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Joaquín Trincado

El carácter

  • Foto del escritor: EMEDELACU
    EMEDELACU
  • 16 oct 2023
  • 3 Min. de lectura

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Como ya hemos argumentado lo bastante sobre los instintos y las pasiones y analizado la herencia y fenómenos fisiológicos que son las bases del carácter, vamos a seguir sencillamente ahora, exponiendo lo que es cada carácter.


Carácter quiere decir, un algo que permanece constante y en consecuencia invariable como un sello en el hombre.


El carácter se refiere al modo de obrar en las contingencias de la vida, con una norma peculiar para cada individuo; y que, en las circunstancias difíciles y graves, se estima como una cualidad preciosa, que dirige seguramente la conducta, sin ceder ni doblegarse ante las exigencias que le puedan hacer variar de derrotero su vida honesta y buena, formada en su constante modo de ser.


Este es un concepto vulgar pero exacto y probado en demasía en la experiencia de los hechos ejecutados por el hombre, en una larga serie de años y experimentos.


Si pues, si el carácter se refiere a las determinaciones voluntarias y a la vida activa y práctica en las diversas relaciones del hombre con los miembros sociales, debe tener dos propiedades predominantes, típicas, por las cuales un carácter, es un molde o una forma del modo de proceder.


La primera propiedad es la constancia de determinarse por motivos que se refieren a determinados móviles siempre eficaces; la segunda propiedad es la resistencia a motivos que otras veces han predominado en la lucha con los otros motivos preponderantes.


Al llegar el hombre a la madurez, todas sus pasiones tienden a orientarse y equilibrarse definitivamente. Tal orientación y tal equilibrio, son debidos en primer lugar, a las influencias indicadas en las leyes generales del hábito; en segundo término, a la reflexión que somete a la deliberación de los impulsos personales, y, finalmente, a la experiencia de la vida que, multiplicando los impulsos facilita su contrapeso, dentro de la razón.


Resulta, por consiguiente, que las pasiones evolucionando en el hombre, de homogéneas a heterogéneas y predominando al principio en la espontaneidad, acaban por ser sometidas habitualmente al discernimiento, para concurrir en los movimientos de la libertad.

Pues bien, este equilibrio final de las pasiones orientadas preferentemente en el sentido de los actos del individuo, cuando los hace habituales en estado de razón, constituyen el carácter.


Como se ve, los caracteres deben necesariamente coincidir con las demás calidades sintéticas del hombre: tipo físico, temperamento, gusto y criterio. Y por lo general, los caracteres individuales se clasifican de acuerdo con el elemento predominante de los mencionados, según que los actos obedezcan a las predisposiciones, a las inclinaciones, a los gustos, o a los juicios intelectuales.


De ahí las tendencias llamadas aficiones y que distinguen al ignorante del sabio, al inculto del artista.


A pesar de esto, el carácter es aquel que contribuye con el criterio en la razón humana, cuando obra como energía habitual de la libertad, para realizar lo que el discernimiento ha concebido, mediante el criterio reflexivo.


En concreto que, el carácter, como calidad individual, equivale al gobierno Racional de las pasiones libre y reflexivo. Es decir, que se trata de una fuerza moderada y moderadora que al constituir los llamados grandes caracteres, los aleja tanto del estímulo represivo, como de la espontaneidad excesiva de los impulsos y emociones que concurren en cada pasión humana.


Tenemos una clasificación de caracteres humanos hecha por Malapert de acuerdo con sus modalidades Psicológicas predominantes, que a falta de otra mejor la vamos a exponer por párrafos, para anotar sobre ella lo que haya lugar, para mejorar y elevar su valor.


Libro: Filosofía Austera Racional

Autor: Joaquín Trincado

 
 
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