La Caridad
- EMEDELACU

- 30 oct 2023
- 2 Min. de lectura

Hemos llegado al calvario de los hombres: antes de exponer nuestra filosofía, vamos a ver en que la fundan los que tratan de ella.
“Los deberes de caridad tienen su fundamento en la misma naturaleza humana donde existe un sentimiento; el de benevolencia que nos impulsa a interesarnos, a compartir sus penas y aliviarlos de ellas por los medios de que se disponga” (esto es humanismo).
La fórmula que se invoca en general es ésta:
“Has a los demás lo quisieras que hiciesen contigo” (esto es justicia mandada).
San Pablo escribe: “La caridad es sufrida, es dulce y bienhechora: la caridad no tiene envidia, ni obra precipitada ni temerariamente”.
“No se ensoberbece; no es ambiciosa; no se irrita; no piensa mal; no se huelga de la injustica; complácese sí en la verdad; “a todo se acomoda”. (lo que quiere decir que es acomodaticia y eso no es virtud sino impotencia).
Espinosa dice, considerando lo que llaman justicia y caridad, “No es la fuerza de las almas la que subyuga los corazones, sino el amor y la generosidad” (éste tiene mucha más filosofía moral que San Pablo y no es San Espinosa).
Vamos a ver si el autor de la palabra Charitas (caridad), Cicerón, dice algo más fundamental.
“La benevolencia __dice__, es una de las virtudes más propias de la naturaleza humana; pero exige muchas precauciones. Hay que tener presente: 1°, que, al querer hacer bien a alguno, no hagamos mal a él o a otros; 2°, que nuestra beneficencia no exceda los límites de nuestras facultades, y 3°, que cada cual reciba según sus méritos, pues tal es el fundamento de la justicia y jamás debe olvidarse” (de la caridad, nada; de la beneficencia, con fundamento en la justicia, todo). ¿Y Charitas? Ya lo veremos en su punto correspondiente.
Libro: Filosofía Austera Racional
Autor: Joaquín Trincado
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