cubrir toda la tierra de hombres de una sola raza, que ya creó afinidades cada hombre con la mayoría de los hombres y espíritus; por lo que hoy la familia, el hogar, se ha de constituir para el amor y el descanso, con un varón y una sola mujer y…, cuando la comuna estará en su apogeo, ya veréis que no habrá inmoralidad, porque no habrá quien la ponga. El tiempo fue siempre el juez más fiel y veréis que pondrá su sello a mi afirmación.
Hemos juzgado en austeridad esos dos estados, necesarios cada uno en su tiempo y los dos de la misma ley, y proclamamos el matrimonio monogámico y no indisoluble por ahora, puesto que aún algunas generaciones son necesarias para el arraigo de la verdadera moral, que sólo puede florecer fuera de toda religión. Se nos va a tachar de antirreligiosos. Sea así, si otras cosas no pueden entender los retrógrados. Pero nosotros somos ANTI-TODO lo irracional. Somos austeros hasta no perdonarnos a nosotros, y en cambio toleramos a los inmorales, puesto que vivimos entre ellos y no nos salpican con su lodo, por más que nos lo tiren a manotadas.
¿Es un fraile o cura, monja, pastor o santón nuestro enemigo? Como religioso, lo es por su causa; más tire su hábito, venga al campo del libre pensamiento y veréis cómo le abrazamos, porque es nuestro hermano. También lo es mientras lleva el hábito, pero en ese estado lo toleramos por su grado retrasado, pero no lo podemos consentir y por esto ya los estados civiles, siendo aún sólo medio libres, no los consiente, aunque los tolere y ya no recibe ni el Estado ni la justicia documentación religiosa por fe.
Ya hemos argumentado mucho para una lección; pero hay mucho más que exponer aún a la luz de la razón, y aunque será la misma cuestión la que hemos de seguir, nos vemos en la necesidad de hacer párrafo aparte para descanso del estudiante.
Dejamos, pues, expuesto y probado:
1°. Que la familia se forma en espíritu.
2°. Que la familia es universal.
3°. Que la poligamia en el verdadero sentido de su existencia, lejos de ser una inmoralidad, es un sacrificio y no dulce.
4°. Que el matrimonio monogámico se establece por descanso y porque ya la afinidad está alcanzada por la mayoría de los hombres y los espíritus, y:
5°. Que la poligamia cumple la ley y el celibato y voto religioso es antinatural y se oponen a la ley de la vida.
Libro: Filosofía Austera Racional, Quinta Parte.
Autor: Joaquín Trincado
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