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Joaquín Trincado

La Caridad

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 2 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 30 sept 2024


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Hemos llegado al calvario de los hombres: antes de exponer nuestra filosofía, vamos a ver en que la fundan los que tratan de ella.


“Los deberes de caridad tienen su fundamento en la misma naturaleza humana donde existe un sentimiento; el de benevolencia que nos impulsa a interesarnos, a compartir sus penas y aliviarlos de ellas por los medios de que se disponga” (esto es humanismo).

La fórmula que se invoca en general es ésta:


“Has a los demás lo quisieras que hiciesen contigo” (esto es justicia mandada).

San Pablo escribe: “La caridad es sufrida, es dulce y bienhechora: la caridad no tiene envidia, ni obra precipitada ni temerariamente”.


“No se ensoberbece; no es ambiciosa; no se irrita; no piensa mal; no se huelga de la injustica; complácese sí en la verdad; “a todo se acomoda”. (lo que quiere decir que es acomodaticia y eso no es virtud sino impotencia).


Espinosa dice, considerando lo que llaman justicia y caridad, “No es la fuerza de las almas la que subyuga los corazones, sino el amor y la generosidad” (éste tiene mucha más filosofía moral que San Pablo y no es San Espinosa).


Vamos a ver si el autor de la palabra Charitas (caridad), Cicerón, dice algo más fundamental.


“La benevolencia dice, es una de las virtudes más propias de la naturaleza humana; pero exige muchas precauciones. Hay que tener presente:


1°, que, al querer hacer bien a alguno, no hagamos mal a él o a otros;

2°, que nuestra beneficencia no exceda los límites de nuestras facultades, y

3°, que cada cual reciba según sus méritos, pues tal es el fundamento de la justicia y jamás debe olvidarse” (de la caridad, nada; de la beneficencia, con fundamento en la justicia, todo). ¿Y Charitas? Ya lo veremos en su punto correspondiente.


Libro: Filosofía Austera Racional Quinta Parte

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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