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Joaquín Trincado

El espíritu de verdad

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 9 ago 2023
  • 7 Min. de lectura


Grandes dudas han de haber ante esa firma vista por primera vez en la tierra con carácter de justicia y en representación de Eloí.

Mas algunos que leerán esto y conocen a la medium que sirvió de instrumento, conocerán que la palabra y la autoridad del discurso, sólo es del Maestro de los Maestros, al que oyeron y no aprovecharon “porque somos hombres”, dijeron: pero, a poco rato la justicia contestó quitando el estorbo de un tronco seco de un árbol que había sido frondoso y le picó el gusano del orgullo y lo secó.

Hoy, porque los tiempos son cumplidos, la justicia recae al instante, porque ya no hay espacio en la atmósfera de la tierra, para almacenar injusticias: antes, lo había, porque había tiempo en el cuadrante de la evolución y pasaban siglos con las injusticias y maldades cometidas, depositadas en los negros espacios. Desaparecidos éstos, porque (la tierra entró en nuevos planos de más puro Eter) no caben; no hay afinidad entre ese Eter puro y el expedido por la maldad de los hombres y sus acciones, deseos y pensamientos son rechazados y como, es natural, vuelven por el camino que los mandaron sus autores y hieren a ellos mismos; es decir, que “escupen al cielo y es natural que les caiga en la cara”.

Es esta una de las más verdaderas razones de los grandes descalabros en los ejércitos en lucha, que cuanto mayor es la mala intención, igual es la cantidad y calidad del daño que reciben y es de ellos mismos, más que de su enemigo.

Que en esta conflagración, no luchan sólo los hombres, se podría probar en todo momento y en cualquier caso con la metafísica y la razón; pero no hay para que estudiar al final del epílogo y sobre todo, los hechos son consumados y tocamos al gran desenlace por el gran trueno del que la tierra parirá un hijo y la luna tendrá hermano y más la guerra no existirá.


Entonces, todos se quejarán de sí mismos por su ceguera voluntaria, porque los misioneros y el Juez o Investigador han dado en todo tiempo los avisos y profilaxis para hacer menores los sufrimientos, dolores, luchas y guerras y los malos trabajadores y los vagos del todo, todo lo han mistificado.

¿Mas quién se excusará en la hora del trueno? Ni aun tampoco sentirán el terrible bamboleo, porque están ebrios, imbéciles y estúpidos, por las luchas de fieras que desmienten la cantada civilización Europea, que hoy pone de manifiesto la civilización “sui géneris” que es una confusión horrible y jardín zoológico, en el que no se hubiera servido alimento a las fieras y las mayores despedazan a las menores. Esa es la mentida civilización, porque es civilización religiosa; civilización cristiana y católica, que quiere decir, peligro de la humanidad.

En estos momentos paso yo por la más dura prueba de mi vida, por la que ningún hombre es capaz de soportar si no tiene la fe de sus obras, la convicción de una misión y aun así, se habrían de resentir del amor propio y me resiento yo, tal es la magnitud de la tragedia, que figurará como epílogo del libro rojo y a pesar de mi amargura, estoy escribiendo este epílogo, por si el libro debe ir a la imprenta en estos días.

En mi agonía sin igual, he clamado al Padre por el cumplimiento de sus promesas; reclamo que sea cumplida la sentencia de Isaías: “A los que te despojaron haré que coman sus carnes y se embriaguen en su propia sangre y sabrán que yo soy tu protector el fuerte Dios de Jacob”. Cúmplase.

Mi esfuerzo en el pedido de justicia ha sido grande; pedí al que retiene las fuerzas de la naturaleza, esperando órdenes, que mueva la palanca y en la misma hora se han sentido tremendos temblores en el oriente y el preludio del parto de la tierra queda marcado y no se hará esperar lustros.

El Espíritu de Verdad pide a los hombres un momento de armisticio para pensar, y no hacen lugar y esto obligará al sexto Angel a gritar: “Caída, caída es la Babilonia la grande”. Y el séptimo ángel, tocará su última nota y todo será consumado de las promesas de Hellí. Sólo así asomará la paz y para los trabajadores, sucumbiendo en el mismo los detractores.

Todas las calles de las ciudades populares y hasta de los pueblos y aldeas, están en este momento (1º de Mayo) llenas del elemento sano popular; son las mayorías; son los trabajadores salvados por su esfuerzo, que protestan de la guerra, que piden paz, pan y trabajo. “Más escuelas y menos frailes”, gritan frente a mi casa los manifestantes; “abajo los políticos de oficio”, gritan los hombres de razón; los divorciados de los gobiernos, parias de las religiones y el militarismo; dos entidades, que con la rentista, componen los tres parásitos, causa de todo el mal mundial en toda la vida de la humanidad terrena; pero cerca está el momento que cesará el canto de la internacional, para entonar el himno del vencedor, el himno de la comuna sin parcelas.

El luto que dejará el trueno que siento en estos momentos, no evitará el duelo y conflagración de la China, Japón e Indias y pondrá en el borde insalvable de la guerra a Norte América y en estas mismas horas se ultiman los preparativos de Italia la que arrastrará a Bulgaria y Grecia y no se esconderá Rumania, componiendo estos estados el tercer estado, que señala el Apocalipsis. Todo indica que es el principio del fin y que “la tierra se encenderá por sus cuatro costados y cuando el fuego llegara al centro, entonces será el gran trueno”, como lo aseguró el Espíritu de Verdad, en la manifestación que os he adelantado para cumplir mi deber de mostrarle al mundo que está esperando y el prometido vino y habló.

El Espíritu de Verdad vino y habló. ¿Está también el enviado de la justicia hecho hombre en la tierra? Jesús que lo prometió, dijo: “Yo vengo en nombre de mi Padre y no me recibís; mas otro vendrá y a aquél sí lo recibiréis. Pero en aquel día serán pesadas todas las cosas, y el Espíritu de Verdad justificará mis palabras”. Luego es justicia que esté ese que había de venir y el mundo recibiría. Luego los tiempos son cumplidos y Eloí es justificado en sus promesas y el mundo redimido, no por la sangre de Jesús, ni de otros mártires y Mesías, sino por el trabajo, por el esfuerzo propio de cada ser y, es justicia así también, que la guerra mate las causas de la guerra y la guerra mata religiones, militarismo y rentistas, empezando luego el trabajo digno de hombres en la paz y el hombre estará regenerado.

Que mi voz sea el sonoro clarín que haga despertar a los dormidos y somnolientos; que este mi segundo libro para la nueva era, sea el fuerte Sol que obligue a restregarse los ojos a los que despiertan y puedan mirar todas las cosas por su verdadero color, los hombres adelantados y trinos, es lo que pido al Padre. Buenos Aires, 2 de Mayo de 1915.


Octubre 4 de 1916. Vuelvo sobre este libro, con mayor dolor que hace un año cuando se me ordenó esperar, por los hechos de guerra acaecidos y por las demostraciones terribles de la naturaleza y los elementos para avisar al hombre y éste se ha hecho sordo de voluntad y por las tristes y deshonrosas consecuencias de la guerra en todos los órdenes de la vida y en el honor y dignidad de la mujer y niños inocentes y desvalidos.

Pero también tengo grandes alegrías, por que al fin con toda clase de penurias y estrecheces puedo cumplir todas las partes de las profecías, abriendo la “Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal”, la que se verificó el 19 de Marzo, en la hora justa marcada desde de Moisés. “Y contarte las 7 setimanas de años; siete veces siete años, cuarenta y nueve años; y en el séptimo mes de tus 50 años pasarás la voz de trompeta a toda la tierra y este año será de Jubileo a los hombres”; y, en esta fecha, cuenta la Escuela con instrumentos mediums valiosos y pasivos, desarrollados sólo en ella y el Maestro ya no se encuentra solo y tiene un instrumento secreto por el que, los Maestros se le comunican.

Otra de las alegrías que puedo contaros es, que también con supremo esfuerzo y con el minuto justo (según se dice en las profecías y promesas del Padre) el 18 de Agosto, a las 11 de la noche, se imprimía la última letra del “Método Supremo” a la 1 de la mañana del 19, cumplía mis años 50 y a esta hora, el libro está repartido y anunciado y el hombre ya tiene nombre; secreto perseguido por el Maestro Superior, para así llegar a la impresión de “Los Extremos se Tocan” y del “Profilaxis de la Vida”, sin lo cual, “no podrá llegarse a la Paz, aunque los hombres quieran”: promesa o sentencia dicha ha poco por el Maestro Superior “mientras los hombres no tengan en sus manos tres de los libros del archivo, la paz no será”. Y en consejo de hace unos días ordenó: “Tienes 3 meses de tiempo como máximum para imprimir “Los Extremos se Tocan” o enviarlo con cargo a los que no han querido cumplir su deber”; y empiezo a idear dónde sacaré los medios necesarios, aunque se me ha dicho que “vendrán de donde menos piense”.

Y dicho lo esencial para justificar la espera de la impresión, voy a hacer una triste exposición de los hechos de la naturaleza y los elementos, durante este año (amarguísimo y casi interminable para mí) y lo que se ve, (aun en esta tierra de promisión) como consecuencia de la guerra y será la última vergüenza que sonrojará, aun a los negros de color.


Libro: Los extremos se tocan

Autor: Joaquín Trincado


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