Conclusiones para apreciar las causas
- EMEDELACU

- 23 oct 2023
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Actualizado: 26 oct 2023

Es la continuación del estudio anterior lo que seguimos; pero creemos necesaria la división para la mejor didáctica y fácil comprensión del estudiante.
Hemos comprendido en el párrafo anterior lo que se ha tenido en ciencia por causas universales, que se complementan con nuestros comentarios insertos de las leyes matrices de afinidad y justicia, digamos brazos de la ley madre y única de Amor; únicas leyes poderosas que pueden causar el gran efecto de la creación del alma humana, que descubrimos en su lugar.
Pasemos, pues, a las indagaciones científicas, para llegar a conclusiones para apreciar las causas.
1°. Predicciones de lo porvenir: en éstas, el hecho debe ser inferido como una consecuencia o un efecto. Concurren, por consiguiente, no solamente los datos particulares en cuya virtud inducimos la relación general que vincula, sino que el raciocinio inductivo nos lleva hasta el resultado probable de los antecedentes; por ejemplo, un eclipse, es deducido de cálculos basados en la permanencia de las leyes que rigen la gravitación universal; permanencia inferida inductivamente, por hechos anteriores.
2°. Explicaciones de lo presente: en éstas, deben ser inferidas las inducciones a qué obedece el hecho, sirviendo esta verificación para el razonamiento deductivo, en cuya virtud, lo absurdo debe ser una consecuencia de lo inferido.
Si vemos huir a un individuo manchado de sangre, su actitud y su aspecto nos infiere que debe ser autor de un crimen y de esto deducimos las circunstancias concomitantes y susceptibles de verificación del hecho criminoso: ofensa, accidente, arma y víctima.
3°. Reproducciones del pasado: en estas concurren mayor número de elementos que en las precedentes, dominando los deductivos. El hecho aparece como una consecuencia o un efecto, cuyas causas pueden ser inducidas como si se tratase de un fenómeno presente o futuro: pero en este caso, los medios de verificación son abundantes: en el primer lugar podemos deducir las consecuencias lógicas del efecto, según las causas supuestas y compararlas con las naturales. Los agentes policiales por ejemplo y los jueces instructores, hacen uso de este género de razonamientos mixtos en los sumarios criminales. Los historiadores proceden de igual manera para reconstruir ciertos acontecimientos históricos, explicar sus causas, o indicar sus efectos y consecuencias.
Pero el valor de un proceso jurídico, lo mismo que el de un tratado histórico depende mucho más de la moral delicada y conciencia recta del autor, en tratar las concomitancias consecuentes en su verdadero valor, que de los documentos relatantes; de los que sí se puede tener fe en los hechos acaecidos, pueden (y generalmente es así) estar abultados y aun dando valor a protagonistas no merecedores de todo el laurel o cargo: hay parcialidad, por una inducción muchas veces de afinidad y otras por influencia de clase, nombre y representación.
Vicio que observamos en la casi totalidad de los juicios e historia, lo que no debe observarse después de estos Cursos Austeros de Filosofía, de la que todos deben tomar el caudal necesario de moral y justicia.
El prejuicio tiene tal influencia en las predicciones y reproducciones, que no nos costaría nada entrar al estudio de cualquier proceso jurídico o policial y señalar la nulidad de todo lo actuado, por causa del prejuicio que obliga a ver las cosas bajo un prisma vicioso, inferido por la herencia de supremacías y diferencias de clases que han creado un sinfín de errores que ocasionaron los desastres humanos que presenciamos.
Para el vaticinio o predicción se requiere sobre todo, el conocimiento perfecto de los hechos ocurridos en largos siglos, que estén relatados con el mayor acopio de datos: verídicos, para entonces y en posesión de toda la ciencia, matemática, astronómica, social, etc., amén de la cantidad de moral eficiente y su espíritu despierto para que inspire a la materia, podrá predecir con probabilidades los hechos que ocurrirán por ley: más no podrá nunca precisar hora ni aún tampoco día; porque no existe día, ni noche, ni hora, tratándose de la división del tiempo, que es uno e indivisible, aunque nosotros lo utilicemos por segundos.
No existiendo, pues, en el tiempo esas medidas, tan pronto un hombre vaticina, predice un hecho de la naturaleza, con hora, día o año, es un falso profeta: un detractor.
Aun los decretos inflexibles del Creador, no pueden fijar el momento preciso, por la razón suprema del libre albedrío que tiene el espíritu y el hombre, de trabajar más o menos; de adelantar o detenerse, y es esto precisamente lo que hace llegar las evoluciones y las epopeyas marcadas por el Creador, en la cadena sin fin de la vida de cada mundo y de cada existencia de los hombres, por lo cual no es posible predecir para una hora fija.
Por tanto, las predicciones por cualquiera que sean hechas con determinaciones de hora, día y año, referente a hechos de las evoluciones universales, llevan un sello de ignorancia del conocimiento de la ley y es detractor de la ley y falso profeta.
En lo que se refiere a la Astronomía ya es más fácil, porque esas leyes no dependen de la voluntad y albedrío del hombre.
Creemos (con esta explicación) haber puesto un jalón seguro y prudente, para los que se ocupan del vaticinio y predicción de hechos posibles, por la deducción de hechos anteriores y vamos a estudiar algo sobre la observación y el experimento.
Libro: Filosofía Austera Racional, Cuarta Parte.
Autor: Joaquín Trincado
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