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Joaquín Trincado

El Razonamiento; Inferencia y Raciocinio

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 18 oct 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 oct 2023


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Se da el nombre de inferencia al asentimiento que otorgamos a la verdad de un hecho, por razón de otro hecho, del cual asentimos en que aquel se sigue necesariamente.

Inferir una proposición de otra u otras que le son anteriores equivale a razonar y al mismo tiempo aprobar, pues un hecho queda probado cuando asentimos en su verdad mediante la inferencia.

Esta es expresada por medio del raciocinio, siendo así denominada la reunión de dos o más proposiciones, una de las cuales resulta aprobada en virtud de la otra u otras. Estas reciben el nombre de antecedentes, pruebas o premisas: la proposición que resulta probada, es la consecuencia denominada Conclusión.

Stuart Mill, hace observar que no debe confundirse el raciocinio fundado en la inferencia, con el razonamiento aparente que sólo radica en la equivalencia o en la conversión de las proposiciones.

Dos proposiciones son equivalentes, cuando la segunda no expresa sino la cantidad o calidad negativa de la primera. v.g.:

A. Todos los hombres son mortales. La proposición es afirmativa y universal.

B. Ningún hombre es inmortal. Universal pero negativa.

C. Algunos hombres son virtuosos. Particular afirmativa.

D. Algunos hombres no son viciosos. Particular negativa.

Se comprende la equivalencia de A y B, lo mismo que la de C y D, expresan una misma verdad, en términos diferentes.

Lo mismo ocurre con las proposiciones llamadas subalternas en las que disminuye la cantidad del sujeto: todos los hombres son mortales: algunos hombres son mortales.


La equivalencia puede resultar de la conversión de las proposiciones, lo cual es únicamente posible en la B y en la C que pueden transformarse respectivamente en éstas:


B. Ningún inmortal es hombre.

C. Algunos virtuosos son hombres.

Ahora nos ocuparemos de la oposición que suele resultar entre ciertas proposiciones, las que pueden ser entre sí:

A. Contradictorias, si difieren en calidad y cantidad:

Todos los hombres son mortales. Algunos hombres no son mortales.


B. Contrarias, si difieren únicamente en calidad, siendo universal la cantidad: Todos los hombres son mortales. Ningún hombre es inmortal.


C. Sub-contrarias, si difieren en calidad siendo particular la cantidad.


Algunos hombres son virtuosos. Algunos hombres no son virtuosos.

En este último caso, ambas proposiciones pueden co-existir; lo que implica un género de equivalencia; pero las proposiciones contrarias y contradictorias, se excluyen recíprocamente: La verdad de una, implica la falsedad de la otra.

Volviendo al razonamiento, lo dividimos en Deductivo e Inductivo.

La deducción consiste en inferir proposiciones de otros de igual o mayor cantidad que las inferidas, es decir, de lo general a lo particular.

La inducción consiste en inferir también proposiciones, pero de otras de menor cantidad que las inferidas. Quiere decir, de lo particular a lo general.

Teniendo presente lo expuesto en la Psicología sobre la evolución intelectual del conocimiento o sea percepción, reflexión y razón, se puede afirmar ahora.

1°. Que el razonamiento deductivo, hace presumir inducciones anteriores, fundadas en experiencias parciales: sin generalizaciones previas de una reflexión inductiva, no podríamos verificar deducciones, fundadas en principios tales como el de que, “Lo que es atributo del género, lo es de la especie y de cada uno de los individuos”.

2°. Que, el razonamiento inductivo es a su turno una deducción invertida en la que damos por supuesta una premisa universal que ocupa el lugar de la conclusión.

3°. Que todo razonamiento inductivo o deductivo, tiene por fundamento la generalización reflexiva de fenómenos particulares; y la generalización racional de la relación observada entre dichos fenómenos.

Y bien: Si la experiencia de la vida nos revela mediante múltiples percepciones que, los individuos humanos desaparecen con la muerte, la reflexión nos impondrá la afirmación de que todos los hombres son mortales, aunque nosotros estamos actualmente vivos.

Esta es una conclusión inductiva que la razón convierte en relación constante entre organismo y muerte.


El raciocinio de esta conclusión sería así: Juan, ha muerto; Pedro, ha muerto; Diego, ha muerto; Juan, Pedro y Diego eran hombres, luego todos los hombres mueren.

Podemos invertir el razonamiento obtenido por tal inferencia estableciendo el argumento de particular a particular, obteniendo el raciocinio deductivo y diremos:


Todos los hombres son mortales; Yo soy hombre, luego soy mortal.

Vamos a cerrar este párrafo concretando toda su argumentación en estos tres puntos:

1°. Lo que es del género es de la especie y del individuo. El mundo es de los hombres en común; luego la propiedad de las cosas del mundo no puede ser más que de todos los individuos.

2°. De lo supuesto por razón del raciocinio, el hombre, saca la conclusión: pero el raciocinio, no puede ser tal, si el hombre no está limpio de prejuicios. Luego aún no hemos llegado al raciocinio justo.

3°. La generalización de las cosas se obtiene por la inducción y deducción de las cosas, que hacemos de los atributos y efectos observados; pero las apariencias engañan, no por las cosas, sino por nuestros prejuicios y predisposiciones, causa por la cual, las inferencias y el raciocinio puros, aún no los poseemos. Por eso las verdades dogmáticas, se han visto desmentidas aun con medio raciocinio liberal, es decir, con la razón tendiendo a libertarse.

Con estos tres puntos, agregados a lo precedente reglamentario de la universidad, llenamos los vacíos que el estudiante habrá echado de ver y lo incitamos como es nuestro deber, a conquistar por su esfuerzo el desarrollo de la razón para hacer juicios justos en el razonamiento.

Libro: Filosofía Austera Racional, Cuarta Parte.

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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