Juramento de los caballeros de Colón
- EMEDELACU
- 10 may 2023
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 26 nov 2023

Reproducimos del "Iconoclasta", semanario librepensador que ve la luz pública en Guadalajara, Jalisco, el siguiente artículo, no sin llamar la atención de los Gobiernos de las Instituciones Liberales, y de la sociedad honrada, sobre la clase de pájaros con que cuenta la Iglesia Católica para su defensa y que lleva hasta la ignominia en aras del crimen y de la prostitución.
Alerta, pues, hombres y mujeres honradas; creemos más infames a los caballeritos de Industria de Colón que a los Encapuchados; éstos son dignos de compasión; aquellos, dignos del mayor desprecio por parte de todo ser honrado. He aquí cómo y qué juran.
"Yo... en presencia del Todopoderoso Dios, de la bienaventurada Virgen María, del bienaventurado San Juan Bautista, de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, de todos los Santos, sagradas huestes del cielo, y de ti, mi Santísimo Padre, el Superior General de la Sociedad de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en el pontificado de Pablo III, y continuada hasta el presente, por el vientre de la virgen María, la matriz de Dios y el cayado de Jesucristo, declaro y juro que su Santidad, el Papa, es Vicerregente de Cristo y que es única y verdadera cabeza de la Iglesia Católica o Universal en toda la Tierra; y que en virtud de las llaves para atar y desatar dadas a su Santidad por mi Salvador Jesucristo, tiene poder para deponer Reyes herejes, Príncipes, Estados, Comunidades y Gobiernos y destruirlos sin prejuicio alguno. Por tanto, con todas mis fuerzas defenderé ésta doctrina y los derechos y costumbres de su Santidad contra los usurpadores heréticos o autoridades protestantes, especialmente de la Iglesia Luterana de Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia y Noruega y ahora de la pretendida autoridad e Iglesia de Inglaterra y Escocia, y de las ramas de la misma establecidas en Irlanda y en el Continente Americano y de todos los adherentes, a quienes se considera como herejes y usurpadores, enemigos de la Santa Madre Iglesia de Roma”.
"Renuncio y desconozco cualquiera alianza, como un deber, con cualquier Rey hereje, Príncipe o Estado, llámese protestante o Liberal, y la obediencia a cualquiera de sus leyes magistrados u oficiales”.
"Declaro, además, que las doctrinas de Inglaterra y Escocia, de los Calvinistas, Hugonotes, y otros de nombre protestantes o Masones, son condenables, y todos los que no las abandonen”.
"Declaro, igualmente, que ayudaré, asistiré y aconsejaré a todos y cualquiera de los agentes de su Santidad, en cualquier lugar donde estén, ya sea en Suiza, Alemania, Holanda, Irlanda o América o en cualquier otro reino, o territorio a donde vaya y haré todo lo que pueda para extirpar las doctrinas heréticas, Protestantes o Masónicas y para destruir a todos los pretendidos poderes legales y de cualquier clase que sean”.
"Prometo y declaro, no obstante de que me es permitido pretender cualquier religión herética con el fin de propagar los intereses de la Madre Iglesia, guardar el secreto y no revelar todos los consejos de los Agentes, según sus instrucciones, y a no divulgarlos directa ni indirectamente, por palabra, o escritura o de cualquier otro modo sino a ejecutar lo que se ha propuesto y encomendado, y a lo que me ordene por medio de ti, mi Santísimo Padre, o por cualquiera de esta Sagrada Orden”.
"Declaro, además, y prometo que no tendré opinión, ni voluntad propia ni reserva mental alguna; que como un cadáver, obedeceré incondicionalmente cada una de las órdenes que reciba de mis superiores en la Milicia del Papa y de Jesucristo".
"Que iré a cualquier parte del mundo a donde se me envíe, a las regiones frígidas del Norte, a los espesos montes de la India, a los centros de civilización de Europa o a las silvestres cabañas de los bárbaros salvajes de la América, sin murmuración o queja; y seré sumiso a todo lo comunicado".
"Prometo y declaro que haré, cuando la oportunidad se me presente, guerra sin cuartel, secreta y abiertamente, contra todos los herejes, Protestantes y Masones, tal como se me ordene hacer, extirparlos de la faz de la Tierra; y que no tendré en cuenta ni la edad, sexo o condición y colgaré, quemaré, destruiré herviré, desollaré vivos a estos infames herejes. Abriré los estómagos, los vientres de sus mujeres, y con las cabezas de sus infantes, daré contra las paredes a fin de aniquilar a esa execrable raza. Que cuando esto no pueda hacerse abiertamente, emplearé secretamente la copa de veneno, la estrangulación, el acero, el puñal o la bala de plomo, sin tener en consideración el honor, rango, dignidad o autoridad de las personas, cualquiera que sea su condición en la vida pública y privada, tal como sea ordenado en cualquier tiempo por los agentes del Papa o el superior de la Hermandad del Santo Padre, de la Sociedad de Jesús".
"Para todo lo cual consagro mi vida, alma y todos los poderes corporales y con la daga que recibo ahora suscribiré mi nombre con mi sangre en testimonio de ello, y si manifestare falsedad o debilidad en mi determinación, pueden mis hermanos y mis soldados compañeros de la milicia del Papa, cortar mis manos y mis pies y mi cuello de oreja a oreja. Protesto abrir mi vientre y quemar azufre en él y aplicarme todos los castigos que se puedan sobre la tierra y que mi alma sea torturada por los demonios del Infierno para siempre".
"Que daré mi voto por uno de los Caballeros de Colón con preferencia a un protestante, especialmente a un Masón, y que haré que todo mi partido haga lo mismo; que si dos católicos están luchando me convenceré quien defiende más la Santa Madre Iglesia y daré mi voto por él".
"No trataré ni emplearé a un protestante si está en mis facultades tratar o emplear a un católico. Colocaré a una señorita católica en familias protestantes, para que semanariamente rindan informes de los movimientos familiares de los herejes".
"Que me proveeré de armas y municiones a fin de estar listo para cuando se me dé la orden o me sea ordenado defender la Iglesia, ya como individuo o en la Milicia del Papa".
"Todo lo cual yo juro por la bendita Trinidad y el bendito Sacramento que estoy para recibir, ejecutar y cumplir este juramento".
¡Deteneos, Madres! No seáis vosotras las que os manchéis en sangre tan negra, que ya no es la que vosotros disteis a esos seres. Aquella la absorbió el Dragón para alimentar a la Bestia. Pero si protestad de no parir más hijos para la religión, y así no daréis tampoco para la guerra porque no podrá haberla no existiendo la causa que la hace... ¡Blasfemia!... Nos dicen otra vez, pero ¿Cómo nos desmentirán cuando ahora mismo están los Obispos Franceses retando al Gobierno y al Pueblo, persiguiendo y maltratando a los niños indefensos porque no quieren entrar en las escuelas religiosas? ¿Qué defensa tendrá el General Católico Castelnau, obediente a los obispos, preparando una lucha sangrienta?. No, no seáis vosotras, madres, las que pongáis en peligro las vidas que disteis con peligro de las vuestras, y que, a pesar de esos continuos sacrificios, la mujer es discutida por una jauría de Obispos que discutió "Si la mujer tiene Alma: si es un ser racional"... y no se murieron de vergüenza porque, como bestias, como hijos de bestias si sus madres no eran seres racionales, no la podían tener.
No seréis vosotras, madres, ni vosotros, hombres libres, los que castiguen a los causantes del mal mundial que no es sólo la religión católica aunque absorba los delitos de todas, sino que, todas son causa de la degeneración humana. Está ya en acción la justicia anunciada, no por los dioses de ira, vengativos e impotentes de las religiones, sino por los grandes Misioneros asesinados siempre por las religiones, entre los cuales están el fuerte Juan y el moralista Jesús, este último que no es Cristo, ni fundó religión ninguna, y que, como todos los Misioneros venían a destruirlas todas, lo que hoy nos toca ver por la acción de la Justicia que renueva la faz de la tierra, y la hora es llegada de arrancar la cizaña para que las nuevas semillas, las nuevas doctrinas de nuevas Escuelas del nuevo día, germinen en las nuevas Tierras a la luz del Nuevo Sol. Este es el aviso del Séptimo Ángel apocalíptico, y todo será hecho como ha sido prometido para el reinado del Espíritu.
Más hemos dicho que Jesús no es Cristo y que no fundó la religión cristiana y católica ni ninguna otra y es preciso que lo digan los mismos religiosos.
Terrible es, por lo criminal, el "Juramento de los Caballeros de Colón", ante cuyos delitos, los Gobiernos, si no quieren declararse cómplices, no tienen excusa para atar bien corto a esas bestias que acometen (bajo cualquier partido incivil), abriendo los estómagos y los vientres de las mujeres, golpeando las paredes con los fetos para acabar con esa "raza maldita" de liberales. Más van a ser catastróficos para la bestia madre y sus fieles sanguinarios las declaraciones del valiente Obispo Strossmayer, hechas ante el propio Pontífice en otro AÑO SANTO que Garibaldi convirtió en AÑO DE LA LIBERTAD Y UNIDAD DE ITALIA, y el Pontífice dejó de ser rey; pero que la Suprema Justicia dispuso que había de ver su impotencia viendo derrumbarse todos sus castillos, obra que incumbe a la política del Creador, que es Padre y no Dios de ninguna religión, el cual, porque es llegada la hora de esa Justicia, impone a este mundo Tierra su régimen universal y convierte este otro AÑO SANTO del Vaticano, en AÑO DE JUSTICIA sin misericordia para los que no han usado de misericordia, como en su nombre sentó el Apóstol de España y hermano de Jesús. Verdades ya historiadas por el Espíritu de Justicia, Luz y Verdad, que agregamos a las expuestas por Strossmayer, en un prólogo y epílogo con que honramos su discurso valeroso. Oídlo.
Libro: Discurso del Obispo Strossmayer
Autor: Joaquín Trincado